La Diócesis de Salamanca celebrará este domingo, 14 de diciembre, el Jubileo de las Personas con Discapacidad. El acto central será una eucaristía inclusiva en la Catedral Vieja presidida por el obispo José Luis Retana, que contará con intérprete de lengua de signos y accesos adaptados.
La Diócesis de Salamanca organiza para este domingo, 14 de diciembre, una jornada festiva enmarcada en la recta final del Año Santo 2025. La celebración busca visibilizar la importancia de este colectivo en la vida eclesial a través de un encuentro que garantiza la accesibilidad física y comunicativa para todos los asistentes.
Los actos comenzarán a las 11:45 horas con una peregrinación simbólica que partirá desde la iglesia de San Sebastián, situada en la plaza de Anaya. La comitiva se dirigirá hacia la Catedral Vieja, donde tendrá lugar la eucaristía central del jubileo a las 12:00 horas, presidida por el obispo de la diócesis, Mons. José Luis Retana.
Para garantizar la plena participación de todos los fieles, la ceremonia contará con un intérprete de lengua de signos destinado a las personas sordas. Asimismo, la organización ha dispuesto que el acceso al templo se realice a través de la Puerta de Santa Lucía, que cuenta con una rampa adaptada para facilitar la entrada a personas con movilidad reducida.
Con motivo de esta fecha señalada, el prelado ha dirigido una carta pastoral en la que invita a participar no solo a las personas con discapacidad, sino también a sus familias, asociaciones, profesionales y voluntarios. El objetivo es vivir una jornada de comunión que demuestre que este colectivo ocupa un "lugar central en la vida de la Iglesia".
En su misiva, Mons. Retana destaca el valor que estas personas aportan a la comunidad cristiana. "Sois maestros de paciencia, de resiliencia y de esa alegría que nace sin estridencias, como una brasa que calienta incluso cuando no se ve", ha asegurado el obispo, agradeciendo su forma de "sostenerse mutuamente" sin idealizar las dificultades diarias.
El obispo de Salamanca ha querido subrayar que la presencia de personas con discapacidad en la Iglesia "no es un límite, sino un lenguaje". Según sus palabras, este testimonio enseña a la sociedad que "la vida no se mide por la eficacia, sino por la hondura" y que la fragilidad, lejos de ser un estorbo, puede convertirse en un "don".
La celebración pretende ser una "fiesta de la inclusión y de la fe compartida", donde la vulnerabilidad acogida se transforma en un "sacramento silencioso de la ternura de Dios". El prelado concluye su invitación recordando a las familias y equipos profesionales que dedican su vida y tiempo a este acompañamiento, asegurando que la Iglesia les espera "con los brazos abiertos".
Los detalles para asistir a la celebración jubilar son los siguientes: