SOCIEDAD
Actualizado 24/12/2025 14:13:35
Redacción

Los especialistas recomiendan mantener la moderación y seguir pautas sencillas para prevenir las urgencias habituales de estas fechas. Una correcta hidratación, evitar los ayunos previos y masticar despacio son fundamentales para minimizar el impacto de los excesos calóricos en el organismo.

Con la llegada de la Nochebuena esta misma noche y la comida de Navidad mañana, las mesas de Salamanca se llenan de platos tradicionales que, a menudo, implican una ingesta calórica muy superior a la habitual. Los expertos en salud pública y nutrición insisten en que el disfrute gastronómico no debe estar reñido con la prudencia para evitar cuadros de indigestión, acidez o descompensaciones en patologías crónicas.

Las urgencias hospitalarias suelen registrar un aumento de visitas durante estas fechas relacionadas con excesos alimentarios y etílicos. Para evitar terminar las fiestas con problemas de salud, es recomendable seguir una serie de pautas avaladas por la comunidad médica que ayudan a gestionar las comidas copiosas sin renunciar a la celebración.

El objetivo no es realizar una dieta estricta en un día festivo, sino aplicar el sentido común y escuchar las señales de saciedad del cuerpo para evitar el malestar posterior.

No llegar con hambre excesiva a la cena

Uno de los errores más comunes es realizar ayunos prolongados o comer muy poco durante el día reservando el apetito para la cena de Nochebuena. Esta práctica suele ser contraproducente, ya que provoca que se llegue a la mesa con una ansiedad desmedida, lo que conduce a comer más rápido y en mayor cantidad de lo necesario.

Los nutricionistas aconsejan realizar comidas ligeras pero completas durante el día (desayuno y comida del 24 de diciembre), e incluso tomar un pequeño tentempié saludable, como una pieza de fruta o un yogur, un par de horas antes de la gran cena. Esto ayuda a regular el apetito y permite seleccionar mejor los alimentos.

Durante la comida: masticación y selección

El proceso de digestión comienza en la boca. Comer despacio y masticar bien los alimentos facilita el trabajo del estómago y permite que la señal de saciedad llegue al cerebro a tiempo, lo que suele tardar unos 20 minutos desde que se empieza a comer. Engullir la comida impide percibir esta señal, provocando una ingesta excesiva.

Otras recomendaciones prácticas para el momento de la cena incluyen:

  • Priorizar las proteínas y verduras: Es aconsejable servirse primero los alimentos proteicos (carnes, pescados, mariscos) o vegetales, dejando los hidratos de carbono y grasas saturadas en segundo plano.
  • Cuidado con los aperitivos: Los entrantes suelen ser muy calóricos y ricos en sal. Moderar su consumo es clave para dejar espacio al plato principal.
  • Salsas aparte: Si es posible, servir las salsas en un recipiente separado permite controlar la cantidad que se añade al plato, reduciendo significativamente las calorías y grasas.

La gestión del alcohol y la hidratación

El consumo de alcohol es uno de los factores que más contribuye al malestar y a la ingesta de "calorías vacías". Además, el alcohol deshidrata el organismo, lo que agrava la sensación de resaca y fatiga al día siguiente.

La estrategia más efectiva es intercalar siempre un vaso de agua entre cada copa de vino o bebida alcohólica. El agua debe ser la bebida principal para calmar la sed durante la comida. Esto no solo reduce la cantidad total de alcohol consumido, sino que ayuda a la función renal y mejora la digestión.

El postre y la sobremesa

Los dulces navideños (turrones, polvorones, mazapanes) tienen una densidad calórica muy elevada. No es necesario probarlos todos la misma noche. Una buena opción es compartir el postre o servirse una pequeña porción en un plato para ser consciente de la cantidad, en lugar de picar directamente de la bandeja común.

Tras la cena, es habitual que aparezca somnolencia. Sin embargo, tumbarse inmediatamente después de una comida copiosa favorece el reflujo gastroesofágico y la acidez. Los médicos recomiendan esperar al menos dos horas antes de irse a dormir. Mantenerse sentado en una postura erguida o, idealmente, dar un pequeño paseo suave, ayuda a reducir los niveles de glucosa en sangre y facilita el vaciado gástrico.

Atención a las patologías crónicas

Las personas con enfermedades crónicas deben extremar la precaución. Los pacientes con hipertensión arterial deben vigilar el consumo de sal (muy presente en embutidos, conservas y mariscos), mientras que las personas con diabetes deben controlar la ingesta de hidratos de carbono y dulces para evitar hiperglucemias peligrosas.

En caso de sentir un malestar agudo, dolor opresivo en el pecho o síntomas de alergia alimentaria, se debe acudir inmediatamente a los servicios de urgencias. Para molestias leves como pesadez o acidez, se recomienda una dieta blanda y ligera durante el día siguiente para permitir la recuperación del sistema digestivo.

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