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Teresa y su huida de la guerrilla para salvar la vida
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Alberto López, periodista salmantino, sigue su viaje por colombia

Teresa y su huida de la guerrilla para salvar la vida

Actualizado 11/07/2016
Alberto López

El profesional del departamento de comunicación de Misiones Salesianas hace público el testimonio una de las chicas que no puede, aunque quiera, olvidar su pasado con los grupos armados de las FARC

Alberto López, periodista salmantino del departamento de Comunicación de Misiones Salesianas, se encuentra en Colombia en un momento histórico como es la firma de los acuerdos de paz entre el Gobierno y las FARC.

El motivo del viaje es rodar un documental sobre el trabajo que realizan los Salesianos con los niños desvinculados de los grupos armados y conocer qué quieren hacer con su vida y qué opinan del proceso de paz. En su última jornada ha conocido al historia de Teresa, otra de las jóvenes atrapadas por las FARC:

LA HUIDA DE PELÍCULA DE TERESA DE LA GUERRILLA PARA SALVAR SU VIDA

Teresa no puede, aunque quiera, olvidar su pasado con los grupos armadosporque lleva casi media vida entre la guerrilla de las FARC, el centro de tránsito y la Casa de Protección Especializada (CASA) de los Salesianos en Cali. Es uno de los numerosos ejemplos de éxito y está a punto de finalizar su proceso de reinserción en la sociedad: "He realizado el taller de Sistemas en el Centro de Capacitación Don Bosco, soy técnico en Mantenimiento de Sistemas y estoyr ealizando prácticas en una empresa. En septiembre las finalizo y en enero salgo del programa", comenta.

Cuando deje el centro de los Salesianos formará parte de otro programa que laayudará con una beca para sus estudios universitarios de lenguas extranjeras: "El que aprovecha el programa se da cuenta de que todo tiene mucho sentido aquí con los Salesianos. Conocemos a Don Bosco, pero sobre todo nos conocemos a nosotros mismos y el que quiere tienen las herramientas para salir adelante y empezar una nueva vida", asegura la joven.

Su historia de amor y odio con las FARC comienza cuando tenía 8 años: "Mi mamá biológica me abandonó y la tía que me acogió en el campo estaba siempre enojada conmigo, me explotaba en la casa y su marido se quería siempre pasar conmigo".

Teresa recuerda cómo un día acamparon en la finca donde vivía guerrilleros. "Estuvieron una semana y yo tuve miedo y pasé mucho tiempo debajo de la cama, pero cuando cogí confianza y vi que no me mandaban y me trataban bien les dije que me llevaran con ellos".

Por la edad que tenía el comandante se negó, "pero entonces una señora de la guerrilla dijo que ella se haría cargo de mí y aceptaron todos los guerrilleros, así que por la noche cogí algo de ropa y nadie se enteró de que me fui".

"En la selva aprendí a hacer de todo y me trataban bien. Estuve en el frente, pero sobre todo era miliciana ecónoma y me dedicaba a comprar las comidas y transportarlas por río desde la frontera con Ecuador", recuerda la joven.

Un día Teresa se enteró de que la señora que la ayudó a escapar de casa y la cuidó durante la su estancia en la guerrilla se había escapado. Ella tenía que viajar a comprar comida y lo hizo desconfiada: "Me dijeron que no regresara porque me iban a matar porque se pensaban que yo sabía dónde estaba. Estaba con unos compañeros tomando una cerveza antes de viajar y llegaron cuatro hombres en mototaxi. Dije que me iba al baño y escuché que preguntaban por mí: venían a matarme".

"Salté por la ventana y llegué al río. Me sumergí todo lo que pude y nadé corriente abajo mientras ellos disparaban al agua. Cuando salí vi un bus que iba por una loma y corrí a alcanzarlo. Me di cuenta de que estaba sangrando en un pie, me debí cortar con una piedra pero no me di cuenta, así que me quité la camisa negra que llevaba y la amarré fuerte".

"El chofer no quería parar pero al final accedió y sólo le dije que corriera porque ya veía a los que me perseguían en el bote río abajo. El hombre accedió, pero me dijo que llegaría a la terminal y luego me llevaría al hospital y así lo hizo. Dijo que era familiar suya y aunque me pidieron papeles, finalmente me curaron: tengo 14 puntos en el pie y el tendón afectado, pero estoy bien".

Pidió a un familiar que le mandara dinero y, con 200 dólares, Teresa empezó una nueva vida en Ecuador que, aunque tampoco fue fácil, la ha llevado a saber lo que quiere hacer con su vida gracias a la señora que la ayudó a escapar, que la cuidó y que también la obligó, sin quererlo, a tener que salvar su vida.

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