Nos encanta la juerga

Fíjense si nos encanta la juerga que cada año vienen a España millones de turistas a pasárselo bien. En muchos casos, mientras nosotros nos llevamos la fama ellos cardan la lana.

Este año en curso ha sido, precisamente, una hemorragia de puentes y de largos fines de semana que, quiérase o no, afecta a nuestra productividad, no ya por el menor número de días trabajados, sino por la somnolencia e hipoquinesia derivados de la fiesta.

Afortunadamente para algunos y tristemente para los demás, viene un año con un único puente a escala nacional, el del 15 de agosto. Ya ven qué paradoja: en un mundo cada vez más laico y descreído nos agarramos con fervor a la Asunción a los cielos de la Virgen María para sacarle un rendimiento festivo al asunto.

Lo importante es que la fiesta no decaiga. Por eso, los universitarios salmantinos, de regreso en sus casas el 31 de diciembre, adelantan la celebración del Fin de Año para disfrutarla todos juntos. Más llamativo aún es lo de los granadinos de Bérchules, que aprovechan la aglomeración de Agosto para sumar miles de foráneos al acontecimiento adelantado.

Ahora le toca el turno a Halloween, importada hace cuatro días, como quien dice, de los Estados Unidos cuando lleva siglos siendo la conmemoración cristiana de los Santos Difuntos, claro que con un contenido fúnebre y religioso muchísimo más aburrido que esa fiesta de disfraces en que se ha convertido la juerga fantasmal y lúdica del "truco o trato".

Ya ven, pues, lo que nos encanta divertirnos. Y, con todo, aún queda gente que dice que los españoles somos unos tíos estirados y aburridos?