La putrefacción virulenta de los “Podremitas"

Europa temblaba con la vieja idea de que una coleta asomara por los Urales, sin darse cuenta que la cola de caballo ya estaba incrustada en su seno.

En el caldo de cultivo de una sociedad española herida y dividida por la crisis y la corrupción, se ha engendrado un potente y letal virus que devora y descompone a su huésped con una precisión de cirujano.

Pablo Iglesias y su jauría de estalinistas, convierten en herrumbre todo aquello que tocan, sin importarles que se explote la imagen de un neonato, desvirtuando la idea de los Reyes Magos o poniendo tres prostitutas en Valencia para que, con sus protuberantes mamas, feliciten la navidad a los ojipláticos niños.

Los "Podremitas", por lo general un grupo de parásitos sociales, han conseguido contaminar el corazón y el alma de millones de desesperados que, cegados por sus falacias imposibles, han decidido regalarles su voto sin pensar en que, el rico seguirá teniendo "chacha" y calefacción y veraneará en Miami a la par que conduce un cochazo de película, mientras estos pobres desgraciados que votaron a los de morado, pasarán más penurias que el Santo Job.

Llega a tal la virulencia con la que ataca el germen de los "Podremitas", que han "putrefactado" todo el sistema (por algo son anti-sistema) e incluso han herido de muerte a su familiar archienemigo e histórico Partido Socialista ¿Obrero? ¿Español? (PSOE), relegándolo a un mero puesto de pelele.

Aunque a mí no me la daban desde el principio, ya que inteligente no sé pero avispado soy un rato largo, me gustaría que los votantes de los "Podremitas" se hagan una sola pregunta para que vean lo que NOS espera con estos individuos: Si tan sociales y pacíficos son, ¿cómo es que piden estar al frente de las Fuerzas Armadas, el CNI, la policía, RTVE y la Guardia Civil para combatir la pobreza, y no al frente de un Ministerio de Sanidad o Asuntos Sociales?

Vaticiné un quebrantar de huesos y un rechinar de dientes, pero me parece a mí que lo que viene será mucho peor, augurando sin duda, un paisaje dantesco lleno de pobres harapientos gobernados por un fanático con coleta.