Demóstenes, Castelar, bodas, bautizos… y comuniones

Mis peluqueras ?sí, las tengo aunque las visito poco- están felices con esta temporada de graduaciones, bodas, bautizos y comuniones. Cualquier excusa es buena para plantarnos un tocado, los taconazos y el vestido asimétrico con la tela de la cortina de la abuela en plan Echeverría. Qué horror, por suerte mis hermanos y amigos no celebran tan magno acontecimiento que debería limitarse al plano más familiar y a la sencillez más evangélica. Pero claro, cualquier motivo es ocasión para salir en el Hola y subir el negocio de ropa, peluquería, comilonas y regalos. Nada, que me he vuelto práctica y todo lo que sirva para consumir y crear empleo me parece bien. Ponerme el tacón y el tocado es otra cosa, lo mío es ir descalza, despeinada y con gana de bronca política?

Porque no todo es celebración calurosa estos días en los que nos hemos dado cuenta de que ni Demóstenes ni Castelar. A nuestra Montero le sobra cabreo ?una sesión de logopeda le vendría maravillosamente para ser una parlamentaria de fuste que evite ese tono desabrido- y razones, a Raroy trabalenguas y a cierto vasco, talento. Lo reconozco, me he tragado el debate para llegar a la conclusión de que hay que hablar, y más, a ver si nuestros políticos alcanzan la excelencia poniéndose de acuerdo y haciéndole caso a Pastor, auténtica ganadora del mismo. Que sí, que Hernando es un ejemplo de lo que no se debe ser, que Montero promete y que de nuevo, lo de Iglesias tiene vías de seguir en la más absoluta de las autopromociones. Lo repito, el señor puede tener razón, pero su discurso es tan prepotente que se hace antipático, desagradable y en algunos casos léase Cataluña, cuidadosamente ambiguo donde no puede serlo. A su lado, Montero brilla como esas monedas que encontramos de casualidad y que al frotarlas, muestran toda su importancia. Cierto que llegó en las peores condiciones, cierto que hay que aquilatar sus finezas como decía Sor Juana Inés de la Cruz y visitar a un experto en habla para que reduzca su tono un par de grados Kelvin? pero ahí está, sensata, perfecta, excesivamente prolija pero llena de energía y de saber hablar, saber estar y saber que dentro de poco, le va a hacer sombra a un líder excesivo. Iglesias tiene algo que nos provoca rechazo, un tono cuasi paternal en el que, sin llegar a la crítica de Oramas, vemos cierto regusto autoritario. Y eso que iba en plan Errejón, con todo y corbata.

Pasado el debate, la festividad socialista tiene nombre, apellidos y fuste. Que conste que a mí no me suscitaba ninguna simpatía un Pedro Sánchez errático y recién llegado como mal menor. Eso sí, su periplo modesto, su constancia y su tesón le ha dignificado y no solo a mis ojos, a los de todos. Por eso su triunfo ha sido tan arrollador y ahora, por supuesto, que pase el rodillo, la mopa y hasta el tanque. Merece estar rodeado de fieles y de esa mujer excepcional que es Cristina Narbona. No hay piedad para los traidores y me parece muy normal aunque yo me incline por Madina. Tender la mano a Vara y a López ha sido un gesto que le honra, ahora, todos a una, y con la dichosa maternidad subrogada al margen de lo inconveniente, a tirar para adelante. Y que Iglesias empiece a hacérselo mirar. La rosa ha vuelto, y cómo?

Charo Alonso.

Fotografía: Fernando Sánchez Gómez.