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El Obrero Consciente. 130 años del Sindicato Unión General de Trabajadores(III)
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El Obrero Consciente. 130 años del Sindicato Unión General de Trabajadores(III)

Actualizado 23/10/2018
Miguel Ángel Perfecto

A lo largo del siglo XX, el Sindicato UGT ha pasado por distintos periodos en íntima relación con la difícil historia de España.

Un primer momento de fortalecimiento del sindicalismo socialista bajo el liderazgo de Pablo Iglesias, el obrero tipógrafo fundador del PSOE, elegido Presidente de UGT en 1899, cargo que desempeñará hasta su muerte en 1925.

Un segundo momento durante la Segunda República y la Guerra Civil donde destaca una profunda división entre el Sindicato y el Partido con Francisco Largo Caballero, el líder del Sindicato enfrentado con Indalecio Prieto y Julián Besteiro, líderes de distintas corrientes de opinión en el PSOE y la UGT.

Un tercer momento de persecución y clandestinidad, consecuencia de la victoria en la guerra civil de Francisco Franco y la implantación de un Sindicato único controlado por Falange española, el Sindicato Vertical. Y finalmente, un cuarto momento dominado por la transición y consolidación de un régimen democrático con libertades individuales y colectivas.

El periodo que va de 1902 a 1930 se caracteriza por dos cuestiones importantes, los comienzos de la legislación social en España por obra de Gobiernos conservadores y la progresiva aproximación entre el Sindicato UGT y el PSOE hasta el punto de plantearse en 1915 la participación de la UGT en los Congresos del PSOE.

Con las leyes sobre accidentes de trabajo (1900), Mujeres y Menores del mismo año y Descanso Dominical de 1904 se inaugura la legislación obrera en España, legislación preparada y elaborada desde 1903 por el Instituto de

Reformas Sociales, si bien su cumplimiento fue más bien escaso.

En este mismo período destaca la aprobación de las leyes de Conciliación y Arbitraje industrial y de Tribunales Industriales de 1908, germen del futuro modelo corporativo de la Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930).

La acción de UGT se centró en la defensa de los trabajadores afectados por la crisis económica, consecuencia de la postguerra mundial del 14, intentar evitar la escisión sindical como consecuencia de la aparición del PCE en 1920 y mantener a toda costa la organización sindical en la época de la Dictadura de Primo de Rivera entre 1923 y 1930. Su gran fracaso, la huelga general revolucionaria de 1917 junto con los anarquistas que dejó una huella perdurable en el sindicato.

El gran crecimiento de la UGT se produjo con la caída de la Dictadura en 1930 y tuvo que ver con la creación de la Federación de Trabajadores de la Tierra que agrupaba a jornaleros y campesinos que se convirtió en la principal organización de la UGT.

Durante la Segunda República las tensiones entre Sindicato y Partido se acentuaron, el sucesor de Pablo Iglesias Julián Besteiro se enfrentaba con el líder de UGT, Francisco Largo Caballero, enfrentamientos que tenían que ver con la independencia o no del Sindicato respecto al Partido y sobre la participación o no en Gobiernos republicanos. Al final, Francisco Largo Caballero consiguió en 1932 y 1935 las presidencias de UGT y el PSOE con la oposición de Besteiro e Indalecio Prieto. Durante este tiempo el crecimiento de UGT fue enorme con un millón de afiliados en 1932, un tercio de sindicación campesina.

Es posible que en este crecimiento tuviera que ver la presencia de Francisco Largo Caballero como ministro de Trabajo en el primer Gabinete republicano y su política de reformas sociales en la industria y la agricultura (Jurados Mixtos o la Ley de control obrero).

La huelga general de Asturias de 1934 junto con los anarquistas en contra del Gobierno de Alejandro Lerroux y la represión feroz subsiguiente que cerró las Casas del Pueblo y encarceló a cientos de obreros aumentó las divisiones internas del socialismo español e impulsó una mayor radicalización del sindicato presidido igual que el Partido por Largo Caballero.

Tras las elecciones de 1936 ganadas por el Frente Popular, el nuevo Gobierno se apresuró a amnistiar a los presos por los sucesos de Asturias de 1934 en un momento de profundas tensiones sociales y políticas.

Los socialistas divididos entre partidarios de Indalecio Prieto, Julián Besteiro y Largo Caballero debatían sobre su participación o no en el nuevo Gobierno, algo indeseado por Julián Besteiro dada, según él, la experiencia fallida anterior.

Tras la guerra civil ganada por los sublevados, el Partido Socialista y el Sindicato UGT pasan a la clandestinidad y al exilio, miles de afiliados abarrotan las cárceles franquistas y muchos son condenados a muerte por el supuesto delito de "auxilio a la rebelión". Durante 40 años los trabajadores fueron obligados junto con los empresarios a ingresar y financiar el Sindicato Vertical controlado por Falange, cuyo Jefe supremo era Francisco Franco.

La reconstrucción del Sindicato UGT fue muy difícil y dolorosa y los órganos de dirección funcionaban en Francia bajo la presidencia de Trifón Gómez y Rodolfo Llopis después.

Los planteamientos de los viejos socialistas exiliados se movían entre el europeísmo y el más feroz anticomunismo, impidiendo acuerdos con los comunistas españoles y rechazando la participación de UGT en las elecciones de enlaces sindicales del franquismo. La falta de renovación del liderazgo dio como resultado el retroceso dentro de España y el ascenso de un nuevo sindicato clandestino Comisiones Obreras cercano al PCE.

A partir de 1963 se inicia la reconstrucción de UGT dentro de España logrando una sólida implantación en el Sector del Metal sobre todo en el Pais Vasco. La crisis interna de 1969 y la rebelión contra la dirección exterior propició elegir a un Secretario General de UGT en el Interior de España en la persona de Nicolás Redondo en el XI Congreso, cargo que desempeñará hasta 1994.

A la altura de 1976 en plena transición democrática, la UGT contaba ya con unos sesenta mil afiliados que se multiplicarán por diez en los comienzos de la democracia. Empezaba una ilusionante etapa de democracia y libertades, pero esa es ya otra historia.

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