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Se cumple la última voluntad de Fray Zamarreño, después de 200 años
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DONACIÓN DE UNA PINTURA DEL SIGLO XIX AL AYUNTAMIENTO

Se cumple la última voluntad de Fray Zamarreño, después de 200 años

Actualizado 05/05/2016
Redacción Béjar

BÉJAR | El retrato de Fray Zamarreño podrá visitarse en el museo Valeriano Salas, situado en una dependencia del Convento de San Francisco, donde vivió este fraile

Esta mañana Mercedes y José Manuel Valle han cumplido la voluntad de Fray Zamarreño de devolver el retrato de este monje franciscano a su lugar de origen, la Ermita de la Trinidad de San Francisco de Béjar

El monje franciscano, Blas Zamarreño, nacido a principios del siglo XIX, pasó su juventud en el Convento de San Francisco de Béjar, salió de este retiro para cubrir la vacante del cura de Puerto de Béjar, muerto por una pandemia de peste de cólera morbo que diezmó considerablemente al clero y que sin embargo, respetó a la mayoría de los frailes por el aislamiento en el que vivían.

El franciscano cogió sus pertenencias y con un cuadro que contenía su retrato, pintado en 1831, y montado en un burro, se desplazó hasta la vecina localidad donde se hizo cargo de la parroquia, colocando la pintura en la escuela del pueblo. Allí permaneció cien años hasta que se instauró la República y el maestro, D. Venceslao, se lo regaló Agustina Gil, bisabuela de Mercedes y José Manuel Valle, ante el temor de que fuera quemado por contener una imagen religiosa.

La mujer lo colgó en su casa y permaneció en depósito en manos de su nieto, Agustín Valle, que pese a ser una persona poco conservacionista, lleva el retrato del fraile, durante 85 años, por todos los lugares en los que reside durante su larga vida, Plasencia, Cáceres y Madrid, esperando el momento de cumplir el deseo que el monje dejó escrito en el reverso del cuadro:

"Después de mi fallecimiento suplico le coloquen en laermita de Latrinidad de San Franco de Bexar.

Fr. Blas Zamarreño. Año 1831"

Tras años colgado en el salón de las diferentes residencias de la familia Valle y casi 200 años después de salir del convento de San Francisco, vuelve a su lugar de origen de manos de los hijos de Agustín Valle, que en la actualidad cuenta con 95 años de vida.

La llegada a Béjar se ha producido a través de los contactos de Miguel Soto Pardo y Carmen Cascón en el Ayuntamiento, que han finalizado con la donación del retrato de Fray Zamarreño y su colocación en el Museo Valeriano Salas, situado en una de las dependencias del citado convento franciscano.

El retrato está pintado en óleo sobre lienzo, con una pincelada compacta y poco definida. Se desconoce su autoría, pero parece estar ejecutado por dos personas diferentes, un maestro que pintó los rasgos principales del rostro y algún aprendiz que resolvió con menos acierto los volúmenes de los ropajes y la figura plana del loro que se posa sobre la mano del monje.

Aunque por la fecha de la pintura, siglo XIX, la imagen del loro seguramente carece de valor simbólico y simplemente se tratase de un animal de compañía, sí se debe tener en cuenta el valor antropológico de la figura del fraile, pues pone cara a uno de los habitantes del Convento de San Francisco, lo que sitúa al espectador ante el retrato de un personaje que representa a un colectivo que formó parte de la historia bejarana.

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