"La falta de libertad, cambiará completamente la valoración que hacemos de nuestra propia conducta y, de la conducta de los demás"
"Sin libertad, no hay creatividad. En cualquier tarea, donde no estemos motivados, la sensación de opresión anulara cualquier posibilidad creativa"
El panorama de la libertad de información y expresión es actualmente, en todo el mundo, sombrío, cuya misión específica es la defensa de la libertad de información, tiene motivos más que suficientes para sentirse preocupado. En realidad, los países que respetan esa libertad básica apenas llegan a la treintena. Pero el objetivo es el mismo: controlar y utilizar la información frente a los intereses populares. En todos los países del Este, en el Cono Sur, en Irán, en Marruecos, en Turquía, en un largo etcétera de países, la libertad de información no existe. El problema está en que, en los demás sitios, incluso en aquellos de mayor tradición democrática, con un sistema de libertades, áreas impresionantes donde, pura y llanamente, la información es secuestrada por los poderes políticos y económicos. Los regímenes totalitarios utilizan la información como un instrumento más del poder. Los controles y las censuras alcanzan distintos niveles de intensidad y brutalidad, incluida la desaparición física de los profesionales del periodismo como en Venezuela, Rusia o El Salvador. En España, son cadena de medios de comunicación la Agencia EFE, y RTVE española, (sin estatuto de comunicación hasta 1981, etc.) y, también, en cuanto a una serie de hábitos de comportamiento social y político que no parecen haber asumido en toda su profunda integridad lo que supone el ejercicio de la libertad de información. Y eso vale tanto para el poder político como para el económico y, por supuesto, incluye la actitud de los profesionales de la información que no parecen, globalmente considerados, antes y aún después del estatuto). Por su parte, los medios de comunicación en su conjunto, sometidos a una fuerte crisis económica y en una carrera de competitividad a menudo incompatible con la imprescindible contrastación de la noticia, ejerciendo, como se demostró en el 23-F, un papel trascendental y ensoberbecidos por ello, han basculado entre la responsabilidad del apoyo a las instituciones de la democracia y una actitud propagadora de incertidumbres ? de desánimos muchas veces innecesarios. Dos ejemplos de 1981 ilustran suficientemente lo anterior: uno, el ya citado básico papel en el 23-F y otro en el del asalto al Banco Central de Barcelona durante el mes de mayo. En uno pudo la responsabilidad, en el otro el sensacionalismo... Otros e??sodios, como la condena de Xavier Vinader, (1947- 2015) la expulsión del juicio del 23-F de Pedro J. Ramírez, (1952) amén de anécdotas menores pero significativas, han situado a la prensa en un protagonismo sin duda de un valor contrastado.
Amén de las anécdotas menores, -como digo-, poco significativas, han situado a la prensa en un protagonismo sin duda excesivo pero que remite de manera ostensible a un proceso contradictorio y, donde resulta más evidente que la lucha por la libertad de información, indisolublemente unida al resto de libertades que forman el arco democrático, dista mucho de estar consolidado y aceptada como tal, con todos sus riesgos, por el conjunto de fuerzas sociales y políticas españolas. Es decir, por la sociedad. Seguimos pues, en la contradicción: España es hoy uno de los países donde la libertad de la información goza legalmente de cotas más altas. Y donde cotidianamente se ejerce en plenitud. Pero constantemente acosada por sus enemigos, de fuera y de dentro que también los hay. La libertad de información tiene en España un pasado vergonzoso que ha sembrado de incertidumbre el futuro. El presente es, en medio, contradictorio y preocupante, con rasgos esperanzadores y zonas de brumas y de presiones… Y en esas estamos
Fermín González salamancartvaldia.es blog taurinerias