El piloto salmantino empieza el año 2026 participando en la prestigiosa prueba por octava vez en su carrera deportiva. La cita, del 3 al 17 de enero
Lorenzo Santolino está listo para embarcarse en la que será su octava participación en el rally más duro del mundo: el Dakar. Con las maletas prácticamente listas y la mente puesta en el desierto de Arabia Saudí, el piloto charro analiza las circunstancias especiales que rodean a esta edición de 2026, marcada por una recuperación física a contrarreloj tras una fractura en el pie que ha condicionado su programa de entrenamiento.
A finales de diciembre, la expedición salmantina puso rumbo a Arabia. Atrás quedan meses de trabajo, rehabilitación y planificación logística. Por delante, 14 etapas de arena, dunas y navegación donde cualquier error se paga caro.
La temporada 2025 no ha seguido el guion habitual para el piloto salmantino. Una inoportuna lesión en el pie, sumada a molestias en la rodilla, ha obligado a Santolino a modificar drásticamente su rutina de preparación en el tramo final del año. Lejos de la intensidad habitual de los meses de noviembre y diciembre, el foco se ha centrado en la recuperación y la fisioterapia.
Al ser preguntado por las sensaciones previas a este octavo Dakar, Santolino no oculta que la espera se ha hecho notar, especialmente debido a los contratiempos físicos. “Llevo siete, por lo que este será el octavo. Las sensaciones son de ganas de que empiece, porque se está haciendo un poco largo, sobre todo este último mes, a raíz de la rotura que sufrí, del dolor por lo del pie, la operación y la rehabilitación…”, confiesa el piloto.
Este último mes es crítico en la logística de un equipo. No solo se trata de entrenar, sino de coordinar el envío de material y cerrar la burocracia necesaria para entrar en Arabia Saudí. “Entre medias, también es el mes en el que quedan los últimos detalles, el embarque de todo el material para el Dakar, pedir un montón de cosas, documentación, ropa y demás. La verdad es que son muchas cosas de última hora”, asegura, mostrando esa impaciencia típica del competidor que desea verse ya en la línea de salida.
La pregunta que ronda la cabeza de todos los aficionados salmantinos es el estado real de forma de su piloto. El Dakar exige un pilotaje de pie sobre las estriberas durante horas, castigando severamente las extremidades inferiores. Santolino es franco sobre su situación actual: no está al cien por cien, pero la evolución es positiva. “En cuanto a la lesión, va mejorando; tenía un poquito tocada la rodilla también. Espero poder ir bien”, explica. Sin embargo, la lesión ha limitado su capacidad para realizar entrenamiento cardiovascular de impacto, fundamental para el fondo físico. “Es verdad que no me impide continuar con lo que tenía planificado, pero a la hora de correr o nadar estoy bastante limitado. Entonces, en cuanto a la recuperación va mejor, pero lo que es el entrenamiento sí que está muy estancado, y veremos qué tal el rendimiento”.
La incertidumbre reside en la acumulación de fatiga. Un Dakar no se gana en un día, pero el cuerpo debe aguantar dos semanas de castigo continuo. “Me encuentro bien físicamente, pero es verdad que afrontamos una carrera de 14 días y los últimos días seguramente sean duros, pero veremos…”, analiza con prudencia.
A pesar de los hándicaps, el espíritu competitivo de Santolino permanece intacto. Ya sabe lo que es ganar una etapa en el Dakar, un hito que le otorgó reconocimiento internacional y que demostró su capacidad para rodar al ritmo de los mejores del mundo en 2025. Para esta edición de 2026, el objetivo ideal sería repetir esa hazaña y luchar por la clasificación general, aunque el piloto prefiere mantener los pies en el suelo.
“Sí, complicado es siempre, más aún con el hándicap que llevo ahora. Me gustaría, obviamente, volver a intentar ganar una etapa y hacer un top 5, pero, siendo realista, no va a ser nada fácil, y yo creo que esto se irá viendo día a día”, reconoce. La clave estará en fluir con la carrera y aprovechar las oportunidades cuando se presenten. “Si el día que esté en una etapa me veo competitivo, con opciones de ganar y todo va fluyendo bien, intentaré hacerlo, pero creo que hay que empezar un poco cauto, cogiendo el ritmo y las buenas sensaciones que seguro que faltarán, ya que hace muchos días que no entreno con la moto”.
Para el gran público, el Dakar son dos semanas en enero. Para los profesionales como Santolino, es un trabajo de 365 días. El piloto ha detallado cómo se estructura su año, revelando que la edición de 2026 comienza, paradójicamente, en cuanto termina la de 2025. Este año, sin embargo, la rutina se ha visto alterada.
“Está siendo un poco atípico este año por lo que comentábamos, pero por lo general, el Dakar para mí empieza una vez terminamos este”, explica. El proceso postcarrera es analítico: “Lo primero es poner en conjunto todo lo pasado, un resumen de cómo ha ido. Primero con mi equipo, a nivel técnico, y después con los preparadores físico y psicológico para analizar puntos a mejorar o situaciones en las que me he encontrado bien y otras quizá no tanto, y a partir de ahí hacer una planificación que se extiende a lo largo del año”. El calendario de competición sirve como preparación gradual. “Obviamente hay una época de descanso, pero a partir de ahí empezamos a hacer una base. El primer semestre es más de mantenimiento y de generar esa base física, y después, en la segunda parte, hay más carreras: Rally de Marruecos, Baja Aragón, este año hicimos también el Rally de Portugal…”. Estas pruebas son vitales para recuperar el “ritmo de carrera” antes de la gran cita.
El Dakar 2026 se disputará del 3 al 17 de enero, con 14 etapas que prometen ser demoledoras. Sin embargo, el secretismo de la organización vuelve a dificultar la planificación previa. La información es escasa y, en ocasiones, poco fiable. “Tenemos muy pocos datos y son muy generales, apenas sobre el tipo de terreno”, explica Santolino, que ya ha aprendido a desconfiar de las previsiones oficiales. “A veces anuncian una navegación complicada y todo fluye bien, y otros días, cuando parece sencillo, se forma un lío y se pierde mucha gente”.
La clave volverá a ser la capacidad de adaptación. “Es difícil marcar días concretos, aunque sí puedes intuir una estrategia general. Hay etapas que a priori parecen mejores, pero todo es relativo”. El momento decisivo llegará justo antes de la salida: “En el briefing general, el día antes de la prólogo, ya dan detalles que ayudan a recomponer la carrera y a plantear algo más estratégico”.
En el apartado técnico no hay revoluciones, sino una evolución lógica de una moto ya contrastada. La fiabilidad y el conocimiento del conjunto siguen siendo prioritarios, con especial atención a la suspensión delantera. “Tenemos una base muy buena que ha ido evolucionando con los años hasta la moto del año pasado. Me encontré muy a gusto y el motor ofrece prestaciones correctas”, señala. Para 2026, los cambios son sutiles pero importantes: “Hemos afinado pequeños detalles, sobre todo en la suspensión delantera, para mejorar el tacto en ciertas condiciones. La base es prácticamente la misma que en el último Dakar”.
La categoría de motos vive uno de sus momentos más competitivos. Santolino considera que muchos pilotos tienen capacidad para ganar etapas, especialmente los oficiales, pero ve a tres nombres un paso por delante para la general. “Tosha Schareina, segundo el año pasado, y Daniel Sanders, que ha dominado el mundial, están un puntito por encima”, afirma. A ellos suma a un especialista del desierto saudí: “Ricky Brabec siempre rinde en Arabia y ya ha ganado dos veces”. Para el salmantino, salvo sorpresa, el podio debería salir de ese trío.
Santolino viajó el día 29, lo que le permitió pasar Nochebuena y Navidad en casa, aunque se pierde Fin de Año y Reyes lejos de su familia. “Se agradece mucho poder estar estos días con los niños. Intento disfrutar sin excesos, aunque sigo entrenando y preparando los últimos detalles”. Tras el Dakar, el calendario se definirá en febrero, pero la idea es mantener un programa similar, combinando pruebas del Mundial con la preparación del próximo Dakar.
Para cerrar, Santolino quiso agradecer el apoyo recibido, especialmente tras su victoria de etapa el año pasado. “Allí no eres consciente de todo, pero al volver me di cuenta del empuje que recibí desde España”. También tuvo palabras para patrocinadores y equipo, antes de desear unas felices fiestas y prometer luchar por dar buenas noticias en enero. Salamanca volverá a seguir de cerca a su embajador en el desierto, confiando en que Santolino vuelva a brillar en la prueba más dura del mundo.