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La Mina sí, La Mina no
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Por Fructuoso Mangas, sacerdote

La Mina sí, La Mina no

Actualizado 01/10/2016
Fructuoso Mangas

Toda la zona salmantina entre Bogajo, Villavieja, Retortillo, Villares y Yecla está levantada en armas contra el plan de la empresa australiana Berkeley que pretende abrir una Mina de uranio a cielo abierto en la dehesa Santidad y alrededores. Y contra

Toda extracción minera a cielo abierto acarrea consigo una interminable lista de problemas ambientales, por eso MINA, NO.

La verdad es que viene también acompañada de ganancias innegables tanto para la riqueza común como para la economía local y más estando como está la de la zona de Retortillo, Villares, Boada, Villavieja y Yecla; por eso MINA, SÍ.

Por otro lado las contraindicaciones son serias y graves y están reconocidas por todas las partes intervinientes, por eso MINA, NO.

Pero tanto Berkeley, expresa explotadora, como la Junta, institución que debe salvaguardar los derechos y condiciones locales, presentan proyecto de respeto ambiental y medidas de restitución posterior, por eso MINA, SÍ.

A la vista de la experiencia habida en otras explotaciones a cielo abierto con frecuencia la empresa se ha visto desbordada por la realidad sobreviniente o ha incumplido las cautelas prometidas con grave perjuicio para la zona, por eso MINA, NO.

En las explotaciones de este tipo, aun con los contratiempos que supone la explotación, la economía de la zona se ha visto relanzada en casi todas las direcciones durante los años de explotación y después de ella, por eso para una zona que no tiene salida económica MINA, SÍ.

A pocos kilómetros de esta Mina que pretende abrir Berkeley se encuentra el Balneario de Retortillo que difícilmente podrá salir adelante con una explotación llena de amenazas a tan sólo ocho kilómetros en línea recta. Por eso MINA, NO.

Bueno, cuando ENUSA abrió la fábrica de combustibles nucleares en Juzbado se organizaron manifestaciones en contra un día sí y otro también, anunciando además la ruina del Balneario de Ledesma ¡a tres kilómetros en línea recta!, y ahí sigue en todo su esplendor, por eso MINA, SÍ.

Hay un peligro quizás no suficientemente contemplado por la Junta y ni remediado del todo con total seguridad por parte de la empresa; es el riesgo de contaminación atmosférica y de las aguas, con lo que se arruinaría lo único que ahora tiene la zona como fuente de ingreso y de explotación, la ganadería. Por eso MINA, NO.

Sin riesgo no hay emprendedor ni empresa ni desarrollo, por eso ese riesgo, lejano, aunque se pueda imaginar, puede ser previsto y zanjado desde varias fuentes con alto nivel de seguridad siempre que las partes -pueblos, Junta y empresa- se unan para ello. Por eso MINA, SÍ.

Los destrozos que causará en la zona, la alteración de la vida de estos pueblos, el temor a una contaminación (ahí está la zona todavía maldita y "prohibida" en el Conejero de Yecla de aquella "Mina" con sus hornos crematorios de wolframio y su arsénico suelto de hace más de medio siglo) no se corresponden con esos diez años de explotación previstos. Por eso MINA, NO.

Es cierto que los diez años que durará la explotación y el inseguro nivel de precios del uranio parecen desaconsejar al no enterado la enorme inversión que hace la empresa, pero hay derecho a suponer que esta empresa australiana con tanta presencia en este campo de la minería habrá hecho los cálculos pertinentes, por lo que le va en ello. Por eso MINA, SÍ.

Y así podríamos seguir hasta la extenuación.

Por todo esto me atrevo a opinar que, efectivamente, sigan en pie de calle las manifestaciones en contra que organizan los grupos y colectivos que desde hace tiempo vienen trabajando para que se pare este proyecto que tiene tantos posibles perjuicios para la zona ?hábitat, ríos, aguas subterráneas, fauna, flora, explotaciones ganaderas, etc?- y sus habitantes. Están en su derecho y deben hacerlo.

A la vez los ayuntamientos afectados debieran mantener una política de información clara y veraz sobre los distintos aspectos del proyecto que a ellos ya les constan y que casi siempre ocultan a sus vecinos, de los que debieran ser representantes y protectores, porque para eso fueron elegidos. El ocultismo, si no caciquismo, encrespa los ánimos con razón y crea el peor ambiente posible para hacer bien las cosas.

Por eso, sin descuidar lo anterior, los ayuntamientos más afectados deberían unirse y reunirse, ¡por encima de colores de partido! (¡Ay dioses, qué cosa!), para exigir condiciones, vigilar pasos y acciones, ganar a la Junta para su causa de defensa, analizar con expertos el proyecto y su viabilidad sin especiales perjuicios previsibles, etc? Y casi sobre todo negociar con la empresa algunas contraprestaciones que estos cuatro o cinco pueblos bien podrían exigir y conseguir, eso sí sin disparates y con habilidad política, en un proyecto de tanta envergadura económica, como pueden ser, como ejemplos:

  • Reposición exacta y vigilada de la fauna y flora, junto con una contrastada pureza de las aguas del Huebra y de sus arroyos y fuentes.
  • Arreglo, con condiciones explícitas y acordadas, de la red de carreteras de estos pueblos, dejando para la posteridad una buena red de comunicaciones que serviría para el desarrollo y bienestar de la zona.
  • Aseguramiento de un servicio de abastecimiento de aguas para estos pueblos -vecinos y ganados- que ahora no tienen plenamente resuelto y que un día tendrán que afrontar de todos modos.

    Con todas estas cautelas y condiciones, negociadas y acordadas bajo los auspicios y gestiones de la Junta, "La Mina", que inevitablemente será puesta en marcha si la empresa así lo decide, podrá acabar siendo a corto plazo un bien reconocible y a la vista para estos pueblos.

    No habrá que bajar las pancartas, pero flaco favor les hacen a los pueblos los que sólo actúan en ese lado del problema. Al final, como tantas veces, la gente acaba compuesta y sin novio, es decir, con mina y sin las posibles ventajas negociadas y gestionadas. (Antes se decía cornudo y apaleado, que suena mucho peor, pero que en este caso vendría mejor).

    Desde aquí, yo, vecino de estos pueblos y buen conocedor de esas tierras, pido a los ayuntamientos y a los vecinos y forasteros compromiso honesto con la gente y realismo inteligente ante la situación que viene.

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