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Un mundo de turbulencias. La nueva Guerra Fría y el miedo al futuro
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Un mundo de turbulencias. La nueva Guerra Fría y el miedo al futuro

Actualizado 23/05/2017
Miguel Ángel Perfecto

Hace años un sociólogo norteamericano Francis Fukuyama escribió un libro titulado El final de la historia y el último hombre. En ese libro polémico pero que hizo popular a su autor se defendía la idea de que tras la caída del comunismo en los años 80, el triunfo del capitalismo y el liberalismo democrático estaba asegurado en todo el mundo. El final de la historia era un hecho y un nuevo futuro de esperanza y libertad se abría para el ser humano una vez desaparecidas las viejas ideologías.

La realidad, sin embargo, nos ha transmitido un mundo en vertiginoso cambio, lleno de turbulencias y donde el paso de un mundo bipolar a otro multipolar no ha significado el final de los conflictos. De hecho, desde 1989, la caída del Muro de Berlín a hoy, el número de guerras y conflictos bélicos se ha disparado, ocasionando migraciones enormes no conocidas desde la Segunda Guerra Mundial.

La globalización económica y cultural que padecemos ha cambiado la fisonomía de nuestras sociedades, mientras las desigualdades sociales y el desfase cultural y tecnológico entre pueblos desarrollados y no desarrollados se ha incrementado.

El viejo mundo guiado por Estados Unidos y la Unión Soviética ha cambiado para peor, de hecho, una nueva Guerra Fría ha sustituido al viejo enfrentamiento entre países occidentales y comunistas.

Por una parte, el decadente dominio de Estados Unidos es incapaz de resolver los enormes conflictos que amenazan el planeta, las hambrunas, las guerras, las migraciones por causas naturales o por conflictos bélicos.

De hecho, la política exterior norteamericana va de fracaso en fracaso en su intento de controlar el caos, como prueban sus intervenciones en Afganistán, Irak, Libia, Yemen, Sudán o Siria.

Las intervenciones militares de Estados Unidos y sus aliados europeos solo han servido para desestabilizar Oriente Medio y dejar el camino expedito para el nuevo terrorismo de raíz musulmana que con numerosos nombres campa por Asia, Africa y Europa. Si a eso unimos el desplazaminto de la población acosada por las hambrunas y las guerras hacia Europa no es de extrañar el crecimiento de los grupos de extrema derecha y el aumento de la mentalidad proteccionista como solución a los males de la globalización.

Por otra parte, el intento de extender la OTAN hacia Rusia y los antiguos miembros de la Unión Soviética solo ha conseguido un nuevo rearme de la Rusia de Putin, temerosa de los avances de los antiguos enemigos, lo cual explica igualmente la intervención rusa en la península de Crimea para evitar el desalojo de la flota rusa del Mar Negro y la puesta en marcha de bases militares americanas en Ucrania en el bajo vientre de Rusia.

El relato USA sobre su defensa de la democracia en el mundo y su apoyo incondicional a las mal llamadas "primaveras árabes" para acabar con los regímenes dictatoriales aparte de ser falso, ha conducido tanto al aumento del nacionalismo panárabe y la división de las viejas monarquías absolutas de Arabia, como al reforzamiento del papel internacional de la república islámica de Irán, hoy en día un factor fundamental en Medio Oriente, y al crecimiento incontrolado del terrorismo islámico. El tercer protagonista de esta confusa situación internacional es China, un potente país con aspiraciones de hegemonía política en Asia, América Latina y Africa. Y que no hay que olvidar tiene más del 50% de la enorme deuda pública de Estados Unidos. De momento, los intereses chinos son sobre todo económicos pero está influyendo ya de una manera apreciable tanto en distintos países africanos, como latinoamericanos, y en la órbita de Pekin continúa un considerado enemigo mortal de Estados Unidos, Corea del Norte.

Este turbulento panorama internacional donde Europa sigue sin encontrar un puesto relevante es gracias a la globalización enormemente sensible a los hackeos tecnológicos. De hecho, la guerra del futuro no necesitará muchas bombas, solamente programas con virus informático que anulen el funcionamiento normal de las sociedades desarrolladas, como se ha comprobado hace pocas fechas.

Resumiendo vivimos con incertidumbre y miedo al futuro, en un momento en que el hombre de hoy no encuentra respuestas a sus problemas ante la ausencia de valores éticos en nuestras sociedades y la falta de liderazgo moral de nuestros pueblos.

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