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Referéndum catalán
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Referéndum catalán

Actualizado 16/01/2017
Rubén Martín Vaquero

En la última comida de las pasadas Navidades, una sobrina me preguntó qué opinaba del referéndum independentista catalán, mas entre el jolgorio dicharachero de la celebración, la emoción de las despedidas y el alboroto de la chiquillería no pudimos entrar en materia. Pasadas las fiestas, y sus servidumbres, le mando esta carta abierta exponiendo mi punto de vista sobre la susodicha consulta.

Querida sobrina

Desde el siglo XV España es una nación europea constituida por la unión dinástica del reino de Aragón (al que pertenecía Cataluña) y de la Corona de Castilla (a la que pertenecía el reino de León), más la integración voluntaria del reino de Navarra y las posteriores conquistas. Acuérdate de la fachada de la Universidad de Salamanca, construida a finales del siglo XV, en la que aparecen, dentro de un medallón, Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón sosteniendo un único cetro. España desde entonces es un solo país (uno de los más antiguos de Europa) y una parte de él no puede unilateralmente poner en entredicho y discusión la integridad de nuestro territorio nacional. Aparte de su ilegalidad por anticonstitucional, cualquier cambio en la estructura y composición del Estado español afectaría a todo el país, luego deberán ser todos los españoles los que decidan cualquier modificación.

En el llamado "caso catalán" es sorprendente la deslealtad épica de sus élites políticas y económicas. Todos sabemos como "los gobiernos centralistas de Madrid" (constituidos en numerosos casos por ciudadanos catalanes), han mantenido durante décadas al resto del territorio español como mercado protegido para los productos catalanes. ¿Cómo? Poniendo aranceles a los productos extranjeros para que los catalanes fueran más competitivos y de esta forma favorecer y potenciar las fábricas y empresas catalanas. Te recuerdo sobrina que el Príncipe de Vergara ordenó cañonear Barcelona desde el mar porque los barceloneses (empresarios y obreros) se sublevaron cuando "el gobierno centralista de Madrid" suprimió el impuesto que gravaba la entrada de las telas británicas encareciéndolas, para proteger y fomentar de esta forma el consumo de las telas catalanas.

Si nos hacemos eco de la argumentación nacionalista de un pasado común, un idioma particular, unas costumbres propias, y un amor sin límites a su territorio para declararse independientes, permíteme que replique empezando por el final.

¿Acaso los asturianos, gallegos, extremeños, andaluces, canarios, valencianos, aragoneses o castellanos queremos menos a nuestra tierra que ellos a la suya? ¿Dónde está el aparato que mide el amor a la tierra natal y el patriotismo?

¿Justifica la rotura de un país con más de 500 años de Historia que en un territorio la lengua materna sea el Euskera, el Galego, el Bable, el Valencià, el Cabreirés, el Andalú o el Silbo Gomero? En base al idioma particular? ¿San Martín de Trevejo (Cáceres) puede declararse independiente de España y formar una República junto con los pueblos que hablan Xalimés?

¿Quién puede afirmar que El Rocío, La Feria de Abril, Las Fallas, La Rapa das Bestas, El Carnaval de Cádiz, Las Fiestas del Pilar, Los Sanfermines, El Descenso del Sella, o El Corpus Christi en Granada (por poner algunos ejemplos), sean menos queridos e importantes que los Castellets o las Fiestas de Santa Tecla en Tarragona?

El pasado común ya te lo he explicado en otro apartado de esta carta.

Por otra parte, y desde un planteamiento imperialista-expansionista, ¿te imaginas que Marruecos llamase a España "País marroquí", o que España dijese que México, Argentina o Venezuela son "Países españoles" porque fueron sus colonias hasta hace 200 años? Además de hartarlos, y hartarnos, de imperialistas, la rechifla y el pitorreo serían atronadores. Pues nadie se ríe cuando los nacionalistas catalanes hacen mapas de los Països catalans con territorios de la Corona de Aragón que, actualmente, pertenecen a cuatro estados europeos, y los incluyen en los libros de texto e, incluso, hay televisiones autonómicas que sacan mapas metereológicos de los Països catalans para mostrar la evolución y el estado de la atmósfera en esos territorios. Sin querer entrar en detalles de los gastos de la Generalitat catalana en esos Països catalans, como la rotulación en catalán de las calles en la isla de Cerdeña.

Ya me has oído comentar en otras ocasiones que, desde un punto de vista histórico, los movimientos nacionalistas han tenido efectos perversos. Aunque ahora los camuflen con palabras grandilocuentes como libertad para decidir y democracia para optar, el objetivo es el mismo; apropiarse de las señas de identidad de todos y, empleando la coacción, el racismo, el control de los medios de comunicación, la compra de pseudo-intelectuales, el desprestigio de los no nacionalistas, la propaganda, el sectarismo extremo y la violencia, uniformar la sociedad, eliminar otras opciones políticas y mantenerse indefinidamente en el poder.

La solución se adivina compleja, pero no imposible. Son tiempos de sumar, no de dividir. Suturaremos las heridas abiertas con dignidad, justicia y diálogo, y tenderemos puentes de brazos abiertos y comprensión hacia los radicales que están huyendo hacia adelante, hasta alcanzar un compromiso de futuro dentro de España y de la Unión Europea. Juntos alcanzamos la libertad y ganado la democracia en otras ocasiones, y juntos tristemente las perdimos. No debe volver a suceder jamás.

En fin, sobrina, esto es lo que opino, pero no quiero terminar esta carta sin tener un pensamiento para nuestra tierra y nuestras gentes con unos versos del magnífico poeta José Luis Puerto, paisano y colega en las columnas de este periódico.

"Allí perdí por siempre

mi niñez entre ortigas,

allí sembré rosales de ternura en el alba,

y allí regresaré en caballos de niebla.

Porque?

hacia el Oeste está mi corazón".

Fragmento de "Hacia el Oeste está mi corazón".

De la Obra poética: "El tiempo que nos teje"

José Luis Puerto

Un fuerte abrazo

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