Autora: Vanesa Martín Martín, activista por los Derechos Humanos

La organización de las Naciones Unidas, define terrorismo como: "cualquier acto, además de los ya especificados en los Convenios y convenciones vigentes sobre determinados aspectos del terrorismo, los Convenios de Ginebra y la Resolución 1566 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (2004) destinado a causar, la muerte o lesiones corporales graves a un civil o no combatiente, cuando el propósito de dicho acto, por su naturaleza o contexto, sea intimidar a una población o obligar a un gobierno o a una organización internacional a realizar una acción o abstenerse de hacerla". Dentro del terrorismo se encuentra el Yihadismo, que pretende crear alarma social. Es necesario no categorizar todos los tipos de islam como extremos, pues se debe distinguir entre Islam moderado, cuyos cinco pilares: la fe, la oración, la peregrinación, la limosna y el ayuno, deben ser respetados a pesar de que no se compartan porque no atentan contra la libertad ni los derechos humanos. Por otro lado, está el islam radical con sus principios de, Yihad, matrimonio patriarcal para los hombres, el rol de la mujer con un papel inferior, la imposición del velo islámico a la mujer, y la sharía interpretación extrema de la ley islámica, el cual viola numerosos derechos humanos de las mujeres, categorizándolas como seres inferiores al servicio de los hombres.

Este islam radical, a fin de conseguir adeptos de todos los lugares, emplea multitud de estrategias de captación. Entre ellas se debe enfatizar el papel de las nuevas tecnologías en un mundo globalizado que permite romper barreras espacio-temporales, estableciendo en muchos casos relaciones vía internet donde se emplean todo tipo de herramientas sustentadas bajo falsas promesas que terminan por lograr la captación de miles de personas de todas las partes del mundo.

Cada vez son más las personas captadas en Occidente, concretamente en España donde se están produciendo este tipo de captaciones entre chicas y mujeres españolas. Nos encontramos con un fenómeno mundial donde el hombre ejerce control sobre la mujer y la mujer es tratada como un objeto que pertenece al hombre. Ante prácticas como estas que atemorizan a todos los Estados y desde un enfoque de Derechos Humanos es primordial conocer el proceso de captación que sufren mujeres y niñas y que deriva en una continua vulneración de sus derechos humanos.

Internet concede que las redes sociales conformen el nuevo escenario de radicalización, un espacio perfecto para la captación yihadista. Son rápidas, eficaces y llegan a todas las partes. Y a todo el mundo, especialmente a la gente joven. Esta radicalización tiene distintas fases en su proceso: La creación de perfiles en redes sociales radicales, conseguir "Retuits" o "Me gusta" en las publicaciones, petición de WhatsApp, entrevista personal y viaje a la Tierra Santa.

Todo el proceso de radicalización se produce mediante coacción, falsas promesas y amor ideal como eje central de todo este proceso. Cuando las chicas están muy enganchadas, los guerreros, las convencen para viajar a Siria y formar una familia junto a él, prometiéndoles felicidad, en Tierra Santa, en el "Paraíso".

En ocasiones las jóvenes no consiguen viajar, pues cuando van a hacerlo en los aeropuertos son detenidas y terminan en la cárcel por vinculación con grupos terroristas. Pero otras sí que logran viajar con total normalidad a los países de destino. Cuando llegan a Siria o Irak, la zona de Guerra Santa, lo primero que sufren es el robo de sus pasaportes a fin de privarlas de su identidad, y automáticamente se convierten en presas de los reclutadores, obligadas a ser guerreras yihadistas, reclutando a otras jóvenes e incluso inmolándose con un cinturón de explosivos y siendo víctimas de mercado matrimonial, donde realmente son esclavas sexuales de estos combatientes.