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La partida está complicada...
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La partida está complicada...

Actualizado 07/09/2016
Miguel Mayoral

Invertir en Defensa y en lo militar no es algo que esté de moda en Europa ni en España, pero está muy de moda en Asia, no sólo en Oriente Medio, sino concretamente en Asia Oriental.

Europa no para de recortar sus presupuestos de Defensa puesto que con conocida, supuesta o impuesta crisis los Gobiernos europeos son incapaces de pedir a sus ciudadanos más sacrificios. Mientras tanto India, China, al igual que Vietnam, las dos Coreas, Japón y otros países de la zona continúan sin descanso su política de comprar armamento, aviones, vehículos, buques, y submarinos nucleares, diesel o eléctricos, ya que la guerra submarina puede ser el futuro, pues cada vez parece más sencillo atacar o vigilar a los barcos que navegan en la superficie.

A medida que descienden los presupuestos europeos de defensa, Oriente Medio se concentra cada vez más en su propia política interna. Hoy por hoy los Estados de Oriente Medio están siendo amenazados, por múltiples factores como son los prolegómenos de una próxima crisis energética y más que probable del capitalismo, además de la crisis de autoridad en la zona que representa los USA. Países como Siria, Yemen, y otros son más bien expresiones geográficas y no Estados, sin olvidar el problema interminable de los países del norte, centro y el cuerno de Africa como Egipto, Túnez, Libia, Somalia, Eritrea, Sudán, etc, que están formando un globo que acabará por estallar una vez más. La mayoría de los Estados e instituciones de estos países son más débiles que las de Egipto o Túnez, por lo que las transiciones o quasi guerras de transición que han de desarrollarse van a ser mucho más tumultuosas y duraderas, y exigirán nuevas intervenciones de la comunidad internacional. La política interna y regional exigirá mayores esfuerzos en las próximas décadas, ya que en esos países no se ha desarrollado realmente ningún tipo de política autóctona de futuro. La historia nos muestra que un sin fin de gobiernos o de regímenes pseudodemocráticos o sin seguridad nacional, estériles y corruptos, han arrasado el futuro de esa parte del mundo, y no va a cambiar. A medida que esos regímenes se debiliten y caigan, veremos, alejado el interés de los aliados de los USA, y cómo pueden volver a caer en nuevas áreas de influencia político-económicas más agresivas con menor miramiento por los derechos humanos; ya que no tienen dinero propio para regenerarse como Estados aunque si recursos para ser de nuevo saqueados.

Los Gobiernos europeos, y aliados han tomado la actitud de reducir su gasto en defensa, al igual que los USA, en la creencia de que olvidándonos de lo que ocurre en el lejano Oriente y Oriente Medio estarán más centrados en sí mismos y en sus sociedades en crisis. A pesar de ello los USA no quieren dejar de mantener su influencia en el lejano Oriente; habrá que ver en que apartados se producirá finalmente tal reducción o no, y si será más que una reducción en cuanto al tamaño de los efectivos, o armamento, o una reducción de los teatros de influencia o interés. Asia experimenta enormes aumentos en gastos de defensa en todos los Estados propiciado por las ventas, incluso de tecnología, de China y los USA. Durante el principio y la mitad de la Guerra Fría Asia se consideraba básicamente un enorme trozo de tierra, repleto de ejércitos muy poco sofisticados, donde predominaba la guerra de guerrillas, una zona interesada únicamente en el desarrollo nacional, en la construcción de carreteras, y en sacar provecho de sus recursos.

Poco a poco ha empezado a desarrollarse muy sigilosamente en Asia una industria militar y civil de defensa que ha conseguido fabricar nuevos misiles balísticos de corto, medio y largo alcance, obtener la capacidad para la ciberguerra que incluye el poder alcanzar objetivos móviles en el mar, los satélites GPS en el espacio, el refuerzo de los no ejércitos de guerrilla de Irak, Afganistán, etc, y la creación un armamento con capacidad militar naval y aéreo realmente fuerte. Desde la aparición del portaaviones a principios del siglo XX es imposible separar la guerra aérea de la naval. Hoy en día los buques de las grandes flotas navales no se guían con el sextante sino con los satélites GPS que están en el espacio, por lo que este último se ha convertido en el terreno de la guerra naval. Los gobiernos indio, chino y otros de Asia Oriental están destinando mucho dinero a los satélites espaciales. La India dispone de toda una red de satélites dedicada a seguir los movimientos de los submarinos chinos y por antonomasia los demás países se supone que andan a ello también.

La idea de que estamos en una etapa de posguerra y en una etapa posnacionalista puede que sólo sea cierta para Europa y occidente. En Asia Oriental el nacionalismo está muy vivo, perfectamente sano y vigoroso. La India tiene la quinta mayor armada y está en camino de ser la tercera. El pseudopacifista Japón tiene más de 123 buques de guerra de vanguardia, una cifra cuatro veces superior a la Marina Real Británica. Esta proporción continuará en aumento a medida que la Marina Real Británica continúe su mengua y Japón se remilitarice psicológicamente, como consecuencia de la creciente amenaza que China supone como gran potencia aérea y naval. Además de que cualquier cosa que suceda en el mar de la China y la península de Corea son malas noticias para Japón.

En unos quince años China construirá más submarinos que Estados Unidos. En su mayoría serán submarinos diesel-eléctricos, en principio muy pocos nucleares, y aunque en términos de navegación y de tecnología están muy por debajo de la capacidad de la armada estadounidense el número es importante. En un mundo donde el 90% del comercio internacional que viaja entre continentes lo hace por mar, el número importa, y mucho, en el sector marítimo. El tamaño cuantitativo de la armada es todavía primordial, es necesario precisar que Estados Unidos necesita la potencia nuclear de sus submarinos para llegar a Asia, mientras que China ya está ahí desarrollando su capacidad.

No podemos saber el futuro político y económico de China. El PIB chino ha estado creciendo a un ritmo del 10% de media anual en los últimos treinta años, y aunque algunos economistas predicen que se podría dar una crisis económica en China con el crecimiento del PIB del 7% anual, quizá incluso al 5%, que podría desembocar en una crisis de legitimidad política interna, tal como se ha visto ha sucedido en la Primavera Árabe, no parece vaya a suceder. Los líderes chinos desde luego temen algo así, a juzgar por las acciones que se están acometiendo. Pero no está claro si este tipo de crisis conduciría a un mayor nacionalismo chino o si retrasaría la adquisición de una verdadera armada oceánica. No se puede saber. Pero incluso si eso sucede, y según las proyecciones actuales, China llegará a ser una gran potencia naval y aérea a medida que avance el siglo XXI, y no sólo China, sino la India y Japón. Los presupuestos de defensa de todos los países del Sudeste Asiático han aumentado un 33% en la última década. Vietnam acaba de adquirir seis nuevos submarinos clase K de vanguardia; Malasia ha comprado nuevos submarinos, lo mismo que Indonesia, porque todos buscan protegerse de China. EEUU estuvo en guerra con Vietnam hace unas décadas; ahora sin embargo los vietnamitas dan la bienvenida a los estadounidenses como nuevos aliados estratégicos contra China. Nuevamente, el nacionalismo es fuerte y las armadas navales crecen a lo largo de gran parte de Eurasia.

La verdadera noticia en la región euroasiática es que China se está desplazando verticalmente en dirección sur hacia el Océano Índico, y la India se está desplazando horizontalmente hacia el este y oeste a lo largo del Océano Indico. Esto quiere decir que algunas esferas de influencia se están solapando y que, por lo tanto, pueden entrar en conflicto. China ha construido puertos de aguas profundas de vanguardia en Pakistán, Bangladés, Birmania y Sri Lanka. Así dispone de nuevas instalaciones de almacenamiento y de suministro de combustible, a la vez que proporciona una ayuda económica, política, diplomática y militar significativa a todos estos países. Está claro que China quiere tener presencia en el Océano Indico y quiere ser un país con una marina bioceánica (Océano Pacífico e Indico); más aquí mismo, en el Mediterráneo, China está reconstruyendo el puerto griego de El Pireo y transformándolo en un puerto de vanguardia del siglo XXI; y otro tanto está haciendo en Rijeka (Croacia). Está claro que China quiere además tener presencia en el Mediterráneo Oriental.

A pesar de este feroz expansionismo China también se está esforzando por calmar los temores de la India e intenta hacer que la población hindú piense que el incremento de la potencia militar china es benevolente y no es hegemónico. Lo que China parece desear no son bases militares sino lugares o instalaciones para almacenar bienes de consumo chino para su venta en Europa, África Oriental y Oriente Medio, y el establecimiento de lazos diplomáticos y estratégicos muy cercanos con todos estos países, para que los buques de guerra chinos puedan visitarlos regularmente y China pueda así tener presencia.

Al mirar geográficamente, económicamente o estratégicamente a nuestro planeta vemos que toda la energía, o gran parte de ella, en términos de hidrocarburos, es decir, gas natural y petróleo, se concentra en la península arábiga y en la meseta iraní, y esa energía tiene que llegar a la pujante clase media de Asia Oriental, la costa de China, Corea del Sur y Japón. Para hacerlo, la mayor parte de esta energía tiene que atravesar el Estrecho de Malaca, y los estrechos de Macasar, Lombok y de la Sonda, situados en el archipiélago indonesio. En China preocupa mucho que sus proveedores de energía dependan tanto del Estrecho de Malaca, y por lo tanto espera construir un conducto terrestre en el nuevo puerto que está construyendo en Birmania para atravesar el país y transportar la energía directamente a China meridional. China espera poder conectar la costa de Pakistán con China occidental y con el puerto que acaba de terminar de construir en la costa de Pakistán, en el Mar Arábigo. Además, contempla hacer lo mismo en Bangladés, puesto que los puertos de dicho país son el punto de salida más cercano del Tíbet y de China occidental. Además se esta creando una compleja red de carreteras, vías ferroviarias y conducciones que conectarán a China, la India, Irán, los países de Asia Central, lo que les hará entablar una relación muy cercana.

China mientras disfruta de las ventajas que le proporciona la Armada estadounidense. La globalización de los intercambios comerciales es posible gracias a la protección de las principales vías marítimas de comunicación por la escuadra naval norteamericana. Mientras que China continúe aprovechándose gratuitamente de esta protección, podrá ocuparse realmente de proteger sus propias vías marítimas de comunicación, y dispondrá en poco tiempo de buques de guerra que se encarguen de proteger a sus petroleros y a su flota mercante en sus desplazamientos marítimos entre Oriente Medio a Asia Oriental.

A medida que China se extiende verticalmente hacia el sur, la esfera de influencia de la India se desplaza en dirección este y oeste a lo largo del Océano Indico. Para los británicos la India, desde la época colonial, tenía esferas de influencia que atravesaban toda la meseta iraní y Asia Central, y en dirección sur llegaban hasta el Sureste Asiático. La India podrá ser una democracia con valores democráticos occidentales, pero es un jugador en la que considera su esfera de influencia, que juega fuerte y no pide perdón por hacerlo. Está muy interesada en extender su influencia y presencia en Irán, y aquí es donde la India entra en conflicto con Washington, a pesar de que en prácticamente todas las demás esferas ambos son aliados naturales. Lo mejor que le ha pasado a EEUU en términos estratégicos desde la caída del Muro de Berlín ha sido el ascenso natural de la India como gran potencia económica y militar. Birmania tiene uno de los peores y más opresores regímenes militares del mundo, y sin embargo la India, una democracia de estilo occidental, no ha tenido más elección que entregar al régimen birmano no sólo ayuda económica, también entrenamiento militar. La India no puede quedarse de brazos cruzados y mirar cómo Birmania se convierte en un Estado cuasi satélite de China. Además, Birmania tiene petróleo, gas natural, madera, energía hidráulica, jade, rubíes, diamantes, uranio, etc. En el siglo XXI Birmania será un verdadero escenario de competición entre China y la India.

No hay que olvidar a Taiwán, pues China tiene exactamente 1.500 misiles balísticos de corto alcance apuntando a la isla, y al mismo tiempo hay unos 270 vuelos comerciales cada semana entre Taiwán y China continental. China ha decidido ignorar toda la cuestión de la soberanía taiwanesa y envuelve a Taiwán con una China económica más fuerte, al tiempo que lo intimida con misiles balísticos. Llegará un punto en unos años en que Estados Unidos ya no podrá defender de forma creíble a Taiwán. Cuando eso suceda, no a mucho tardar, como ocurrió con las colonias europeas de China, no se necesitará una guerra, no se necesitará luchar, pero afectará radicalmente a las relaciones de EEUU con el resto de la Asia Oriental marítima; y China será libre de dirigir sus energías hacia el exterior, a la primera y segunda cadena de islas del Pacífico y al Océano Índico, en dirección al Cuerno de África, más o menos.

China es hoy el mayor socio comercial de casi cada país de Asia. A medida que crece su fuerza naval y aérea, países como Vietnam, Filipinas y Malasia se sentirán cada vez más amenazados y pueden llegar a verse absorbidos en todos los aspectos por China. Es por ello que necesitan una fuerte presencia naval y aérea estadounidense en la región. Pero lo fundamental es que en Asia Oriental y Meridional el nacionalismo indopacífico es real, el poder militar va en aumento: la Realpolitik, o la política de expansión, para las potencias es la filosofía del momento.

Tampoco nos podemos olvidar del mar de la China Meridional. Podría tener más petróleo y gas natural que cualquier otro lugar del planeta, a excepción de Arabia Saudí. Todas las potencias marítimas se disputan ferozmente sus fronteras, en concreto, Vietnam, Malasia y las Filipinas reclaman partes de él, mientras que China reclama la totalidad.

El mundo no está en la senda de crear estados pacifistas posnacionales y posmilitares. Oriente Medio está más inestable que nunca con la retirada de los USA y sus aliados, y un poder militar y un nacionalismo verdaderamente fuerte están aumentando a gran velocidad en gran parte de Eurasia y lejos de Europa. Los USA no podrán aguantar solos e indefinidamente en el otro plato de la balanza sino se reparten las cargas militares, y las consecuencias las pagaremos todos en occidente. Europa debería contribuir más a equilibrar el déficit de los USA en Defensa y economía. Pero Europa tampoco puede dejar de lado la dependencia energética que tiene con Rusia. La partida está complicada a todos los niveles.

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