Lutero 500 años

Esta vez toca hablar de Alemania, donde estoy asistiendo a un gran congreso con motivo de la conmemoración de los 500 años de la Reforma de Lutero. Asistimos más de 300 personas: de Alemania, por supuesto, la mayoría; de Bélgica, de Inglaterra, de Francia, de Kenia, de Colombia, de Polonia, de Rumanía, de Suiza, de Eslovaquia, de Chequia, de Hungría, y 40 españoles.

Lo primero que nos ha tocado hacer es sumergirnos en la realidad y mentalidad alemanas, con toda la rémora y dificultades de comunicación del lenguaje. Y nuestra puerta de entrada fue Berlín. Con los restos de la dominación rusa, que todavía se manifiestan, sobre todo en las mastodónticas construcciones típicas de la administración, o desadministración soviética. Curiosamente, nuestro Hotel era un inmenso mastodonte de cerca de cuarenta pisos, situado en la céntrica plaza de Alexanderplatz, y con un continuo fluir de turistas que iban y venían.

En Berlín visitamos la gran Catedral evangélico-luterana, la iglesia de Santa María y la de San Nicolás, ahora convertida en museo. Los protestantes no quieren saber nada de los santos. Por eso, la iglesia a la que, cuando era católica, llamaban de Santa María, ahora es simplemente la iglesia de María. Y la de San Nicolás es en este momento la iglesia de Nicolás. Curiosamente en esta iglesia, convertida ahora en museo, nos encontramos con una imagen en venta de "San" Lutero. Contradicciones de la vida.

Berlín tiene muchos y muy buenos museos, sobre todo de arte clásico. Pero nosotros no estábamos para museos, en los que, además, había que hacer una larga cola para poder entrar.

Es el nuevo Berlín, trasformado, moderno, con buenas comunicaciones y abundantes zonas verdes. Pero todavía pudimos ver la Puerta de Brandenburgo y lo que queda del famoso muro de Berlín. Y también un memorial del holocausto. Para que todo quede completo.

Los otros lugares de situación que hemos visitado son los propios de las peripecias religiosas y reformadoras de Lutero. Hemos visitado Erfurt, el lugar donde se hizo fraile agustino Martín Lutero, y donde estudió, sobre todo las disciplinas bíblicas, que luego lo marcarían para siempre en toda su acción pastoral de traducciones de la biblia al alemán de los campesinos y pescadores, y del pueblo en general. Aún se conservan restos del monasterio agustino que ya, por supuesto, no está habitado por frailes, pero que mantiene tendencias de tipo cultural. En Erfurt sobresalen las maravillosas iglesias, en una de las cuales recibió Lutero el sacramento de la confirmación.

La segunda ciudad visitada es la de Torgau, entonces capital de la región-estado de Sajonia, de cuyo príncipe elector Lutero recibió gran apoyo económico, moral, político y religioso, especialmente ayudándole a llevar adelante la reforma. Se conservan el castillo del príncipe, la iglesia del castillo y, dentro del recinto de éste, la primera iglesia construida por Lutero basándose en las ideas doctrinales del protestantismo: una mesa de altar, un gran órgano y, sobre todo, el hermoso y destacado púlpito, centro de la comunicación de la palabra. Curiosamente, aunque son totalmente eliminados los santos, abundan, y de modo destacado, un buen número de ángeles.

Torgau es, además, el lugar donde Lutero celebró el primer bautismo en lengua alemana; hasta entonces se habían celebrado en latín. Allí se encuentra Lutero también con un convento de monjas, algunas de las cuales se llevaría a Wittenberg, el lugar en cuya universidad él enseñaba la teología. Y de ellas una, Catalina de Bora, terminaría siendo su mujer, cuando él rechazó la obligatoriedad de la práctica del celibato para sacerdotes, religiosos y monjas. Catalina le dio seis hijos, fue su fiel administradora y, muerto ya él, marchó a Torgau huyendo de la peste negra, y se encontró con un accidente del coche de caballos, muriendo poco después en la misma Torgau a causa de las heridas recibidas.

El congreso ecuménico se celebra, finalmente, en la ciudad de Wittenberg, en cuya universidad enseñaba Lutero y donde vivía en su casa acompañado por su mujer Catalina. En la puerta de la iglesia del castillo fijó Lutero, o lo hicieron otros por él, las 95 tesis sobre las indulgencias, que le llevaron a enfrentarse con el Papa y poco después a una ruptura total con Roma. La divulgación de las 95 tesis tuvo lugar en el año 1517, y se suele considerar como el inicio de la reforma luterana. Es por eso por lo que este año se están celebrando con multitud de actos académicos, religiosos y culturales los 500 años de la reforma de Lutero.

Los luteranos han querido celebrar el acontecimiento haciendo partícipes también a los católicos. Y por eso, de la mano de la Asociación Ecuménica Internacional (la IEF), a la que pertenecemos, hemos celebrado conjuntamente este Congreso de gran relieve y del más abundante fruto. Siguiendo los pasos del Papa Francisco, las diversas denominaciones cristianas vamos alcanzando caminos de encuentro y esperamos que un día el encuentro sea total y definitivo.