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Alquimia de falsedades
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Alquimia de falsedades

Actualizado 22/05/2017
Redacción

" Las lenguas, como las religiones, viven de las herejías" (Unamuno)

Creo que ya he comentado en estas mismas páginas una leyenda bastante extendida en la época del servicio militar obligatorio. En varias ocasiones me encontré con soldados que aseguraban conocer algún profesional ?generalmente suboficiales- que estaba obligado a exhibir en su uniforme una condecoración "ganada" por propinar una patada en la entrepierna a un soldado, causándole la muerte. Si se les pedía más detalles, incluso aseguraban que era negra y que, para más "inri", debían llevarla oculta cuando vistieran de paisano. Las leyendas transmitidas boca a boca en la etapa en que las personas carecen de criterio y formación, suelen arraigar con tal fuerza que llegan a asumirse como irrefutables. Es curioso comprobar cómo los regímenes dictatoriales -ya sean fascistas, comunistas o nacionalistas- están obsesionados por manejar a su antojo la educación de sus súbditos, comenzando por la escuela. Sabedores de que los niños son esponjas que absorben como nadie las primeras explicaciones, aprovechan el período escolar para contagiar una visión interesada de la realidad. Ese primer poso, debidamente aderezado, será muy difícil de desterrar de la mente de un ser que admira y respeta a quien se lo ha inculcado.

Con el lógico avance de la sociedad, los distintos gobiernos se creen en la necesidad de intervenir en el proceso formativo de los ciudadanos, regulando la parcela de la educación por medio de leyes que busquen un equilibrio entre el excesivo control y un práctico abandono de su obligación interventora. La finalidad alegada en cada momento ha sido corregir las desviaciones y, a la vez, alcanzar mayores niveles de formación. Llega la democracia y se producen los primeros intentos de ajustar la educación a los valores señalados en el artº 27 de nuestra Constitución. De esta forma, vemos desfilar leyes orgánicas LOECE, LODE, LOGSE, LOPEG, LOE, hasta llegar a la actual LOMCE. Todas pretenden mejorar la anterior introduciendo el toque particular del "color" del gobierno de turno. Con continuos avances ?y retrocesos-, a la vez que se buscan mejoras, se pretende descentralizar la responsabilidad del Estado en favor de las diferentes Comunidades Autonómicas. Como en tantas otras materias, los gobiernos han pretendido nadar y guardar la ropa. Nunca será bueno ensuciar la educación con fines políticos. Se han transferido poderes a las Comunidades en materias demasiado importantes. Ahora sería muy difícil dar marcha atrás. Los gobiernos han optado por el "buenismo" en perjuicio de la eficacia y el control. Así hemos llegado a una situación en la que, con la ley en la mano, es muy poco lo que la Administración Central puede hacer para corregir las desviaciones, o los claros incumplimientos. De nada sirven las sentencias de tribunales superiores. Preceptos que figuran claramente expuestos en nuestro ordenamiento legislativo son ninguneados continuamente, a pesar de las sucesivas protestas. Se comienza por incumplir la obligatoriedad de respetar el idioma oficial y se continúa tergiversando escandalosamente los contenidos de asignaturas troncales. El gobierno se escuda en la necesidad de denuncias previas y, cuando estas se producen, confiesa tener las manos atadas. Cuando el clamor llega a los medios de comunicación, como sucede en estos días, se ordena la consiguiente investigación a un organismo central que, de antemano, reconoce su incapacidad para enderezar la situación. Son de dominio público los desmanes que se comenten a diario en escuelas y colegios de comunidades gobernadas por partidos nacionalistas o antisistema, donde se atropellan los derechos de alumnos y padres, y se educa a los niños en el odio a España, a base de emplear textos adulterados con una Historia de España falsa, explicada por un profesorado que sabe lo que hace. La situación será irreversible cuando, pasada esta generación, habrá Autonomías en las que nadie conozca la verdadera Historia de España. El desamparo es de tal magnitud que, oponerse a esa corriente de odio y mentira, lleva consigo ser acosado por la propia Autonomía. Los profesores que osen desenmascarar el engaño verán peligrar su puesto de trabajo, y los editores que pongan de manifiesto la falsedad de las materias que se explican no recibirán ningún encargo. Hay miedo. Quien se sienta español en esas comunidades, se encuentra indefenso.

Como siempre, estamos atravesando una situación crítica, fruto de la falta de visión y compromiso de los partidos con vocación de Estado. Antes que el bien común, se busca perjudicar al oponente. La profunda crisis del PSOE y la falta de una dirección responsable, le está llevando a situaciones tan peregrinas como apoyar en el Parlamento conductas laborales privadas que gozan de privilegios abusivos, si con ello se logra debilitar al partido del Gobierno. Cuando escribo estas líneas desconozco la identidad del nuevo Secretario General. A la vista de lo manifestado hasta ahora, hay pocas razones para el optimismo. La batalla ha sobrepasado los límites exigidos a candidatos de un mismo partido. Si vence Sánchez en las primarias, una de dos, o es investido Iglesias ?será lo más probable-, o lo es Sánchez bajo la batuta de Iglesias; en ambos casos, este nuevo Largo Caballero del PSOE será responsable de que España sea gobernada por un régimen que pretenderá ganar en la calle todo lo que no consiga en el Congreso. Bastará observar la maniobra que esconde ahora Pablo Iglesias presentando una moción de censura condenada de antemano al fracaso. Cuando España necesita el concurso de un PSOE fuerte, se ha llegado a una fractura interna, llena de descalificaciones e insultos. Este no es el partido que hemos conocido en esta etapa democrática; un partido que, como todos, ha tenido luces y sombras, pero que , en los momento difíciles, contó con dirigentes responsables, capaces de mirar por España antes que por el partido, y, sobre todo, olvidando egoísmos o prepotencias.

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