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Muerte digital
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Muerte digital

Actualizado 29/01/2017
@santiriesco

Muerte digital | Imagen 1Cada vez son más los que deciden dejar la red de redes. Las razones son tantas como las personas que se bajan del barco para nunca más volver a navegar. Yo aún permanezco a flote -que no a la deriva-, aunque a veces me maree. Soy de los que creen que el problema no está en el mar, ni en la embarcación, sino en quién lleva el timón y, sobre todo, si tiene claro qué rumbo tomar, hacia donde quiere ir. Las cosas -red de redes incluida- no son ni buenas ni malas. Esto depende única y exclusivamente del uso que les demos.

Lo cierto y verdad es que una vez abandonado internet queda una huella digital que es más difícil de borrar. Y esto ha generado una demanda nueva que el mercado no ha tardado nada en detectar. Tan es así que no hace una semana llegaba a mi correo electrónico una nota de prensa de lo más singular: "Eliminalia lanza un nuevo servicio funerario para borrar de internet el pasado del difunto". Y unos subtítulos de lo más surrealista: "El nuevo servicio también se destina a enajenados mentales, enfermos de Alzheimer y viudos", "se crea el 'Velatorio Digital Conmemorativo'" y "el 'Albacea o Heredero Digital' administrará la huella en internet de los fallecidos y enfermos". Y sí, lo siento mucho por el tópico y tal, pero está fechado en Barcelona, un lugar muy moderno y tecnológico donde, además de organizar una de las más grandes ferias de la cosa de los móviles también saben mucho de negocios, comercio y dineros.

La nota no tiene desperdicio, pero no la voy a reproducir entera. Sólo diré que "Eliminalia es la primera empresa española en sacar al mercado su fórmula funeraria 'Digital Bank' destinada a que los herederos de una persona fallecida puedan borrar de internet todo el pasado del difunto". Que ya digo que sí, que hay negocio, que la gente que se va de la red quiere borrar su huella, casi lo mismo que los famosos o los que acceden a un cargo relevante y socialmente expuesto. Más aún los familiares y allegados a aquellas personas que han fallecido en el mundo real y a los que les causa dolor y sufrimiento encontrárselos vivos en el mundo virtual. Parece broma, pero no lo es.

Y aquí surge la paradoja virtual de la muerte y la memoria. Y el negocio de doble dirección que han visto los de la empresa catalana que cobra 300 euros reales por matarte en internet o, si lo prefieres, un precio a convenir por una sepultura virtual que honre por siempre tu memoria hasta el infinito y más allá, cumpliendo el sueño unamuniano de la inmortalidad. Tal cual. Porque Eliminalia también ofrece abrir una cuenta conmemorativa online con el nombre del difunto para rendirle homenaje, en donde amigos y conocidos podrán publicar palabras de recuerdo convirtiendo la red social en un velatorio digital. También se podrán enviar imágenes escaneadas, como flores, paisajes o algunas más personales de recuerdos vividos con el difunto.

Y tras leer la nota de prensa uno no sabe si dejarse matar cuando muera o si pagar un velatorio que le asegure la inmortalidad virtual. Ahí ando, pensando en la posteridad digital.

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