El equipo benjamín del club avanza en su formación deportiva y personal con un grupo numeroso en el que prima el aprendizaje, la convivencia y la diversión
El equipo Benjamín de las Escuelas Deportivas Piensos Durán Albense FS continúa dando pasos firmes en su proceso de formación. A las órdenes de los monitores Gonzalo Martín y Adrián González, el grupo trabaja cada semana con un objetivo claro: que los niños aprendan las bases del fútbol sala mientras disfrutan del deporte y fortalecen sus lazos como equipo.
La plantilla está formada por Jorge Marcos, Pablo, Javier Bernabé, Jaime Salinero, José Miguel Cívicos, Bruno Sánchez, Rubén García, Martín Hernández, Tobías Hernández, Samuel Diego, José Blázquez, Jorge Alonso, Álvaro Marcos, Eduard y Samuel García.
El equipo está compuesto por niños de distintas edades, lo que convierte cada entrenamiento en un reto organizativo. “Son niños que más o menos se llevan todos bien, se conocen, pero son un poco trastos y eso hace que todo sea muy movido; aun así, el ambiente es muy bueno y no hay ninguno problemático”, explican desde el cuerpo técnico. El hecho de ser un grupo tan amplio también influye: “Lo ‘malo’ es que son 17, y eso complica un poco más las cosas”.
La relación entre niños y monitores es cercana, aunque adaptada a la categoría. “Nos ven como a un profesor; hay que ser un poco más tajante que con otras categorías porque son muchos, pero tienen confianza, no les importa preguntarnos cosas o contarnos lo que les pasa en casa”, señalan.
El planteamiento de los entrenamientos se centra en asentar las bases del fútbol sala. “Ahora mismo buscamos que aprendan a colocarse, que entiendan qué es el fútbol sala y, sobre todo, que disfruten, porque si no se lo pasan bien no van a continuar”, explican los entrenadores. Las sesiones se estructuran con una parte específica con balón, “para que todos toquen balón”, una introducción a conceptos tácticos sencillos y, casi siempre, un partido final “para que pongan en práctica lo aprendido”.
Ese trabajo también se traslada a la competición escolar de los fines de semana. “Intentamos que todos tengan su oportunidad, que todos sean partícipes del partido y que aprendan a ganar y a perder”, destacan, remarcando la importancia de que “jueguen todos y demuestren lo trabajado en los entrenamientos”.
La mejoría del equipo es evidente. “Los primeros días prácticamente no sabían hacer nada, pasar y poco más; ahora han aprendido tácticas y se nota mucho la evolución”, aseguran. Uno de los avances más claros está en el juego colectivo: “Antes cogían el balón y se iban directos a portería; ahora tocan bastante más y la colocación ha mejorado mucho”.
El principal punto fuerte del grupo es la unión. “Se llevan bien entre ellos, se nota que son amigos”, destacan, algo clave en una etapa “muy formativa y en una edad complicada”. El objetivo final va más allá del deporte: “Que hagan grupo, que se diviertan y salgan de aquí siendo amigos, entendiendo que con el fútbol pueden conocer a más gente y llegar a más sitios”.
El mensaje final también se dirige a las familias: “Son chavales bastante buenos, que quizá algún día puedan llegar al primer equipo. Que las familias disfruten con sus hijos, que vengan a apoyarlos y que vean el fútbol sala como un entretenimiento y una forma de ver a sus hijos disfrutar”.