El cómico estará este viernes en el Palacio de Congresos, la última parada del año antes de retomar su gira en enero; antes de su actuación el humorista reflexiona sobre la dependencia tecnológica, la comedia y la importancia del teatro como experiencia humana
El humorista Ángel Martín regresa a Salamanca este viernes, 12 de diciembre, para presentar en el Palacio de Congresos su nuevo espectáculo, 'Somos monos'. La capital salmantina será la última ciudad que visite en 2025 antes de realizar un parón navideño y retomar la actividad el próximo 9 de enero en Madrid. La gira, que comenzó en septiembre, tiene previsto extenderse hasta finales de 2026 con fechas, no solo por ciudades españolas, también europeas, como Londres, París, Berlín, Múnich, Bruselas, Ámsterdam o Andorra.
El cómico no es un desconocido para el público salmantino. Tal y como ha recordado en esta entrevista con SALAMANCArtv AL DÍA , ya visitó la ciudad hace un par de años con su anterior éxito, 'Punto para los locos', y previamente con '103 noches'. "Es una plaza en la que hemos estado varias veces. Si no, no volveríamos", asegura Martín, quien considera que cuando un artista repite destino es señal de que "todos nos hemos entendido y llevado bien".
La premisa principal del nuevo show es clara: provocar la risa. Según explica Ángel Martín, el objetivo fundamental de cualquier monólogo es que el espectador salga habiéndose reído, algo que a menudo no sucede en el día a día. Sin embargo, el hilo conductor de 'Somos monos' nace de una percepción personal del artista: la sensación de que la sociedad está "apagando por completo el cerebro" para delegar todas las funciones en lo digital.
"Lo delegamos todo a tutoriales de YouTube o al GPS para no tener que pensar la calle a la que vamos", señala Martín. Esta interiorización de la tecnología ha llegado a extremos que él mismo utiliza para la comedia, como ver a personas intentando hacer el gesto de ampliar con los dedos sobre un cartel físico colgado en una pared o sobre una foto de revista. "Hemos interiorizado el gesto de ampliar cuando una imagen no la vemos bien, y nos parece hasta gracioso haberlo hecho en una foto de revista", apunta sobre esta "invasión" de lo digital.
Aunque el tema de fondo invita al análisis, como el hecho de pasar ocho horas diarias mirando el móvil, Martín ha dejado claro que su objetivo prioritario no es dar lecciones ni forzar una meditación colectiva, sino provocar la carcajada. "La idea principal es que la gente que vaya a ver un monólogo salga del teatro habiéndose reído; si no, realmente sería un fracaso", asegura.
"Yo la comedia no la utilizo para hacer reflexionar a la gente, uno decide si quiere reflexionar o no", matiza e insiste en que si alguien sale dándole una vuelta a su uso de la tecnología es algo posterior y personal. No obstante, reconoce que la reflexión puede surgir como un efecto secundarior: "A lo mejor alguien sale del teatro diciendo: 'ostia, a lo mejor esto de estar echando 8 horas al día mirando el móvil no es tan sano como me parece'".
La acogida de 'Somos monos' está siendo "muy gratificante", con muchas ciudades colgando el cartel de entradas agotadas. El cómico confiesa que siempre existe cierto pudor al presentar un espectáculo nuevo, pero la respuesta del público está disipando esas dudas.
No obstante, Ángel Martín comparte una curiosa estadística que ha contrastado con otros compañeros del sector del entretenimiento y la música. Según sus datos, en todos los espectáculos, incluso con todo vendido, suele haber entre un 7 % y un 10 % de butacas vacías. "Es gente que tiene su entrada y se olvidó de venir", explica con sorpresa. A menudo recibe mensajes al día siguiente de personas que confiesan el olvido. "Al que no tiene memoria, se hace una de papel", bromea al respecto.
Sobre la venta de entradas, recuerda una anécdota del sector musical en la que un rapero compró todo el aforo de otro artista por venganza para que actuara ante una sala vacía, aunque espera que ese no sea el caso de su éxito actual en Salamanca: "Espero que no sea un loco comprando las entradas para no venir".
Ángel Martín, que se define incapaz de verse en un formato que no tenga comedia ("si no, me quedo en casa"), ha repasado sus inicios en Paramount Comedy y su paso por programas emblemáticos de televisión como 'La noche con Fuentes y cía', 'El club de la comedia' y, especialmente, 'Sé lo que hicisteis', que supuso su explosión a nivel popular. También ha recordado su participación en otros proyectos como Hospital Laika. A pesar de su faceta como presentador, guionista y actor, asegura que lo que siempre le ha apasionado es el monólogo.
En los últimos años, Martín se ha convertido también en un referente en la divulgación sobre salud mental gracias a sus libros 'Por si las voces vuelven', 'Detrás del ruido' y la publicación en papel del guion de su monólogo 'Punto para los locos'. El autor valora enormemente el feedback recibido de los lectores, quienes agradecen que haya puesto en papel experiencias difíciles de explicar.
"Lo bonito de los libros fue que tenían un lenguaje muy de calle, salía de la terminología médica", explica. Este enfoque cercano, similar a una charla de café ("oye, mira, yo he pasado por esta movida"), ha ayudado tanto a personas que atravesaban situaciones similares como a familiares que necesitaban entender qué les ocurría a sus seres queridos.
Antes de despedirse, el humorista quiere enviar un mensaje de agradecimiento al público, independientemente de si asisten o no a su función. "Cualquiera que haya llegado a leer esta entrevista o esté interesado en lo que estoy haciendo, si ha tenido el más mínimo interés por el tipo de persona que soy, pues un agradecimiento enorme", expresa Martín, reflexionando sobre su oficio: "Nos dedicamos a entretener y comunicar; si la gente no está dispuesta a escuchar o ser entretenido, poco pintamos".
Para finalizar, Ángel Martín lanza un mensaje que va más allá de la promoción de su propio espectáculo: "Si no quieren venir conmigo porque no les gusto, que elijan otro"; una defensa férrea de la experiencia teatral en vivo frente al consumo de contenidos a través de pantallas. "Animo a la gente a vivir la experiencia del teatro, porque es algo que si no lo has vivido, puede que lo estés simplificando mucho en tu mente", reflexiona.
Para el cómico, el teatro es un antídoto real contra la desconexión digital, comparable a la energía de un concierto. "Lo que se genera dentro de un teatro, las emociones, el cómo es reírte con más gente… es algo que generalmente no olvidas". Su mensaje final es una defensa apasionada de las artes escénicas: "El teatro sigue siendo el sitio donde todo todavía es extremadamente humano. Es una experiencia muy real en un mundo en el que cada vez estamos más desconectados".