OPINIóN
Actualizado 26/12/2025 08:41:06
José Luis Zunni

Si se tratara solo de adaptarnos y también acostumbrarnos a este flagelo del siglo XXI que llamamos “incertidumbre”, digamos que como con tantas otras cosas de la vida a la que nos enfrentamos, siempre terminamos ajustándonos a ello, porque así es la naturaleza humana.

Pero lo que planteo hoy en esta hermosa época de Navidad, justamente por lo que ella implica, es que a este renacimiento que nuestra celebración significa, hay que sumarle la “determinación”, que es el antídoto para aquellas dosis de incertidumbre que a diario consumimos nos guste o no el menú.

Siempre hemos estado explicando la incertidumbre desde la óptica del liderazgo en los últimos quince años, ante la cual hay que hacer dos cosas:

- Saber esperar el momento para actuar y elegir bien la estrategia adecuada.

- Aprender a convivir con la incertidumbre, ya que es un dato más de nuestra realidad cotidiana.

Pero en ese día a día, con frecuencia actuamos como si nos condujéramos con piloto automático, manteniendo expectativas positivas porque nos sobrevendrá un futuro mejor, al mismo tiempo que abrigar la esperanza de que aún será posible ese cambio que esperamos suceda en nuestra vida. Pero creyendo que dejando todo al destino se va a solucionar el problema, termina siendo una mera ilusión.

Entonces, vamos a introducir ahora la variable con la que a menudo no contamos, en referencia a que son pocas las personas, especialmente los líderes políticos mundiales, que no aplican como debieran este auténtico atributo que es la “determinación”.

Es un valor que está en el ADN de nuestro carácter, por lo que en muchas ocasiones ocurre, que una persona, sea en su ámbito personal o en el laboral, no encuentra el momento para hacer un cambio que sabe necesita darle a su vida; si es un líder político, por ejemplo, con responsabilidades en alguna de las instituciones de la UE, sabe que hay que tomar determinada decisión pero no encuentra la oportunidad y especialmente, por una cuestión de mayorías casi siempre parlamentarias, empieza a dudar, lo que le hace terminar abdicando de esa determinación para llevar a cabo una medida política con efectos en los ámbitos económicos y sociales.

En el plano personal, estamos demasiado acostumbrados al estrés y la inseguridad, característica del común de los mortales. ¿Por qué? Debido a que las personas se han venido acostumbrando a esas dosis constantes de incertidumbre, pero con la certeza de que el mañana nos ofrecerá una posición mejor. Es el peligro de caer en el “voluntarismo” que, si no va acompañado de la acción correspondiente, se convierte en un mero espejismo de cambio.

La cuestión es que, tanto en el mundo de la política como en el plano del individuo, la incertidumbre es un valor en crecimiento. Además, con el agravante que cuesta encontrar el contrapeso que la neutralice, más aún, con la aparición constante de nuevas variables que convierten los escenarios conocidos hasta ayer mismo, en un cambio de paradigma. Circunstancia que nos insufla mucha más incertidumbre a la que ya teníamos. O sea, un efecto bucle del cual no vemos la salida.

Cuando lo que analizamos es el ámbito personal, debemos advertir que la incertidumbre puede ahogar nuestra felicidad si no estamos, tratando de adaptarnos y disfrutando de los cambios que vamos operando en nuestras vidas. Partimos de la base que toda situación futura debe ser mejor que la presente, o al menos, habernos brindado la posibilidad de prepararnos en condiciones idóneas para afrontar los retos.

Y podemos agregar también una nueva variable a tener en cuenta, que corresponde al necesario aspecto evolutivo, válido para el ámbito social e individual, cuando sabemos que, si bien disponemos de normativas y leyes que regulan toda la actividad de las sociedades modernas, no significa que éstas no vayan envejeciendo por la cantidad de otras nuevas variables que van entrado en juego. La aceleración de los cambios dificulta la adaptabilidad, lo que produce efectos muy negativos en la psicología individual y por supuesto, en la social.

¿Es que estoy sugiriendo que debemos saltarnos las normas si éstas no nos gustan o no nos resultan cómodas? Las reglas (normas, leyes, principios, etc.) también evolucionan y de lo que se trata, es de la adaptación a las nuevas circunstancias. Porque se ha evidenciado, especialmente a partir de la entrada en el siglo XXI, que todo el aparato normativo tiene con más frecuencia de lo que nos gustaría, fecha de caducidad. Por tanto, para no violentarlas hay que adecuarlas y ajustarlas.

En nuestro ámbito más íntimo, no debemos dejar que las pequeñas cosas simples nos roben la felicidad, y muy especialmente, cuando ya hay cuestiones que están afectando nuestra vida, que no dependen solo de nosotros, sino de todas esas situaciones económicas, sociales y políticas que las condicionan, tenemos que apelar a la determinación de operar el cambio. Sea más o menos doloroso.

Si recordamos a Buda, nos enseña que “no hay camino hacia la felicidad ... porque la felicidad es el camino”. Sin duda encaja como “anillo al dedo” en nuestro pensamiento, porque de lo que se trata es de abrazar la incertidumbre y disfrutar del devenir. Porque cuando abrazamos sentimos que controlamos (desde ya que amamos). Cuando tenemos la sensación que la felicidad no se nos escapa, achicamos nuestro espacio vital de incertidumbre porque estamos alimentando el alma al fijarnos un mínimo de felicidad razonable, como dice Elbert Hubbard que “la felicidad es un hábito ... cultívalo”.

Dalai Lama se aproxima perfectamente a esta concepción de la felicidad y el manejo que hagamos del tiempo y la incertidumbre, cuando afirma que “la felicidad no es algo preparado ... proviene de tus propias acciones”.

Como puede verse, sea Buda, Hubbard, Dalai Lama y muchos otros pensadores que también están en esta línea de la acción… de actuar con determinación, es justamente ese valor que conforma nuestro carácter y que lamentablemente no abunda. Desde ya que cuando su escasez se manifiesta en los ámbitos de la política, especialmente de líderes mundiales, se suceden tomas de decisiones no solo que no se adaptan a los requerimientos de la ciudadanía, sino que generalmente llegan tarde o que peor aún, dado el contexto social y económico, terminan resultando totalmente inoportunas.

Convertir el arrepentimiento en nuevas oportunidades

Cada persona cuando aprende a vivir con el arrepentimiento por cosas del pasado que no le han salido bien y se culpa por ello, tendrá que saber sacar un aprendizaje de esa historia personal, porque si cree que no le llevó a su destino, al menos le ha preparado para ello. Le ha dado un curso gratis a su vida para enfrentarte a una nueva oportunidad.

Porque es algo que a todos nos ocurre antes o después: aún, cuando el error que nos condujo por camino equivocado que provoca esa congoja constante de sentimiento de culpa, ya estamos preparados para otro golpe, porque nos guste o no, es inevitable, es ley de vida. Nos caemos y levantamos. La cuestión es saber cómo reaccionar en cada caso. Como abrazar la incertidumbre y empezar a vislumbra un futuro posible. Como implementar actos que se nutran no solo de la experiencia del aprendizaje pretérito, sino de la determinación que tengamos en el presente.

Me permito daros unos consejos queridos lectores/as:

- Tu determinación es la herramienta más poderosa que tienes para enfrentarte a la incertidumbre.

- Desde ya que no vas a eliminar la, incertidumbre, sino neutralizarla en cuanto a los efectos que a ti te produzcan en tu ánimo, capacidad de reacción y la manera de focalizar el reto y/o problema que tengas por delante.

- Lo importante de tomar esta consciencia, es que sabes que no la eliminas, aunque sí cambias tú posición personal frente a ella.

- Si bien la incertidumbre suele generar miedo y éste con frecuencia paraliza a las personas, o en el mejor de los casos les hace pensar demasiado pero no viendo una salida, es entonces cuando la decisión de actuar que impulsa este valor de la determinación, hace que la incertidumbre deja de ser esa barrera que te detiene y se convierte en un camino que vas descubriendo.

- La determinación tiene que ver con lo que tú crees que puedes controlar, que por supuesto, más fuerte será cuánto más decisiva sea la fuerza que pongas en ello, la actitud que adoptes, cómo estás vislumbrando el próximo paso que deberás dar, en fin, una manera de conducirte en tu vida en la que sientes que tienes el poder de tus decisiones y acciones.

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