Sábado, 20 de abril de 2024
Volver Salamanca RTV al Día
El Señor te bendiga y te proteja
X

El Señor te bendiga y te proteja

Actualizado 07/01/2017
Redacción

En cierta ocasión un prisionero nazi escribía a su casa lleno de gozo porque había sido trasladado de una celda con las cuatro paredes desnudas a otra en la que había un orificio por el que podía contemplar un retazo del firmamento azul por la mañana y algunas estrellas por la noche. Para él esto constituía un inmenso tesoro.

Y montones de tesoros, bendiciones, tenemos si ponemos nuestra mirada en todo lo que nos ha regalado el Señor. En cada amanecer y en cada anochecer podemos mirar hacia el cielo y contar todas las bendiciones que se han recibido. Toda la vida es una bendición de Dios y lo es la libertad, la salud, el trabajo, un pan para poder compartir con la familia y los otros, el poder reunirse con la familia de creyentes, el poder tener una sonrisa a flor de piel, el poder abrazar a los seres queridos.

"El Señor habló a Moisés:

Di a Arón y a sus hijos:

Esta es la fórmula con que bendecirán a los israelitas:

El Señor te bendiga y te proteja, ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor; el Señor se fije en ti y te conceda la paz" (Nm 6,22-27).

Dios promete a Abram, que estará siempre de su parte y que lo hará llegar a ser punto de referencia para toda la humanidad: "Te bendeciré y haré famoso tu nombre, que será una bendición. Bendeciré a quienes te bendigan y maldeciré a los que te maldigan. Por ti serán bendecidas todas las naciones de la tierra" (Gn 12,3).

Yabés fue más ilustre que sus hermanos, y su madre le dio el nombre de Yabés diciendo: "Di a luz con dolor". Yavés invocó al Señor de Israel, exclamando: "Si de verdad me bendices, ensancharás mis términos, tu mano estará conmigo y alejarás el mal para que no padezca aflicción". Y otorgóle Dios su petición ( 1Cro 4,9-11). Dios tiene bendiciones abundantes para sus hijos. Basta abrirse a ellas y no oponerse a los deseos del Padre.

La mano del Señor estuvo con Josué (Jos 4,24), Isaías, (Is 59,1) y la Iglesia Primitiva, (Hch 11,21). Jesús también nos prometió su presencia "Estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo" (Mt 28,20).

El hombre bíblico era consciente de que, por sí mismo, no podía alcanzar la felicidad que tanto anhelaba y por eso necesitaba la intervención de Dios, estar unido a Él para obtener la paz y todos los bienes que brotan de su presencia. Cristo es la verdadera bendición de Dios, Él nos da la auténtica felicidad.

La bendición, en sentido bíblico, es algo eficaz en la vida del hombre, desencadena una novedad, produce un evento. El texto pone la bendición de Dios en relación con el rostro de Dios: "el Señor haga brillar su rostro sobre ti", "el Señor te muestre su rostro". En el mundo bíblico ver el rostro es ver a la persona, y ver el rostro de alguien importante (un rey, por ejemplo) significa ser admitido a su presencia, con la confianza de que tal acogida será favorable. Dios hace brillar su rostro, se muestra benevolente, dador de vida, de misericordia y de paz; la paz representa en sí todos los dones de Dios.

Henri J. M. Nouwen, cuenta en su libro "Tú eres mi amado" que lo que más le emocionó fue cuando el padre del muchacho lo bendijo, diciendo: "Hijo, te pase lo que te pase en la vida, tengas éxito o no, recuerda siempre cuánto te aman tu padre y tu madre".

Bendecir es querer cosas buenas para todos: familiares y amigos, los de cerca y los de lejos. Es desearles que el amor, la bondad, felicidad, la paz, estén siempre en su corazón, en todos los momentos de su vida, en las horas buenas y en las malas. Pero la bendición es algo más que un deseo, es querer que se cumpla lo que se pide en ella. Quien bendice hace que brote en el rostro del otro la luz, la bondad, la alegría?

Todos podemos bendecir y a todos puede llegar la bendición de los demás, desde los más grandes a los más pequeños. Los buenos necesitan la bendición para ser mucho mejores, los malos para que sean buenos, los jóvenes para que se mantengan fuertes y sigan soñando en proyectos de vida, los

ancianos para tengan la serenidad del atardecer y paciencia para sobrellevar los achaques, los enfermos para que reciban el consuelo de Dios y de los demás y vivan en la esperanza. Todos, al mismo tiempo que pedimos la bendición y protección de Dios, podemos bendecir y proteger a los demás.

"El bendecido siempre bendice". Quien se siente bendecido en cada momento de su vida, no puede por menos de bendecir a todos, no sólo cuando los acontecimientos sonríen y a primeros de año, sino cuando las cosas se tuercen de tal manera que amenazan acabar con los sueños más preciosos.

La empresa Diario de Salamanca S.L, No nos hacemos responsables de ninguna de las informaciones, opiniones y conceptos que se emitan o publiquen, por los columnistas que en su sección de opinión realizan su intervención, así como de la imagen que los mismos envían.

Serán única y exclusivamente responsable el columnista que haga uso de nuestros servicios y enlaces.

La publicación por SALAMANCARTVALDIA de los artículos de opinión no implica la existencia de relación alguna entre nuestra empresa y columnista, como tampoco la aceptación y aprobación por nuestra parte de los contenidos, siendo su el interviniente el único responsable de los mismos.

En este sentido, si tiene conocimiento efectivo de la ilicitud de las opiniones o imágenes utilizadas por alguno de ellos, agradeceremos que nos lo comunique inmediatamente para que procedamos a deshabilitar el enlace de acceso a la misma.

Comentarios...