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ACTUACIÓN NÚMERO 225

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Actualizado 15/08/2018
Redacción

SAN DOMINGO DE HERGÜIJUELA | Ayer martes el grupo de Teatro 'Lazarillo de Tormes' representó su montaje 'Teresa, la jardinera de la luz' en el marco del conjunto de actuaciones que la Diputación de Salamanca está patrocinando para conmemorar el Año Jubi

Aunque no cabe duda de la fuerza de la palabra, oral o escrita, bien es cierto también que muchas veces y como dice el refrán "obras son amores y no buenas razones". Esto parece estar sucediendo con la obra de teatro Teresa, la jardinera de la luz, que aunque encierra en sí misma toda la fuerza de las palabras, y tantas elogiosas se han dicho de ella, sin embargo cada actuación que sus actores responsables, el grupo de teatro 'Lazarillo de Tormes', lleva a cabo, tiene una impronta novedosa, singular, que la hace diferente. A pesar de haber sido vista en varias ocasiones por algunos espectadores, todos parecen estar de acuerdo en la capacidad de sorprender que cada representación conlleva, y que deriva sin duda del enfoque especial que este grupo teatral ha sabido dar de alguien tan inaccesible como parecía ser la figura de Teresa de Jesús. Ahora sus palabras se acercan sencillas y cercanas; nos devuelven su auténtica imagen de mujer y la puesta en escena en torno a su vida mortal es el mejor altavoz para oírla en hechos y palabras.

La acogida sencilla y emocionada por todo tipo de público que la ha disfrutado dentro y fuera de nuestras fronteras salmantinas, porque salmantino es 'Lazarillo de Tormes', la han convertido en la mejor oferta cultural para acercar la figura de la carmelita en su Año Jubilar. La Diputación de Salamanca así lo ha creído también y no ha dudado en facilitar la tarea de que la luz de esta especial "jardinera" siga deleitando por tantos caminos, como los que ella recorriera. No es de sorprender pues que localidades tan pequeñas como la de san Domingo, pedanía de otro Ayuntamiento, haya querido también que sus vecinos tuvieran la oportunidad de acogerla en el particular escenario que esta obra demanda y que posee todo lugar al que llega.

El encanto de san Domingo, forma familiar en la que sus vecinos siempre han llamado a la localidad de santo Domingo de Herguijuela, conserva su mayor atractivo en sus gentes y el tranquilo paseo por sus calles enmarcadas en bellos paisajes. Pero posee también el elemento imprescindible para que la sorprendente historia que se nos narra en Teresa, la jardinera de la luz, sea posible. Porque cualquier población, por pequeña que sea puede ofrecer su iglesia, y dentro, frente a su altar donde todo se desarrolla, los bancos se convierten en un patio de butacas donde curiosamente los asistentes sienten todas las energías que de sus vidas están allí presentes, porque el relato de los hechos que en escena se desarrollan, adquieren una dimensión humana fácilmente comprensible para todos.

Un grupo de hermanas carmelitas llegan polvorientas a san Domingo, que como cualquier localidad, se somete a la magia que trae consigo Teresa, la jardinera de la luz y se convierte en Alba de Tormes. Su parroquia de san Mateo, en cuyo honor celebran fiestas en agosto para compartirlas con los que viven fuera del pueblo, ha conocido de primera mano durante tantos siglos, cómo las emociones y sentimientos humanos a todos aúnan. Y en san Domingo que lleva el nombre de uno de los más grandes predicadores de la Historia, la atención se centraba no sólo en la magnífica oratoria del actor que encarnaba a un padre dominico, enviado de La Inquisición, sino también en la espontaneidad dialéctica que encerraban las palabras de unas sencillas monjas. Es tal la obviedad de éstas, que los hechos contados se llenan de sentido delante de la pomposidad de otras impuestas, preestablecidas, que juzgan desde la ignorancia.

Los vecinos de san Domingo tienen la curiosa costumbre de marcar a sus animales con el escudo de su localidad para evitar pérdidas y confusiones. La seña de identidad que convierte en únicas a las actrices que encarnan a las hermanas de Teresa, son unos rudos y sencillos hábitos, que a la luz de la fuerte personalidad, rica en cualquier faceta que de su madre nos presentan, parecen la seña que significa la libertad, valentía, espiritualidad por encima de lo superficial, y una elección de vida que da sentido a la humanidad de cualquier hombre. El que aparece subido al púlpito, a pesar de la altura desde la que se impone, y con una oratoria que impresiona, con la buena formación de la Orden a la que pertenece, ayuda a entender cómo la vida de una mujer, da valor a las palabras por ella vividas y no escritas en el libro del cerrado hermetismo. Abiertos sin embargo fueron una vez más los aplausos de unas gentes entre los acordes del órgano en el que interpreta música renacentista durante todo el montaje las manos de otro maestro, Salinas, y que para Teresa de Jesús fue el último fogonazo de luz en esta calurosa tarde de agosto.

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