Errorismo

¿Para qué sirve el error?... Hoy comienzo este artículo con esta pregunta y todo ello motivado por algo personal, dado que en mí familia, amigos y gente que me conoce, cuando hablamos de que a los 82 años y pico, continuo practicando la caza activa a la perdiz en solitario me dicen: "Estás cometiendo un error".

En ello iba pensando cuando en este domingo del mes de enero del 2017 marchaba en el coche hacia el pueblo con una temperatura de 6 grados bajo cero, pero en un día de luminosidad absoluta y las cunetas cubiertas por una gran cencellada mañanera. Al llegar a Villaflores, cuatro lugareños despiezando un cerdo en la matanza tradicional y el humo de las chimeneas de las Glorias, revelaban algún signo de vida.

Yo pienso que el error, en mi caso particular depende; no de cómo se mire, sino de cuál sea su motivo. Mis motivos de seguir haciendo lo que hago a mis años son emotivos (sensible a las emociones vividas anteriormente)

Supongo que como las de Robert Merchand, el hombre de 105 años de edad que bate record en ciclismo y que contesta filosófico después de hacerlo cuando le preguntan: ¿Qué si batirá más?... ¡No sé? soy viejo y cualquier día de estos reviento!... ¿Qué más quieren que les diga? (posiblemente Merchad, tenga sus motivaciones?emotivas para hacer esto a su avanzada edad).

Cuando le preguntaron a Thomas Edison? ¿Para qué sirve el error?. El descubridor de la bombilla ¡nada menos! Dijo rotundo?Sirve para aprender?y añadía: "Los errores cometidos durante el proceso del descubrimiento, eran únicamente, parte de un aprendizaje hacía el éxito". El que se quedó sin argumentos para defender su error garrafal y a todas luces improcedente fue el amigo Antonio, al que le gustaba "gastar" bromas a sus amigos, o a alguien que "pasaba por allí". "Un día de caza le "salió el tiro por la culata de la escopeta" en una de sus provocaciones en que cometió un grave error, cuando cazaba con dos amigos en aquella soleada mañana a las perdices. Lo hacían por ambos lados de una regadera cubierta de "fusca"(hierbas altas y espesas) donde seguro que se habían refugiado las perdices acosadas. De repente salió una y los tres cazadores sin pensárselo dispararon y la perdiz que se fue "a criar"? vamos, vivita y aleteando frenética. De pronto Antonio, ante el sobresalto de sus amigos; comenzó a quitarse la ropa de cintura para arriba con grandes ademanes y lamentos. Cuando descubrió su pecho? ¡allí en el centro todo era rojo y con múltiples agujeros!. Los dos amigos se quedaron como "estatua de sal" y a punto de desmayo al pensar que lo habían matado dejándole "como un colador".

Pero no? El muy "jodio" de Antonio, al ver que estaban a punto de darles un "patatus" o salir corriendo despavoridos les dijo: ¡tranquilos, que es una broma!... Lo era; pero había llegado demasiado lejos en la escenificación. El muy ca? se había puesto en el pecho un ¡parche poroso, de los que se llevaban entonces para curar los catarros y que tenía unos agujeros rojos! Parches de Sor Virginia. Y ya sabéis el resto.

Decía un entendido: "Errar es una prueba de humanidad"

Otro añadía: "El error es algo negativo, prohibido e indecente"

Nota del autor: "Que es algo que me recuerda, las discusiones en el ?Chiringuito de Jugones?entre seguidores del Madrid y Barcelona. ¿Para qué sirve el error?... Y ahí lo dejo.

Anselmo SANTOS.