Jóvenes scouts con los refugiados en Grecia

El miércoles pasado asistí en la Sala Micenas a una conferencia impartida por tres jóvenes acerca de la tarea que los voluntarios de la ONG Pangea han llevado a cabo en el Campamento de refugiados de Kasitkas, en una de las islas griegas.

Varios jóvenes scouts de Salamanca, pertenecientes a la Agrupación Ruta de MSC o monitores de varios de sus grupos, participaron como voluntarios en el campamento de refugiados. Por lo que dijeron, y como suele suceder casi siempre, cuando se hacen las cosas bien, es más lo que ellos han aprendido de los refugiados, que lo que han podido aportarles a ellos, sobre todo a los niños, con ser mucho y bueno, hasta el punto de que otra joven scout, en este caso francesa, ha podido fundar un grupo scout entre los niños refugiados. Me alegra, porque esa es una pequeña muestra de cuál es la misión del Escultismo, desde luego del escultismo católico; aunque luego aquí, en nuestra tierra, ese impulso misionero se amortigua un tanto y no se hace lo suficiente para alegrar, embellecer y ennoblecer la vida de tantos niños que están en riesgo de pobreza e. incluso, de exclusión social. Tal vez sea necesario verlo fuera para poder caer en la cuenta de que podemos hacerlo dentro. Todo se andará.

Se podrá andar porque las mimbres son buenas. Estos jóvenes scouts son dignos de confianza, como reza el primer punto de la Ley scout. El Movimiento Scout se fia de los jóvenes y les ve capacitados para el compromiso, como reconocen los documentos del Congreso Polaris celebrado por el MSC hace tres años y la misma Conferencia Mundial del Escultismo celebrada en Durban en 1990. Y es que la Iglesia se fía de los jóvenes porque Jesús de Nazaret se fio de ellos, se fio de los apóstoles, que muchos artistas se empeñan en representar como adultos e incluso ancianos, cuando no creo que ninguno de ellos pasara de los treinta años. La fe consiste en fiarse de Dios. Pero mucho más importante que eso es reconocer que Dios se fía de nosotros y, desde luego, de los jóvenes.

Hay buenas mimbres porque estos jóvenes scouts son leales (segundo punto de la Ley). No se trata de un ejercicio de corporativismo adolescente, sino de que están preparados para que su compromiso vital dure más de una legislatura ?"scout un jour, scout toujours", scout un día scout siempre, dicen los franceses-, de modo que puede dar sentido a toda una vida. Por no ir más lejos, es mi caso: mi compromiso scout ?"por mi honor y con la ayuda de Dios prometo?"- me llevó a pedir el ingreso en el Seminario y el mes pasado cumplí 41 años de cura; de ahora en un año, Dios y yo mediantes, serán 42. Ese compromiso tiene también una base en la experiencia vivida en la vida scout. ¿creen Vds. que la experiencia vivida por esos jóvenes scouts en el Campamento de refugiados se les borrará de la mente y del corazón en pocas semanas o tendrá tendencia a anclarse en su conciencia?

Pero no basta con una experiencia fuerte. Es necesaria una experiencia interpretada y personalizada. El Evangelio les da una pista: Jesús implantó el Reino de Dios y pide a sus discípulos que sigan vendimiando en él, luchando por la paz y la justicia, con el corazón sin corromperse, solidarios con los pobres, no violentos y alegres porque su vida tiene sentido pleno. Orientarse en esta tarea de implicarse en el Reino de Dios no es tarea fácil y puede necesitar de muchas ayudas: la Ciencia Política puede ayudarles a practicar la caridad política, la Sociología, la Historia, la misma Doctrina Social de la Iglesia, tan desconocida y por estrenar en tantos campos. Fe y Ciencias se necesitan mutuamente para que los compromisos vitales sean duraderos y den fruto en favor de los niños y de los hombres, sobre todo de los pobres.

Y así podríamos seguir con otros puntos de la Ley: el scout es útil; el scout reconoce en la naturaleza la obra de Dios y la protege, asimilando y practicando la Ecología integral, por la que apuesta el Papa Francisco en su última encíclica Laudato Si. Ecología integral que tiene como referencia a los más pobres y excluidos por el sistema globalizado negativamente, pero preferidos de Dios.

La formación es fundamental para estos jóvenes scouts, porque el hecho de que África, origen del hombre, paraíso de la biodiversidad, preñada de riquezas naturales, esté sumida en la guerra, en la pobreza, las epidemias endémicas, la guerra para hacerse con el Coltan y otros minerales, la emigración forzosa para, tal vez, morir en el Mediterráneo explotados por las mafias, clama al cielo.

Que Europa esté encapsulada en la insolidaridad, proliferen entre nosotros los partidos racistas, nacionalistas, populistas de un signo o del contrario, descorazona si no está uno preparado para asumirlo.

Que el Medio Oriente, origen de nuestra Historia (Mesopotamia ?Asiria, Babilonia-, Persia, Israel, Egipto, Libia estén aplastados por la guerra permanente pone en peligro nuestra dignidad y algo tan sagrado como la libertad.

Pero el scout afronta las dificultades con alegría ?punto 8º de la Ley- y procura tener un estilo de vida sano, sincero y honrado, austero y trabajador, que le permiten estar preparado para ser feliz siendo útil y ayudando al prójimo ?puntos 9º, 10º y 3º-.

La propuesta scout va más allá de lo que muchos piensan.