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Descubrir la belleza
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206ª representación de 'teresa, la jardinera de la luz'

Descubrir la belleza

Actualizado 09/07/2018
Redacción

PUEBLA DE SAN MEDEL | Ayer domingo 8 de julio el grupo de Teatro 'Lazarillo de Tormes' representó la obra de Denis Rafter en el marco del conjunto de actuaciones que la Diputación de Salamanca está patrocinando para conmemorar el Año Jubilar Teresiano

En plena comarca de la Sierra de Béjar, cerca de alturas donde las nieves viven a perpetuidad y donde son más llevaderos los rigores del verano, se encuentra Puebla de san Medel, rodeado de una suerte de belleza mágica pues los bosques de robles y castaños que la envuelven y el aroma de tomillo que perfuma el aire transporta el espíritu a otra dimensión más limpia, más clara. En un tiempo perteneció a la provincia de Ávila y más tarde por cuestiones políticas o de reparto territorial pasó a enmarcarse en tierras leonesas para formar parte finalmente de la provincia salmantina. Muchas huellas han quedado en sus sendas y muchos de sus moradores las recorrieron para ir a otros lugares donde el progreso y una vida más cómoda les esperaba, dado que su ubicación en territorio tan apartado y mal comunicado no les favorecía. Sin embargo la nostalgia del lugar al que se pertenece hace que cada verano esta localidad vuelva a recibir a muchos de aquellos que ya no la habitan durante todo el año. Por eso es la época más adecuada para compartir todo lo que hace que la comunidad viva en armonía y relajación. En otra época ya lejana, una mujer nacida en Ávila dejó sus raíces para emprender un largo recorrido por muchos caminos en pos de un ideal que compartir con otros, y así acabó su estancia terrenal mientras viajaba por tierras salmantinas. Se llamaba Teresa de Jesús, fue monja carmelita y vivió en el siglo XVI.

Para dar a conocer a esta mujer el grupo de teatro 'Lazarillo de Tormes' ha viajado también por infinidad de caminos con una obra que nos la presenta desde este punto de vista tan humano, y que explica la estela indeleble que ha dejado como ese aroma que da constancia de la presencia de alguien. Teresa, la jardinera de la luz es el gran trabajo que estos actores presentan para descubrir a una persona que subida en los altares a lo largo de siglos, se acerca ahora a nosotros con la naturalidad con la que vivió, descubriendo así todas las facetas de su personalidad. Es el paseo por una época restrictiva donde alguien como Teresa, tan sólo una mujer decidió tomar las riendas de su vida y cambiar la de otros con la fuerza y seguridad que da la convicción de caminar con la verdad. Y los grandes hombres cayeron a sus pies, pero muchos de sus esbirros buscaron su destrucción. No sólo la frescura del guión que Teresa, la jardinera de la luz ofrece, sino la calidad interpretativa de sus actores, consiguen transportar a los espectadores al momento exacto en que se producen los acontecimientos narrados. Y los de Puebla de san Medel no fueron menos, confirmando así la buena fama que precedía al montaje, con el que la Diputación ha sabido hacer una magnífica oferta para llevarlo a cualquier municipio salmantino.

Una vez más fue san Pedro Apóstol, regente de la parroquia de Puebla de san Medel, el que utilizara sus famosas llaves para que unas cansadas hermanas carmelitas llegaran hasta el altar que se iba a convertir en el escenario perfecto en que nos hablan de la vida de su madre, de sus enseñanzas, de la obviedad de sus actos, además de divertirse con sus bellos poemas, leer sus cartas y relatar los avatares de sus fundaciones, mientras una voz masculina desde lo alto de un púlpito pide explicaciones ante tanto atrevimiento. Y así un público admirado que enseguida se ha situado con los personajes en Alba de Tormes, va conociendo que se está hablando de tan sólo una mujer, de seductora inteligencia, lúcida humildad y resistente paciencia, que bajo el hábito de lana de oveja que visten también sus hermanas fue libre y no le importó ni el frío ni el calor, ni las amenazas humanas. Claro ejemplo de ello son las espontáneas palabras de unas monjas que hablan del rey y el Inquisidor General del reino con la misma gracia con la que los trataba su madre.

Desde la primera sandalia que se ajusta a un pie cansado, pasando por todas las bellas escenas de la obra llena de matices y emociones, que envuelven los acordes renacentistas de un órgano que acompaña las canciones de toda la representación, hasta que unos pétalos de rosa caen encima de una capa, los espectadores de Puebla de san Medel se entregaron a lo visto y oído, tan desconocido de lo anterior, o simplemente novedoso, que puso luz de atardecer a una iglesia que también guardará entre sus muros este encuentro con Teresa, como tantos otros que sus habitantes han vivido allí.

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