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España se complica la Eurocopa tras el tropiezo ante Croacia y se medirá en octavos con Italia
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LOS CROATAS REMONTAN TRAS EL GOL DE MORATA (2-1)

España se complica la Eurocopa tras el tropiezo ante Croacia y se medirá en octavos con Italia

Actualizado 22/06/2016
Redacción

La Roja elige el camino más difícil tras la derrota ante el conjunto balcánico en un duelo en el que Sergio Ramos falló un penalti y tras empezar ganando con un gol de Morata

2 Croacia: Danijel Subasic, Sime Vrsalijko, Vedran Corluka, Tin Jedvaj, Darijo Srna, Ivan Perisic (Kramaric, min. 93), Ivan Rakitic, Marko Rog (Kovacic, min. 81), Milan Badelj, Marko Pjaca (Duje Cop, min. 91), Nikola Kalinic.

1 España: David de Gea, Gerard Piqué, Sergio Ramos, Juanfran, Jordi Alba, Sergio Busquets, Andrés Iniesta, Cesc Fàbregas (Thiago, min. 83), Álvaro Morata (Aduriz, min. 66), David Silva, Nolito (Bruno, min. 59)

Goles: Morata (0-1, min 7), Kalinic (1-1, min 45), Perisic (2-1 min 87)

Árbitro: Bjorn Kulper (colegiado holandés)

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España se fundió anoche frente a Croacia en el Matmut Atlantique de Burdeos y ha elegido el camino más difícil para intentar plantarse en la final de París del próximo 10 de julio. A la vigente campeona de Europa no le respondieron las fuerzas y se dejó remontar cuando el partido languidecía, lo que le condena a ser segunda de grupo y enfrentarse el lunes a las seis de la tarde en Saint Denis en los octavos de final a la emergente Italia, que hasta el momento ha transmitido muy buenas sensaciones en el torneo. Vicente del Bosque no hizo rotaciones por la importancia del choque y repitió las alineaciones por las que ya había apostado en los dos compromisos anteriores. Le salió bien al principio, con el tempranero gol de Morata, pero el partido se le hizo muy largo a La Roja, que notó el cansancio y lo pagó muy caro con una derrota que abre un nuevo escenario en sus aspiraciones para conquistar su tercer título continental consecutivo.

En realidad, el encuentro de Burdeos había empezado una hora y media antes del pitido inicial, cuando Del Bosque sorprendió con su decisión de alinear ante los balcánicos los mismos once hombres por los que apostó en el debut ante la República Checa y también contra Turquía. El mensaje a los suyos, y también al rival, era contundente y sin aristas. España saldría a por la victoria a pesar de que el empate le servía para asegurarse el liderato. Ni la tarjeta amarilla de Sergio Ramos, con el riesgo de que viera la segunda y se perdiera los octavos, ni el eventual desgaste de algunos pesos pesados de la plantilla movió al técnico salmantino a hacer rotaciones a pesar de que se había especulado con la posibilidad de que sí lo haría. El lunes jugó al despiste en Saint Martin de Ré y amagó con la opción de introducir cuatro cambios, pero ser primero o segundo cambia tanto el futuro recorrido de los cruces que no quiso arriesgar.

No pudo empezar mejor el partido para España, que superó la presión adentada de los ajedrezados cerca de su área para romper las líneas y fabricar su habitual juego de desmarques interiores y aperturas a las bandas. En el minuto 7 un inspirado Silva se inventó un pase extraordinario para Cesc, que vio a Morata solo en la boca de gol y le dio la pelota para que la remachara. El escenario era perfecto. La Roja se había adelentado muy pronto y los croatas parecían groguis, hasta el punto de que Nolito aprovechó su desconcierto y casi hace el segundo. Sin embargo, surgieron de forma inesperada los únicos instantes reservones de los campeones en la competición, agravados con incomprensibles lapsus de concentración. Un error de Ramos y, sobre todo, un fallo garrafal de De Gea al intentar controlar un balón que culminó Rakitic con una vaselina que se encontró con el larguero y luego con el poste encendieron las alarmas.

Los hombres de Del Bosque ya no eran tan verticales y sufrían cada vez que los balcánicos se acercaban a su área. Estuvo nervioso el portero del Manchester United y no se coordinó bien con sus defensas, toscos por arriba e imprecisos en la circulación al no tener referencias claras con las que combinar. Tiene que mandar más el toledano. Andrés Iniesta mordía a ráfagas, sin la continuidad de los otros dos compromisos. Dio la sensación de que el mago de Fuentealbilla necesitaba dosificarse con lo que tiene la selección por delante. Pero hay tanta calidad en el equipo que cuando peor lo pasaba Cesc metió un balón franco dentro del área a Morata que el madrileño no supo controlar cuando lo tenía todo a favor. Fue el preludio de lo que vino después. España no basculó de manera correcta al defender una posesión de los balcánicos, que tocaron casi sin oposición y lograron el empate cuando la primera mitad languidecía.

El seleccionador comprobó cómo se desarrollaba el encuentro en los compases iniciales de la segunda parte y enseguida comprobó que la España de anoche no era ya ni de lejos la que ganó in extremis a los checos y arrolló a los turcos. La pelota de La Roja se movía con lentitud y en horizontal y la de los croatas volaba con verticalidad. Una mala salida de De Gea pudo suponer el segundo tanto de los balcánicos y a Del Bosque no le quedó más remedio que mover ficha para recuperar el dominio. Quitó a Nolito y metió a Bruno para acompañar a Busquets y dar mayor empaque a la medular con el doble pivote. Después retiró a Morata, muy cansado, y volvió a dar minutos a Aduriz. Y de repente en el 69 una acción pudo cambiarlo todo, cuando el árbitro señaló un riguroso penalti a Silva -los croatas habían pedido otro poco antes-. Sergio Ramos lanzó y Subasic se lo paró. Tocaba sufrir aún más ante Croacia, que se vino arriba.

Los campeones habían planteado una batalla sin cuartel y los balcánicos, más frescos en el campo en el tramo final, recogieron el guante sin complejos. 'Si a vosotros el empate no os es suficiente, a nosotros tampoco', parecieron advertir a los campeones. No hubo un pacto de no agresión ni siquiera en el tramo final y los españoles pagaron su esfuerzo bajo un intento calor. Los que anoche vistieron de blanco ya no tenían fuerzas, se les notaba fundidos. A los azules aún les quedaba un resuello. Y lo aprovecharon. Con el equipo descolocado, los croatas fabricaron una jugada por la banda izquierda que culminó Perisic en el minuto 88. España lo intentó a pesar de todo con la fe de los campeones. La tuvo en el descuento David Silva. La Roja pinchó en hueso cuando nadie se lo esperaba y ahora afrontará el camino más tortuoso en los cruces. El lunes, octavos frente a la emergente Italia en Saint Denis. Siempre nos quedará París.

Fuente: El Norte de Castilla

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