La entidad apuesta por un crecimiento orgánico y la inclusión social con la vista puesta en el ascenso a categoría nacional. Es la tercera protagonista de la sección y el último de 2025
El Salamanca Rugby Club ha experimentado una transformación notable en los últimos tiempos, consolidándose como una referencia del deporte oval en la provincia. No se trata solo de números, aunque las cifras hablan por sí solas, sino de una filosofía que ha calado hondo en la estructura de la entidad. Batta, director deportivo del club, ha analizado la situación actual de un proyecto que ha definido como "un proyecto a largo plazo" y que ha logrado multiplicar su masa social de manera exponencial.
Uno de los datos más impactantes que ha ofrecido el responsable deportivo es el crecimiento en el número de licencias. La entidad ha pasado de ser un club modesto con apenas efectivos a manejar una estructura considerable. "La complejidad de un club que tenía 60 fichas hace unos años a un club que tiene 250 ahora, es que somos muchas más personas, cada uno de una forma distinta, y tenemos que buscar un hueco donde todos podamos convivir", ha explicado Batta. Para gestionar este volumen de deportistas, la clave ha residido en la unidad de criterio: "Lo que lo hace posible es que todos trabajemos con una finalidad. Una vez que una persona entiende la filosofía de cómo queremos que sea el club y de cómo queremos trabajar, se hace mucho más sencillo".
Al ser preguntado por el secreto de este auge, que contrasta con la hegemonía histórica de deportes como el fútbol o el baloncesto en Salamanca, el director deportivo ha sido claro: no hay fórmulas mágicas, sino la satisfacción de los propios protagonistas. "Para mí, el principal es el boca a boca", ha asegurado. "Cuando los niños que empiezan a jugar disfrutan del juego, se divierten, el rugby es una parte de su vida que les gusta y están deseando que llegue el día del entrenamiento del partido, eso lo transmiten".
Esta transmisión de entusiasmo a compañeros, amigos y familiares ha sido el motor del crecimiento. Además, Batta ha reconocido que la visibilidad del rugby en torneos internacionales ayuda a romper barreras y prejuicios: "Todo eso hace que la gente ya empiece a ver el rugby como lo que es: un deporte muy noble, que tiene su carga física, pero que tiene otros códigos".
El modelo formativo del Salamanca Rugby Club huye de la presión competitiva en las edades tempranas. Según ha detallado el director deportivo, el proceso debe ser orgánico. "Que vaya de una forma natural. Cuando son niños muy pequeños no hablamos de competición, y de hecho, las clasificaciones, ni hay ligas ni copas ni nada de eso, y juegan por el placer de jugar, por la propia diversión", ha indicado. La competitividad, según su experiencia, surge de los propios chicos más adelante: "Según van cumpliendo años, cuando ya llegan a categorías sub 12 o sub 14, ya es cuando, digamos, son los propios jugadores los que demandan esa competitividad".
Más allá del césped, el club ha apostado por una fuerte dimensión social. "Queremos que sea un club familiar, un club abierto y un club donde ponemos el foco y la importancia en el jugador, en la persona", ha subrayado Bata. Aunque la parte deportiva es relevante, la entidad prioriza otros valores: "Tiene que haber una dimensión social también de lo que hacemos y, por supuesto, tenemos que aprender a valorar más el esfuerzo que el resultado".
Dentro de esta labor integradora, el club también trabaja en la inclusión. Batta ha mencionado la presencia de un equipo diverso: "Hay personas con discapacidad que vienen de clubes deportivos como Adas, y hay jugadores veteranos, hay padres". Una mezcla de perfiles que refuerza ese carácter de club abierto a todos.
Mirando hacia el futuro, el Salamanca Rugby Club tiene objetivos ambiciosos pero cimentados en la paciencia y el trabajo de base. El reto es que los jóvenes talentos nutran al primer equipo. "Empiezan a subir jugadores que hemos ido formando desde pequeños, empiezan a formar parte del equipo senior", ha comentado Bata. La meta final es deportiva, pero consecuencia del trabajo previo: "Queremos que esa sea la base de un equipo que vaya a conseguir buenos resultados [...] que el día de mañana pueda conseguir ese ascenso a categoría nacional y que ese equipo tenga una base sólida".