Ada Colau 1, Gobierno 0

En el desafío independentista catalán, la casualidad ha querido que debamos soportar tres "derbis" consecutivos: la manifestación del pasado 26-A, la Diada del 12-S y el intento de referéndum del 1-O. El primer "partido" ya se ha jugado y el planteamiento puesto en juego por Ada Colau ha sido un completo éxito para los suyos. La primera ventaja la ha sacado de la "alineación" y, además, la táctica empleada ha desconcertado al contrario. El amable lector sabe que esto no pretende ser una crónica deportiva, porque el tema es mucho más serio; pero el símil bien vale para sacar conclusiones.

Cuando se anunció la celebración de esa manifestación, su finalidad y los asistentes a la misma, en cualquier otro contexto distinto a la Cataluña actual todo el mundo habría considerado la oportunidad del acto. Así ha sucedido en las capitales que han sufrido otros atentados terroristas. Aquí no era necesario ser gafe ni pesimista para presumir que se aprovecharía el acto para dejar clara su resolución independentista y, de paso, tergiversar los hechos hasta responsabilizar de los mismos a la Corona y el Gobierno, olvidándose de los verdaderos culpables.

Se supone que tres deberían ser los fines de la manifestación: homenaje a las víctimas, rechazo del terrorismo yihadista y, por último, estrechamiento de los lazos de unión entre todas fuerzas políticas en la lucha contra los terroristas. O yo vi otra manifestación, o en ésta no se cumplió ninguno. La minoría antisistema que sostiene el gobierno de la Generalidad chantajeó a la alcaldesa de Barcelona amenazando con su no presencia en el acto si acudían Felipe VI y Rajoy. La Sra. Colau, que no pocas veces ha puesto de manifiesto lo grande que ve viene el cargo, en esta ocasión ha demostrado tener más cintura que Rajoy, organizando la disposición de la marcha de forma que resultara mucho más fácil potenciar la labor de sus "centrocampistas". Lo que al principio llamábamos la alineación. No hace falta ser un lince, repito, para deducir lo que podía esperarse de esa encerrona. La noche de la manifestación escuché a un maestro de periodistas que, más que estar sorprendido, declaraba su tristeza porque se había olvidado a las víctimas y, como cabía esperar, había quedado de manifiesto la profunda desunión entre los asistentes, por más que pretendieran aparentar lo contrario. Una vez más se demuestra que los hijos de las tinieblas han vuelto a comerles la merienda a los hijos de la luz. Estratégicamente distribuidos, los independentistas-que recordemos, no son mayoría- han cumplido a la perfección la táctica de su entrenador: silbidos y abucheos a los de "Madrit" y colocar, bien visibles, las pancartas contra la Monarquía y el Gobierno: "Vuestras políticas, nuestros muertos". La Generalidad aumenta su deuda y desatiende los servicios básicos pero, en esta ocasión, no se ha parado en barras y la profusión de carteles hace suponer un gasto nada despreciable. Para que no faltara nada, allí estaba ?bien grande- la famosa foto de las Azores. Han aprovechado al máximo la importante pantalla de los medios internacionales, hábilmente manejados ¿No estábamos homenajeando a unas víctimas y condenando el terrorismo? Se nota la vigencia de las muletas empleadas el 11-M y en la acampada de la Puerta del Sol. Cierras los ojos y, sea cual sea el motivo, las voces siempre son las mismas.

El primer encuentro lo ha perdido claramente Rajoy. Mejor dicho, lo hemos perdido todos los españoles, incluidos los muchos catalanes que no comulgan con los independentistas. Hemos aprendido ?algunos ya lo sabíamos- que los actuales dirigentes catalanes no son de fiar. Para los próximos encuentros no se deberá menospreciar al adversario; habrá que marcar estrechamente a los organizadores del juego, cuidando escrupulosamente el terreno y, a ser posible, no "regarlo" demasiado para evitar que los malabaristas hagan de las suyas. Parcela muy importante deberá ser la aplicación estricta del reglamento y el empleo inmisericorde de las tarjetas amarillas ?o rojas- si fuera necesario.

Conviene no olvidar, tampoco, que los dos próximos partidos volvemos a jugarlos fuera de casa y la afición tratará - por todos los medios- de influir en las decisiones del árbitro. El acta arbitral deberá marcar la pauta al Comité de Competición y, si algún jugador es merecedor de pasarse en el banquillo alguno de los partidos pendientes, no deberá temblarle la mano a la hora de la sanción- que será ratificada por el Comité de Apelación-.

Esta primera derrota ?al menos moral- deberá abrir los ojos a quien piense que los independistas van a tener miedo a la hora de plasmar sus planes. El "No tinc por" hay que traducirlo como: No tenemos miedo al Gobierno Central y celebraremos el referéndum, sí o sí. El Sr. Puigdemont se jacta de haber adquirido ya 6.000 urnas. Por si fuera digno de tenerse en cuenta, ante las críticas que han recibido los mossos d´escuadra con ocasión del atentado, la Generalidad se ha apresurado a defender a su policía autonómica, trasladando la responsabilidad a la actuación del Gobierno de Madrid, y, por otra parte, a contrarrestar esas críticas condecorando a los suyos, y excluyendo al resto. ¿No estaremos ante otra forma de predisponer conductas en posibles enfrentamientos legales? El Sr. Rajoy, de forma tajante, repite que no habrá referéndum; yo no me fío. Queda tiempo suficiente para entrenar los más mínimos detalles. Que nadie vuelva a ser sorprendido.