Niebla

Viene uno de hacer kilómetros entre densas nieblas. Y uno maldice el desagradable meteoro. Se hace el viaje incómodo, tenso, peligroso. Y pasa factura en el aspecto emocional de lo que debería ser un viaje tranquilo y animado.

El horizonte se reduce hasta no haber paisaje alguno que mirar. Los metros justos para poder seguir avanzando entre el temor de meterte debajo de un camión con pocas luces o que te coma el que te sigue en una frenada imprevista. Y el no saber dónde estás con exactitud. Si en un alto, una zona baja, si viene una curva, o es una larga recta. Toledo lo vi emergiendo entre la niebla con las últimas luces de la tarde. Los valles que la rodean estaban ya entre brumas y hacían parecer el paisaje como esas películas de mundos irreales, adonde los coches tras de una larguísima y empinada bajada nos sumergíamos para no volver a aparecer. Bello, pero molesto y peligroso.

El símil con la situación actual social y política era fácil establecerlo. Hacemos piruetas para no pegárnosla entre horizontes neblinosos y demasiado cerrados. Ponemos soluciones que valen para los metros más inmediatos. Nada de soluciones a largo plazo. Ni en educación y enseñanza. Ni en sanidad. Ni en la prevención de huchas para futuras pensiones. Todo, todo con pinzas para salir del paso inmediato. Para andar unos metros más y no pegárnosla. Pero no es tan diferente en el resto del mundo. Todo está entre nieblas. En oriente, no acabamos de atisbar una solución que acabe con esa barbarie y estabilice eso de una buena vez. En Europa más de lo mismo. No terminamos de aunar intenciones y hablar claro sobre lo qué conviene y lo qué no. Los americanos del norte sólo saben que se acabó el presidente simpático y buenista y llega un fanfarrón prepotente que nos da miedo, pero a lo mejor hasta lo hace bien. También andan entre nieblas.

Es difícil conducir así entre nubes tan bajas por muy buenas luces y carreteras que tengas. A ver si uno detrás de otro, con prudencia, con experiencia, a tientas casi, encontramos el camino, y la luz de uno sirve para guiar al otro, y al siguiente, y así hasta poder llegar a algún sitio despejado y claro. Lo agradeceremos.