Más de 100 profesionales de la distribuidora del Grupo Iberdrola y de empresas colaboradoras participaron en el ejercicio, integrado en el Plan de Emergencia para garantizar una respuesta eficaz ante situaciones extraordinarias en la red
La compañía i-DE, distribuidora del grupo Iberdrola, ha llevado a cabo en Castilla y León su simulacro anual de emergencia. El operativo ha sido diseñado para evaluar la capacidad de respuesta de la organización ante un escenario meteorológico adverso, concretamente caracterizado por fuertes vientos que provocan incidencias significativas en las líneas aéreas de la comunidad.
El ejercicio, integrado en el Plan de Emergencia de la compañía, ha permitido comprobar la eficacia de los protocolos establecidos y la coordinación de los equipos. En total, han participado más de 100 personas, entre personal propio de la distribuidora y trabajadores de empresas contratistas, con el objetivo de asegurar una actuación rápida y eficiente en caso de una activación real de la alerta.
Durante el desarrollo del simulacro, se ha monitorizado exhaustivamente el tiempo de reacción y la respuesta de cada unidad implicada. El objetivo principal ha sido la automatización de los procesos para mejorar la operativa en situaciones reales de crisis. Además, se han verificado sistemas críticos de comunicación, como los teléfonos satélite, y se han incorporado propuestas para optimizar el plan de actuación vigente.
El despliegue ha contemplado la movilización de equipos de campo, vehículos especiales y grupos electrógenos, simulando todas las medidas necesarias para agilizar la reposición del servicio eléctrico y garantizar tanto la seguridad como la coordinación de todo el personal interviniente.
Desde la compañía destacan que estos simulacros anuales son fundamentales para asegurar la efectividad del Procedimiento de Emergencia, permitiendo una resolución rápida de incidencias y garantizando la máxima calidad del suministro a los clientes de la región.
Este ejercicio pone en valor la labor de las brigadas y el personal colaborador, así como la inversión continua en mantenimiento y gestión de la vegetación, una tarea clave para reducir los riesgos por caída de arbolado en episodios de viento intenso.
Actualmente, i-DE gestiona en Castilla y León una infraestructura de gran envergadura que incluye más de 50.000 kilómetros de líneas eléctricas, 15.697 centros de transformación y 246 subestaciones. Según datos de la distribuidora, estas instalaciones mantienen un nivel de calidad de servicio que se sitúa por encima de la media nacional.