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Reconciliarse con el asociacionismo
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LA OPINIÓN DE DOMINGO BENITO

Reconciliarse con el asociacionismo

Actualizado 04/04/2016
Domingo Benito Lucas

Durante estos años, la estrategia institucional en la relación con el tejido vecinal mirobrigense ha sido la de la boa constrictor: apretar poco a poco, cada vez más, hasta que no quede aire que respirar

Como decíamos ayer, en ocasiones todo es tan sencillo como hablar. Años de desencuentro entre Ayuntamiento y asociaciones de vecinos. No por el fondo, sino por la forma. Que el debate sobre qué es subvencionable y qué no lo es se enquiste durante tanto tiempo responde indudablemente a un desacuerdo buscado, casi premeditado.

Que las asociaciones de vecinos no están en su mejor momento es una evidencia. Decir que el tejido vecinal no es lo que era es una cosa, y que no merezca la pena es otra bien distinta. Nada es lo que era. Todo se ha visto afectado por esa emergencia de nuevos valores de la postmodernidad, y la erosión de los años ha generado estragos en el conjunto de la sociedad. Ni los sindicatos son lo que eran, ni la escuela, ni los partidos políticos, los medios de comunicación? hasta las relaciones personales han mutado en direcciones insospechadas, generando conexiones digitales inconcebibles hace no tantos años. El vendaval ha arrastrado, para bien o para mal, casi todo lo existente con anterioridad, especialmente aquello que Zygmunt Bauman define como "sólido". Cualquiera podría decir que el sentido de las asociaciones de vecinos ha desaparecido en un momento en el que la individualización y la creación colectivas ni tienen sentido, ni son seductoras para una gran parte de la ciudadanía.

Y, sin embargo, se mueve. Vivimos tiempos de demandas democráticas profundas. Los ciudadanos y ciudadanas piden progresiva y elevada participación en los asuntos colectivos y públicos. Legítimamente, hay un sector importante de la población que considera necesario el acercamiento entre representantes y representados. Pero frente a quien considera que la senda es la de la singularidad (ciudadano relacionado con institución), los hay que mantenemos la imperiosa necesidad de que transitar el camino de la pluralidad, creando espacios de debate, de propuesta y de pequeñas soberanías que permitan construir nuevas colectividades. Así, el municipalismo emerge como el espacio donde construir cambios, abordar esas mejoras, marco inigualable para una participación directa en los temas comunes y el fomento del asociacionismo un pilar fundamental de esa práctica.

Durante estos años, la estrategia institucional en la relación con el tejido vecinal mirobrigense ha sido la de la boa constrictor: apretar poco a poco, cada vez más, hasta que no quede aire que respirar. Retirando la subvención a las excursiones culturales, actividades que generan lazos afectivos, experiencias compartidas, posibilidad de nuevas relaciones personales? y dificultando, también, la edición de "Vecinos", la voz del mundo asociativo vecinal. Irreverente, crítica, molesta y en ocasiones, huelga decirlo, muy injusta, pero en todo caso un instrumento propio de una asociación o conjunto de asociaciones para la difusión de sus actividades.

Frente a eso había una alternativa basada en la palabra, el diálogo y la virtud de hablar. Hemos estado varios meses negociando, en silencio, discretamente, con los representantes vecinales. Por un lado en el marco de las reuniones que estamos teniendo barrio a barrio con esas asociaciones para conocer realidades y urgencias. Por otro, en reuniones con la directiva de la Federación de Vecinos para acercar posturas. Sin cambiar elementos positivos que se habían incorporado los últimos años a la convocatoria de subvenciones pero recuperando reivindicaciones justas y haciendo, a la vez, avances significativos. Y cediendo por ambas partes, hasta obligarnos a llegar a un acuerdo.

Deseo el inicio de una nueva era en las relaciones del Ayuntamiento con el conjunto del tejido social. Un entramado que debe seguir siendo reivindicativo e incómodo para quienes tenemos la responsabilidad de gobernar, pero que debe disponer de canales estables de participación y capacidad de actuar sobre las cuestiones municipales. Eso nos va a permitir hacer pedagogía, explicando lo que se puede y lo que no se puede hacer; implicar a la gente en las decisiones (como en el caso del tráfico en la Avenida de Salamanca), rendir cuentas (pronto presentaremos un programa para ello) y, ante todo, impulsar el movimiento asociativo incentivando a los mirobrigenses a participar del asociacionismo como mecanismo para construir un Ciudad Rodrigo mejor.

Domingo Benito Lucas

Concejal de Participación Ciudadana del Ayuntamiento de Ciudad Rodrigo

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