La actriz protagoniza este viernes una versión modernizada del clásico de Ibsen en el Teatro Liceo y repasa con este medio su trayectoria, desde el salto a la fama con 'Periodistas' hasta su vínculo especial con la capital del Tormes
Este viernes, 19 de diciembre, el escenario del Teatro Liceo acoge una de las citas culturales más esperadas de la temporada. Elena Ballesteros encabeza el reparto de 'Casa de Muñecas', una revisión contemporánea de la obra maestra de Henrik Ibsen. Sin embargo, para la actriz, esta visita no es una parada más en el calendario de gira. En una entrevista concedida a Salamanca RTV al día, Ballesteros ha profundizado en su estrecha relación con la capital del Tormes, ha desvelado la cara menos amable de sus inicios como estrella infantil y ha lanzado un mensaje de empoderamiento tanto para el público como para los actores que están comenzando.
Aunque se trata de un texto clásico, la actriz defiende la absoluta actualidad de la obra. Más allá de la trama conocida, Ballesteros pone el foco en una desigualdad que persiste: la carga mental de la mujer trabajadora. "En mi entorno veo que la mujer que es madre y trabajadora se sobrecarga de trabajo, por lo general. Nos exigimos demasiado, nos ponemos el listón muy alto a la hora de cumplir con el día a día", analiza la intérprete, quien considera que este es un aspecto que "el hombre tiene mejor colocado".
La actriz invita a los espectadores a utilizar la función como una herramienta de autoanálisis, estableciendo un paralelismo entre la 'Casa de muñecas' del siglo XIX y la dictadura de la imagen actual. "Tenemos tanta necesidad de mostrar en redes sociales que somos felices... Parece que la gente infeliz no cuelga imágenes", reflexiona. Por ello, asegura que la obra "puede llevar a una bonita reflexión en la cena de después" sobre la autenticidad de nuestras vidas.
El camino para convertirse en esta nueva Nora no fue sencillo. Ballesteros se incorporó al proyecto para sustituir a la actriz María León, un reto que exigió una capacidad de reacción inmediata. "No tuve mucho tiempo de ensayo, fueron cuatro o cinco días", confiesa sobre el proceso de aprendizaje de un papel protagonista con gran carga de texto.
"Los actores de teatro tenemos que ser todoterrenos. Las sustituciones ocurren y te toca movilizarte, tener más cintura para prepararte un personaje en menos tiempo", explica. A pesar de la premura, destaca que el proceso está siendo "muy placentero" gracias a la dirección de Lautaro Perotti y al buen ambiente con sus compañeros de reparto, con quienes disfruta planificando las rutas gastronómicas durante la gira.
La conexión de Ballesteros con la ciudad va más allá de sus visitas con obras como 'Perfectos Desconocidos'. La actriz ha recordado su faceta como productora, que la llevó a trabajar a pie de calle en el urbanismo charro: "Hice un programa de televisión hace muchos años, un concurso, y estuvimos rodando por la calle. A mí Salamanca me encanta".
De sus estancias, destaca una cualidad sociológica muy particular de los salmantinos. "Me parece que hay un ambiente maravilloso. Claro que hay muchos estudiantes y se nota, pero la gente que tiene más edad también tiene un espíritu muy joven. Es una energía que me gusta mucho", señala.
La vocación de Ballesteros no fue casual. Según confiesa, la interpretación "iba en su ADN" y sus profesores siempre destacaron su perfil creativo en las obras escolares. Sus primeros pasos profesionales fueron en el mundo de la publicidad: "Empecé haciendo anuncios, hice tres y enseguida me llamaron de 'Club Disney' con 15 años".
Sin embargo, aquella etapa tuvo una cara amarga debido a la falta de regulación laboral de la época. "En ese momento las leyes de protección de los niños no existían tal y como son ahora. Era mucho volumen de trabajo y yo era muy responsable con los estudios", relata. La actriz recuerda llegar al hotel tras las grabaciones y ponerse a estudiar física o matemáticas: "Era mucha paliza".
Esa presión la llevó a dejar la televisión temporalmente, hasta que llegó su gran oportunidad. Ballesteros ha desvelado una anécdota clave: estuvo a punto de fichar por la serie 'Compañeros', pero su contrato vigente con Disney se lo impidió. Afortunadamente, en cuanto quedó libre, el productor Daniel Écija la contactó directamente.
"Habían hecho ya castings y no acababan de encontrar a la actriz para hacer de hija de José Coronado en 'Periodistas'. "Fue una cosa mágica", rememora sobre el papel que le dio la popularidad masiva y que marcó un antes y un después en su carrera.
Al echar la vista atrás, Ballesteros se muestra satisfecha por haber logrado sus dos grandes objetivos vitales: unir la interpretación con la aventura. Su carrera la ha llevado a vivir experiencias extremas, como rodar una miniserie sobre el Imperio Romano junto a la leyenda Peter O'Toole en el desierto, o pasar tres meses filmando en el Amazonas. "Teníamos que coger una lancha para ir al set y de repente veías caer una serpiente de un árbol. Era maravilloso", asegura.
Con la perspectiva que da la experiencia, Ballesteros ha querido lanzar un consejo fundamental a los actores y actrices que están empezando en la profesión. "Estamos constantemente esperando a ser elegidos, pero hasta que tú misma no te eliges, no acabas de entender de qué va esto", reflexiona.
La actriz subraya la importancia de cambiar el foco: "Hay que tener una mirada más interior, saber lo que tú quieres contar y quién quieres ser, sin estar tan pendiente de lo que los demás quieren de ti. En el momento en que una se elige a sí misma, pasas a ser elegible para los demás".
A pesar de su éxito en pantalla, la actriz lo tiene claro: "Artísticamente, prefiero el teatro". En un momento de auge tecnológico, Ballesteros rompe una lanza a favor de las tablas frente a la Inteligencia Artificial.
"Veo complicado que puedan suplantarnos en teatro. La gente necesita ver al ser humano delante. Es un ritual que tiene que ver con estar seres humanos a la luz de la hoguera contándonos historias", sentencia. Actualmente, compagina la gira con un proyecto personal de poesía escénica, demostrando que sigue fiel a su propia voz.