La obra busca inspirar a través del esfuerzo y la perseverancia, alejándose del victimismo y repasando una trayectoria pionera en el deporte femenino
El Salón de Recepciones del Ayuntamiento de Salamanca ha sido el escenario para la presentación de una crónica vital, la de una de las deportistas más importantes de la historia de la ciudad. La exciclista Dori Ruano ha presentado su libro biográfico, ‘Dori Ruano, la vida como deporte de fondo’, una obra escrita por el periodista Jorge Matesanz que repasa una trayectoria pionera y que busca, por encima de todo, inspirar a través del ejemplo.
Han pasado veinte años desde que Ruano colgó la bicicleta profesionalmente en 2005, un tiempo en el que la idea de plasmar su historia en papel ha sido una constante sugerencia de su entorno. "Cada vez que salía de una mesa redonda siempre había una persona que me decía, ¿y por qué no escribes un libro? Y yo me decía: 'como si fuera tan fácil'", ha confesado la deportista. La clave para que el proyecto se materializara fue encontrar a la persona adecuada para contarlo. Ese fue Jorge Matesanz, con quien ya había colaborado. "Dije que Jorge tenía que ser la persona que escriba mi libro, porque creo que lo va a escribir tal y como yo quiero", ha explicado.
Durante la presentación, Dori Ruano ha insistido en el tono y el propósito de la obra, alejándola de cualquier atisbo de lamento o revancha. "No quiero que sea un libro de mujer llorona, tampoco de reivindicativa, porque no quiero reivindicar nada. Simplemente quiero que la gente que lea el libro sienta que con trabajo, con perseverancia, con insistiendo, se consiguen los sueños", ha afirmado con rotundidad. Para ella, el libro ya ha cumplido su misión, y ha compartido la anécdota de un joven opositor a bombero que, tras leerlo, le escribió para decirle que "gracias al libro no va a dejar de estudiar y de persistir hasta que sea bombero".
El objetivo de Ruano es que su historia trascienda el ámbito deportivo y sirva de espejo para muchas otras personas. "Me gustaría que no solamente fuera ciclismo o deporte, sino que todas aquellas mujeres de mi época o anteriores o posteriores se vieran reflejadas: médicos, abogadas, enfermeras... aquellas mujeres que sintieran que también vivieron esas desigualdades y esa invisibilidad en sus trabajos".
En este sentido, ha querido resaltar un matiz fundamental en su discurso, reconociendo el apoyo que recibió durante su carrera. "Resalto que el hombre me ayudó mucho para estar donde estoy. Si no hubiera tenido ayuda de compañeros, no hubiera llegado hasta donde estoy", ha señalado, mencionando las grupetas de entrenamiento en Salamanca. Por ello, ha querido dejar claro que "no es un libro ni feminista ni extremista, es un libro para todos y para todas".
El autor, Jorge Matesanz, ha definido a Dori Ruano como "historia de esta ciudad", comparando la permanencia de su ejemplo con la de la Catedral o el Puente Romano. Para Matesanz, la exciclista ha sido "un rompehielos, que al final abrió camino para que otras tengan todo un poquito más fácil". Ha destacado su papel en la unión de dos conceptos que en sus inicios parecían antagónicos: "ciclismo y femenino". "Al final es lo que es Dori, un regalo de dios, un regalo de Salamanca", ha concluido.
El proceso de documentación del libro ha sido un auténtico trabajo de investigación, un viaje a una era predigital. Ruano ha descrito cómo le abrió a Matesanz su "bodega", un "gimnasio biblioteca" donde su madre conservaba todos los recortes de prensa de su carrera. "Cuando Jorge vio todo aquello, flipó, porque ahora todo ya está digitalizado, pero estamos hablando de final de la década de los 80", ha recordado. Este archivo ha sido crucial para reconstruir una trayectoria que la prensa salmantina siguió de cerca. "Cada día me llamaban para preguntarme cómo me había ido la etapa, y eso está reflejado en prensa".
Al ser preguntada por los momentos más significativos de su carrera, Ruano ha destacado tres: sus inicios en 1987, cuando dos ciclistas salmantinas recorrieron la provincia para formar un equipo femenino; la experiencia "espectacular" de los Juegos Olímpicos de Barcelona 92; y la consecución del Campeonato del Mundo. Curiosamente, ha confesado tener un recuerdo más especial de la medalla de plata mundial de 1997 que del oro de 1998. "Esa plata fue más sorpresa, fue un poco de shock", ha admitido.
Mirando al futuro, la embajadora de la Vuelta a España femenina y colaboradora en la masculina durante 17 ediciones, ha dejado entrever que su etapa en la gran ronda española podría estar cerca de su fin. "La vida son etapas, y ya 21 días fuera de casa se me está haciendo un poquito duro", ha reconocido, aunque ha dejado una puerta abierta: "Cuando la vuelta puede que pase por tu casa, a lo mejor se prolonga un año más".