Martes, 23 de abril de 2024
Volver Salamanca RTV al Día
Habitar el silencio
X

Habitar el silencio

Actualizado 21/12/2016
Juan Antonio Mateos Pérez

"Entra", tienes "al Emperador del cielo y de la tierra en tu casa ... no ha menester alas para ir a buscarle, sino ponerse en soledad y mirarle dentro de ti ... Teresa de Jesús

El nihilismo es ante todo una experiencia histórica, es la historia de occidente, donde el dominio de lo suprasensible caduca, pierde su valor y su sentido. El término no designa una nada, un simple vacío, es el escenario de los simulacros, el espacio donde todo es posible, nada es verdad ni mentira, sino interpretación. Por lo tanto el nihilismo, quiere ir más allá del ateísmo, ya éste pierde también su fundamento, ante todo es politeísta, se proyecta en numerosos valores.

La sentencia de la "muerte de Dios", puede ser leía desde una perspectiva más amplia, la crisis de la razón, la muerte de lo absoluto, así lo entendió Heidegger. El triunfo del nihilismo, supone no sólo la destrucción de los valores supremos (el más significativo es la muerte de Dios), sino el triunfo del ente que es el final de la metafísica. Con la muerte de Dios, también mueren también todas las secularizaciones o sustitutos de Dios: la humanidad, la razón, el proletariado, el principio esperanza, los fines últimos y absolutos, la utopía, etc. Ahora hay muchos dioses, no hay fundamentos últimos, sujeto pierde su centro y el logos se convierte en lenguaje, en poesía, en arte. La racionalidad cede terreno ante lo discursivo y simbólico. Nos encontramos ante un abismo abierto, sin suelo firme, sin puerto donde anclar al abrigo de la ideología o el pensamiento, no hay fundamento para el fundamento. El mundo verdadero se ha convertido en fábula, se produce una glorificación de los simulacros y los reflejos. No hay principios fijos, es una época de pluralismo teórico y ético, de proliferación de proyectos y modelos. Así el nihilismo es un politeísmo, en él todo cabe, no ha verdad, sólo interpretación.

El nihilismo es un fenómeno que penetra en nuestra vida, en la sociedad, forma parte de nuestra conciencia y de nuestro inconsciente, y condiciona nuestra experiencia religiosa. Es una base para el pragmatismo, de desentenderse de principios y fines últimos, preocupándose por lo inmediato y diario. Se afirma el yo como única tarea, un yo infantilizado, sin proyectos ni metas. Es un asentarse en la vida sin toma de postura, más allá del bien y del mal, se sobrevive, hasta frívolamente. Los únicos valores que quedan son el placer y el arte, aunque tal vez sea un instante de placer; la estética sustituye a la religión. No hay tiempo para compromisos, se banalizan las utopías, los proyectos globales, los valores y la ética. Es también una ruptura y un derrumbamiento de la experiencia. Así con todo, el nihilismo acaba siendo una experiencia religiosa.

Hoy se han cerrado muchas puertas para acceder a Dios, pero los cristianos pensamos y más en estas fechas, que es Jesús el que nos lleva a Él. No podemos afirmar desde el pensamiento que Jesús sea clave infalible para acceder a la existencia de Dios, no así desde la fe, desde la confianza en el amor misericordioso del Padre. Desde el pensamiento estamos con K. Jaspers, que Jesús nos sugiere a Dios, da que pensar el tema de Dios, en su lenguaje sería una cifra.

Todo esto nos indica que se debe pensar a Dios superando la dependencia metafísica, tal vez, desde la vivencia personal y no desligada de la cultura actual. Ni una actitud acomodaticia, ni segura de sí misma, tal vez buscar en la noche oscura del alma, por la ausencia, que es a la vez presencia. Es la época del silencio, de la pobreza, de la fragilidad, incluso del sacrificio intelectual, de la espera. No se puede seguir creyendo por pura rutina, necesitamos una purificación, experimentar el silencio de Dios.

Hay silencios que nos maduran, que nos hacen brotar las palabras más tiernas y más hondas, que nos permiten escuchar los susurros más finos. Necesitamos, antes que nada, encontramos más profundamente con nosotros mismos y buscar el silencio. El hombre de hoy tiene soledad, pero no silencio. Ten el valor de quedarte a solas, acercarte a lo más íntimo de tu ser, en esa realidad profunda se manifiesta Dios. Ahí está sosteniendo nuestra fragilidad y empujándonos a vivir. Desde esa experiencia interior, desde la hondura del corazón podemos entender la navidad. Dios se ha hecho hombre. Nadie está solo, Dios está con nosotros. Dios está cerca de ti, donde tú estás- Él ha venido a habitar entre nosotros. Nuestros mundo no es un mundo sin Dios, donde más presente está es en la hondura de nuestro ser.

¡¡FELIZ NAVIDAD!!

Habitar el silencio | Imagen 1

La empresa Diario de Salamanca S.L, No nos hacemos responsables de ninguna de las informaciones, opiniones y conceptos que se emitan o publiquen, por los columnistas que en su sección de opinión realizan su intervención, así como de la imagen que los mismos envían.

Serán única y exclusivamente responsable el columnista que haga uso de nuestros servicios y enlaces.

La publicación por SALAMANCARTVALDIA de los artículos de opinión no implica la existencia de relación alguna entre nuestra empresa y columnista, como tampoco la aceptación y aprobación por nuestra parte de los contenidos, siendo su el interviniente el único responsable de los mismos.

En este sentido, si tiene conocimiento efectivo de la ilicitud de las opiniones o imágenes utilizadas por alguno de ellos, agradeceremos que nos lo comunique inmediatamente para que procedamos a deshabilitar el enlace de acceso a la misma.

Comentarios...