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La `Trumpa´ era Obama
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La `Trumpa´ era Obama

Actualizado 12/11/2016
Rubén Sánchez Parazuelo

Donald Trump ha abierto una nueva era política. El discurso es travesti en boca de un ultraconservador. La flexibilidad económica ha tomado forma en la política. El espectáculo de la palabra acapara el mando. No hay tanta distancia política entre Podemos, los Republicanos de Trump, Syriza y el Frente Nacional de Le Pen. No son oportunistas, ni populistas.

Los sociólogos que hasta hace 6 años se basaban en encuestas para aproximar el resultado electoral no aciertan. Aquellos que creían haber conseguido encasillar a políticos y electorado a fin de vincular programas políticos, clase social, edad y sexo para resolver una ecuación electoral, han fallado estrepitosamente. No entra en ninguna ecuación la memoria reciente ni el discurso clásico adaptado a la realidad actual. Quien ha sufrido la crisis en la calle como ciudadano, como el empresario que ha sobrevivido, e incluso ganado, en la crisis, tienen mucho de parecido. Las decisiones. Los principios ya no son un tótem o pilar esencial de nuestros principios electorales.

Hay puntales. Sobre ellos, edificamos nuestra decisión electoral. Como los empresarios, seamos del tamaño que seamos, cada día debemos tomar decisiones que afecten al futuro de nuestra empresa. Aunque tengamos un formato, un servicio, sabemos que en estos tiempos hay que estar dispuestos a reconvertirnos en cualquier momento y sólo hay que tener en cuenta que hay que mantener 3 o 4 puntos básicos sobre los que mantenernos. Los vientos soplan de diferentes direcciones y hay que ser buen marinero para hacer, de los vientos en contra, una oportunidad para el avance, por pequeño que sea. Siempre mirando atrás para saber qué ha pasado antes de nuestros cambios.

Para analizar los nuevos tiempos políticos hay que analizar situaciones económicas, entorno previo y discurso. Situación económica, entorno previo y discurso han encumbrado a Carmena, Colau y Donald Trump. Por diferentes motivos, pero con esos 3 puntales.

Situación económica. Para Carmena no era personal. Su situación como jueza le proporcionaba distancia con las necesidades diarias de los ciudadanos, pero le otorgaba vista de pájaro de cuales eran las demandas de las mayorías votantes de la capital de España.

La de Ada Colau era clara. Desahucios. Sin techo. Desarropados de la crisis. La necesidad española más básica, cuya protección constitucional quedó al desnudo. No se la puede culpar de independentista a alguien que pedía, simple y llanamente, el cumplimiento de nuestra primera ley esencial. Otra cosa es lo que haga en la actualidad con el parapeto del bastón de mando de la ciudad condal.

La situación económica de Trump es la del éxito sin paliativos. Es rico y punto. Atrae por su capacidad de poder, de economía y de negocios. Ese sueño americano que se sigue deseando y que es propio de su tierra y de sus compatriotas.

Entorno previo. Para Donald Trump ha sido Obama. Éste ha sido, de ser el presidente más votado de la democracia en Estados Unidos, a ser el que más fracasos ha cosechado. El cesto que ha hecho Trump ha sido con las mimbres de Obama. Una política errática. Una falsedad política internacional sin parangón. Temor a poner cara a la guerra, al valor de lo que representa la cultura y sociedad americana hasta casi avergonzarse internacionalmente de ella ha facilitado que los votantes americanos quieran a alguien de verdad. Obama no se lo ha puesto fácil a Hillary, pero a Trump se lo ha puesto en bandeja. Las decisiones internas en Tesoro, Seguridad Nacional (con destituciones en ejército y servicios secretos; y, sumándole los casos Snowden y Assange) y la falta de decisión con países del entorno como México, Venezuela y Panamá han sido caldo de cultivo para esa sensibilidad americana hacia lo patrio.

La `Trumpa´ era Obama | Imagen 1

El entorno previo de Carmena eran Esperanza Aguirre, Botella, Gallardón o de cómo no tener una dirección en política de Madrid por el Partido Popular. Hoy día, Madrid podría designar a otro alcaldable entre cualquier otro miembro de Ahora Madrid o Podemos Madrid, volvería a ganar, porque sigue sin haber una dirección entre los dirigentes populares o socialistas más allá de los intereses internos de los partidos, que no son las directrices de los ciudadadnos. Ejemplo de esto vuelve a ser Trump. No era lo interesante para los viejos poderes del partido republicano, pero sí ha sido lo que realmente demandaban los votantes.

Ada Colau tenía a un Trías favorecedor de la burguesía catalana, de las empresas del 3% y del independentismo de talonario, chequera y club de campo. Con ella estaban los ciudadanos que se quedaban en la calle. Y resulta que eran muchos y otros tantos con familiares en esa situación? y los que veían las barbas de sus vecinos pelar.

Por último, el discurso. Está claro que es la base sobre la que sustentar los puntos anteriores. Oratoria y flexibilidad. Quien ha vivido la crisis en primera persona puede conectar con los votantes desde el primer día de campaña. Es el momento de los que practican el discurso de Catilina. En los inicios del siglo XXI Cicerón no conseguiría apoyos y Catilina sería el dueño del Senado. La necesidad ha hecho ver en el discurso la forma con la que conectar con el votante. La desafección que hay hacia los grandes líderes y partidos proviene de un discurso bien formado por los nuevos actores políticos. Ya no sirve lo de siempre, traiga o no sensatez. Por eso, las diferencias entre Trump, Colau o Podemos son tan abismales frente al viejo partido republicano, el PP de Mariano Rajoy o el PSOE de Pedro Sánchez. El partido republicano también está teniendo su guerra civil igual que la tiene el demócrata. El republicano porque, tras el éxito, toca limpiar a aquellos que no apoyaron y que, animando a lo de siempre, podrían haber condenado al partido a otros 5 años sin presidencia del Gobierno. El demócrata porque lo de siempre ya no vale. Hay que tomar nota en la vieja Europa.

Necesidad, entorno y discurso. Igual en el día a día de nuestra economía empresarial, que para las nuevas formas políticas.

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