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El futuro de MSC-Salamanca
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El futuro de MSC-Salamanca

Actualizado 31/10/2016
Antonio Matilla

El futuro de MSC-Salamanca | Imagen 1

Los Grupos del Movimiento Scout Católico en Salamanca (MSC-Salamanca) han celebrado un Encuentro de Monitores y educadores durante el sábado y el domingo pasados, ayer y antes de ayer, "Interkraales" lo hemos llamado. El objetivo era "hablar y decidir sobre el futuro de la Asociación". No sé el resultado del debate, porque cuando escribo estas líneas está a punto de comenzar, de modo que el presente artículo es un ejercicio de memoria esperanzada, un avance de lo que a mí me gustaría que fuera el futuro de la Asociación a partir de lo que es y de lo que ha sido.

Y, ya de puestos, me gustaría que lo que se acordara fuera una decisión democrática, con dos dimensiones: en primer lugar, un ejercicio sincero y esforzado de democracia sincrónica, es decir, lograr un consenso que sea fruto de la participación del mayor número posible de agentes educativos (sobre todo los monitores, pero también los mismos jóvenes, y los padres y los consiliarios, estos como representantes y conciencia viva de las comunidades cristianas en las que están o deben estar insertos los Grupos de MSC-Salamanca); en segundo lugar, un ejercicio de democracia diacrónica, o sea una acogida cordial del pasado y de las raíces de la asociación, pues el Escultismo Católico en Salamanca nació hace ya ciento dos años, en 1914, impulsado por la doble mano de la Iglesia, del obispo, y de los elementos más dinámicos y avanzados de la sociedad salmantina de la época, especialmente los militares de tradición liberal que ejercían su oficio y vocación de servicio a la sociedad tanto en los cuarteles de la capital como en el de Peñaranda.

Esa primera fundación del Escultismo en Salamanca quedó yugulada por Decreto del Gobierno de la entonces llamada zona nacional, a los pocos meses del inicio de la Guerra Incivil de 1936-39, que hizo desaparecer casi todas las iniciativas y asociaciones sociales. En la zona republicana ocurrió algo similar, aunque al parecer sin necesidad de Decreto.

Veinticinco años después, al comienzo de los años sesenta del siglo pasado, el Escultismo Católico comenzó a resurgir en Salamanca de sus cenizas impulsado por las congregaciones religiosas, sobre todo los escolapios y los jesuitas, a los que se unieron poco tiempo después las Misioneras del IMS, claretianos, salesianos, maristas, hermanos de La Salle y algunos seminaristas diocesanos, entre los que yo mismo me encontraba. Ya desde el comienzo, apoyándose en la Exposición Internacional Scout (EXPO-SCOUT) que habían puesto en marcha los seminaristas escolapios, se planteó la necesidad de constituir la Delegación Diocesana de escultismo (la Dele) con un equipo mínimo formado por José Cuesta como delegado, Manuel Baguñá, escolapio, como consiliario y otras personas que asumían la Tesorería, Secretaría, la responsabilidad de la Formación y la representación de las distintas Ramas de edad de los jóvenes.

Fue una lástima, desde mi punto de vista, que a comienzos de la década siguiente, otras Congregaciones religiosas optaran por no integrarse en la Asociación Diocesana y fundaran en Salamanca la Asociación de Scouts de Baden Powell. A ello se pusieron los mismos hermanos Maristas y los Salesianos, como también las Trinitarias, las Jesuitinas y las Siervas de San José, así como algún sacerdote diocesano; querían andar por libre, sin que nadie "les controlara" desde el obispado. Esa iniciativa siempre me pareció un error de bulto por su parte. Sea como fuere, ese fue el origen de los Grupos Independientes, que cuarenta años después, completan, junto con los Grupos de Scouts de España (ASDE), el panorama scout salmantino, uno de los más prolíficos y variados de toda España.

El Movimiento Scout Católico tiene, pues, una historia muy larga entre nosotros, que nunca fue ajena a los cambios que se iban produciendo a escala nacional y, cuyo fruto principal, después de intensos debates y algunos disgustos, fue el Congreso "Polaris", de cuya celebración pronto se cumplirán tres años, cuyas conclusiones se han incorporado ya, con los oportunos cambios, a los Estatutos vigentes en el ámbito nacional.

Y, como este artículo no tiene vocación de sábana tabloide ni de dazibao chino interminable, vuelvo a cerrar el ciclo de la historia del escultismo católico en Salamanca: el espíritu del Congreso "Polaris" tiene fuerza interna para inspirar nuestro inmediato futuro, con unas cuantas "ideas fuerza" que paso a enumerar, sin pretensión de ser exhaustivo:

- debemos recuperar la mejor tradición democrática del MSC, que se ejerce como democracia representativa. Es decir, los órganos de máxima representación siguen siendo la Asamblea y el Congreso, pero en la vida normal de la Asociación es imprescindible el Consejo Diocesano, elegido democráticamente y apoyado por todos los agentes educativos. No hay riesgo de dictadura de una minoría. Hay riesgo de asamblearismo.

- hay que reforzar la participación de los jóvenes en la vida de la asociación. Ya se ha iniciado con la participación de la Agrupación Ruta, pero hay que articular también la de los más jóvenes y también, y muy especialmente, de los padres y los consiliarios.

- La participación articulada de los padres por medio de los Comités de Padres, Ramas de Padres y otras iniciativas, es muy importante. Sobre todo porque ellos son los últimos responsables de la educación de sus hijos. El Escultismo es un complemento magnífico de educación integral, pero es un complemento. Por otra parte, este punto es mucho más necesario dada la excesiva juventud de los equipos de monitores, si la comparamos con la realidad de otras asociaciones diocesanas y de otras Asociaciones nacionales de Escultismo.

- El punto de los consiliarios, no es baladí. Tiene mucha importancia. Lo que hay detrás es que el escultismo no puede vivir aislado de la realidad que le rodea. No puede vivir aparte de la comunidad diocesana. La comunidad diocesana ofrece cauces de participación activa a través de la Pastoral de Juventud, pero también por medio de los Consejos de Pastoral de los Colegios y de los Consejos de Pastoral de las parroquias. No somos una isla donde solo habitan "los puros", sino que formamos parte de la realidad que nos rodea. Y debemos formar parte activa. Por debajo de esto se encuentra la mal llamada "opción Fe", o por mejor decir la propuesta educativa del MSC emanada del Congreso Polaris y todo lo que lleva consigo. En sustancia es una propuesta de educación cristiana. Somos un movimiento de evangelización. No podemos vivir aislados y hemos de realizar un esfuerzo positivo y proactivo para asumir sus contenidos. En la línea del Concilio Vaticano II y de los últimos Papas, esta propuesta cristiana y evangelizadora no puede imponerse, porque la fe no se impone, sino que se propone. Esto no se consigue por real decreto, sino a través de la formación y el compromiso. Y, en último término, si alguno decide no aceptarla, después de un esfuerzo honrado y libre, tiene la libertad de hacer escultismo en otras asociaciones. En este punto, igual que en otros muchos, no podemos seguir a medio gas.

- Lo mismo puede decirse de los cauces de participación en la Sociedad civil, participando en los Consejos de Juventud y otras iniciativas de participación (Federaciones de ONGs, Asociaciones de Vecinos, etc?). Es hora de salir de nuestra burbuja. Las burbujas pudren el escultismo y lastran su futuro.

- Por último: tanto por ser scouts como por ser cristianos tenemos la obligación moral de ser misioneros, es decir, no tenemos derecho a guardarnos las bondades del escultismo para nosotros mismos, sino que debemos compartirlas y proponérselas a otros niños y jóvenes. Deben terminarse los vetos para dar paso a los apoyos. Creo que en esto hemos fallado. Es cierto que debemos potenciar lo que tenemos, pero si nos encerramos y no proponemos el Escultismo a otros jóvenes, a otras parroquias (sobre todo allí donde hay abundancia de niños y jóvenes), no conseguiremos potenciar lo que tenemos. Lo que tenemos se irá reblandeciendo en su propia salsa hasta desnaturalizarse.

En fin, es lo que veo de momento y tengo el deber de no callármelo. Me deseo a mí mismo que esta novedosa iniciativa de Interkraales tenga éxito. Informaciones de última hora me dicen que sí, que ha sido un éxito. Eso me pareció percibir los ratos en que pude acompañarles. Que dure.

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