El actual presidente del Colegio de Árbitros de Salamanca vivió partidos en Primera División con estrellas como Messi o CR7. Es el décimo protagonista de nuestra sección
El silbato ha dejado de sonar en la élite para Alfonso Vicente, pero la pasión por el arbitraje sigue intacta. Tras una extensa carrera que le ha llevado a ser cuarto árbitro en Primera División y a dirigir partidos cruciales en fases de ascenso a Segunda, el actual presidente del Colegio de Árbitros de Salamanca ha colgado las botas profesionales para centrarse en la gestión y formación de las nuevas generaciones. Sin embargo, lejos de alejarse del césped, confiesa que sigue necesitando su dosis semanal de fútbol, aunque sea en categorías base. "Para mí el arbitraje es una droga", ha asegurado en una entrevista en la que repasa los momentos más intensos de su trayectoria.
Su vida ha dado un giro. El gusanillo de la alta competición se ha transformado en un recuerdo lleno de anécdotas y en un nuevo desafío: mantener el buen nivel de la delegación salmantina. "Una vez que ya te metes en otras labores, no es tanto el gusanillo por aquello que viviste, sino más un recuerdo de historias", ha explicado. A pesar de sus múltiples ocupaciones, que incluyen colaboraciones en radio y televisión en EsRadio Salamanca y La8 Salamanca, encuentra tiempo para seguir arbitrando. "Mi mujer, que le encanta el fútbol, a veces me echa hasta la bronca, pero ella sabe que me encanta", ha comentado entre risas.
Aunque el imaginario colectivo le asocia inevitablemente a un famoso encuentro con José Mourinho cuando dirigía al Real Madrid, Alfonso Vicente tiene claro cuáles han sido los momentos que más le han marcado. Lejos de los grandes focos mediáticos de Primera División, su recuerdo más especial se encuentra en la tensión y la ilusión de los playoffs de ascenso. "Para mí, los partidos más especiales fueron seguramente los partidos de fases de ascenso, esos partidos de final de temporada en los que se rezuma ilusión en los campos, estadios llenos, nerviosismo desde que llega la designación", ha relatado.
De entre todos ellos, ha destacado varios: su debut en un Eibar-Sabadell, un partido de campeones con Ipurua a rebosar y sin la ayuda de los intercomunicadores; y, sobre todo, un histórico Oviedo-Cádiz en el Carlos Tartiere. "Hacerlo con 31.000 personas, un partido también de fase de campeones, es el sueño de cualquier árbitro de un nivel semiprofesional", ha afirmado. Esas experiencias, junto a los viajes a lugares "exóticos" como Tenerife, Ceuta o Andorra, son las que, según él, conforman el verdadero tesoro de su carrera.
Uno de los episodios más recordados de su trayectoria fue su papel como cuarto árbitro en un Deportivo de La Coruña-Real Madrid con José Mourinho en el banquillo. Durante años, ha circulado la idea de que expulsó al técnico portugués, un hecho que él mismo se ha encargado de desmentir categóricamente. "Mourinho aquel día no fue ni amonestado. Más que bulo, yo creo que es leyenda urbana", ha aclarado. El incidente, magnificado por las cámaras, fue en realidad una gestión de la tensión propia de un partido de alta competición.
Vicente ha recordado que venía de un seminario arbitral donde se les había instado a ser más firmes con los entrenadores en las áreas técnicas. "Antes de que empezara a hablar, yo le retiré la mano y le dije: 'Haga el favor de no tocarme. Si quiere usted hablar conmigo, usted ahí y yo aquí'", ha detallado sobre su primer contacto con Mourinho. A partir de ahí, se generó una fricción que fue retransmitida en directo, pero que nunca cruzó la línea del respeto. "No hubo ninguna falta de respeto, ningún insulto, ningún menosprecio", ha insistido. De hecho, el árbitro principal, Fernández Borbalán, le ofreció expulsar al técnico, pero Vicente consideró que no era necesario y que era precisamente lo que el entrenador podría estar buscando. La anécdota concluye con una llamada de felicitación de los entonces responsables del Comité Técnico de Árbitros, Victoriano Sánchez Arminio y Luis Medina Cantalejo. “Ellos me felicitaron y me dijeron: ‘Alfonso, por favor, no hables con la prensa’. Tenía el móvil lleno de llamadas y mensajes nada más acabar el partido”. De hecho, un tiempo después, Alfonso y ‘Mou’ se volvieron a encontrar en un encuentro y sus compañeros le dijeron que no se iba a acordar de lo sucedido, pero el portugués sí que lo hizo y “me dio hasta un buen abrazo”, rememora.
A lo largo de su carrera, ha tenido la oportunidad de ver de cerca a los mejores futbolistas del mundo, pero uno le ha impresionado por encima de todos: Leo Messi. "El que más me llamó la atención, el que más me impresionó, es Leo Messi en un Valencia-Barça en la época de Pep Guardiola. Parecía Oliver y Benji, en dibujos animados. O sea, en mi vida había visto a alguien moverse tan rápido", ha rememorado con admiración. Ha descrito cómo los jugadores del Valencia, como Albelda o Baraja, eran incapaces de detenerle. "Eran incapaces de cazarlo, pero ir a por él, a tirarse a por él, agarrarle y no poder. Me pareció alucinante", ha añadido.
En cuanto a los estadios, ha destacado la majestuosidad del Santiago Bernabéu vacío, la acústica de El Molinón y, por encima de todo, el ambiente del Sánchez-Pizjuán, el Benito Villamarín y el Vicente Calderón. "Escuchar los himnos a capela del Sevilla y el Betis antes de un partido, a mí me puso la carne de gallina", ha confesado. También ha compartido una divertida anécdota de su primera vez en el Bernabéu, cuando la policía casi le impide el acceso al verle llegar en su modesto Ford Fiesta, un coche muy alejado del lujo habitual en el entorno de un partido de élite. “Pasé a por mis compañeros al hotel, que estaba cerca del estadio, había ya mucho jaleo de gente y me dijeron que ‘a dónde iba’, por lo que el agente tuvo que meter la cabeza dentro del coche para ver que éramos los árbitros y ya nos dejó pasar”.
En la recta final de su carrera, Alfonso Vicente ha descubierto una nueva pasión: el fútbol playa. Una modalidad que ha descrito como una "experiencia fantástica" y un "descubrimiento tardío, pero maravilloso". Aunque la edad ya le ha obligado a retirarse también de la arena, ha disfrutado de cuatro temporadas viajando por toda España y llegando a pitar en la máxima categoría. "Es un espectáculo en el cual además me consta que la federación está invirtiendo muchísimo", ha señalado.
Su vínculo con esta disciplina no ha terminado, ya que recientemente ha asumido el cargo de director técnico de Fútbol Playa de Castilla y León. Desde esta nueva parcela, su objetivo es seguir ligado al deporte, ahora desde la formación y la gestión, para ayudar a otros árbitros a progresar en una modalidad en pleno crecimiento. Un nuevo capítulo para alguien que, a pesar de haber cambiado el silbato por el despacho, sigue viviendo por y para el arbitraje.