SOCIEDAD
Actualizado 01/12/2025 08:34:44
Vanesa Martins

"El día que toco el violín no trabajo, ese día estoy disfrutando" explica sobre su carrera que despegó internacionalmente tras su exitoso paso por 'Got Talent' en 2016, un camino forjado en las calles de Salamanca y bajo la influencia musical de su madre, la soprano Meina Chen.

Han pasado ya diez años desde que Javi Lin (Salamanca, 1987) finalizó sus estudios de Enfermería en la Universidad Pontificia de Salamanca (UPSA). Sin embargo, el destino de este salmantino de familia taiwanesa no estaba en los hospitales, sino en los escenarios. "Desde que acabé la carrera hasta el día de hoy, 10 años después, no he echado un currículum de enfermero en la vida. Pero porque no me ha hecho falta", asegura el artista, cuya vida dio un giro de 180 grados en 2016 tras su paso por el concurso televisivo Got Talent España.

Aquella experiencia, donde llegó a ser finalista, actuó como el catalizador definitivo. Antes de la televisión, su agenda se limitaba a bodas y eventos a nivel comarcal o autonómico; después, todo cambió. "Después de Got Talent, todo explotó y empecé a trabajar también de manera internacional. Me fui a México, me fui a Suiza, subo mucho a Andorra con el violín", explica Lin sobre una carrera que hoy trasciende fronteras.

Su relación con la música no fue casual. Desde antes de nacer, ya escuchaba las notas entonadas por su madre, la reconocida soprano Meina Chen (Sofía). Su formación académica comenzó muy pronto, a los 4 años, ingresando en la Escuela de Música SIRINX. Allí, profesores como Gloria Aparicio y Ángel Casado fueron fundamentales para que el pequeño Javi entendiera qué significaba tocar el violín.

Sin embargo, el verdadero punto de inflexión vocacional llegó a los 9 años, ya en el Conservatorio Profesional de Salamanca. Fue al escuchar la banda sonora de Indiana Jones interpretada por una orquesta sinfónica cuando descubrió su verdad: "El verdadero objetivo de la música es hacer disfrutar y hacer sentir emociones, sin importar el estilo de música que se interprete". Esa revelación le llevó años después a adquirir su primer violín eléctrico y a comenzar a "jugar" con nuevos sonidos, fusionando su sólida base clásica con ritmos modernos, tal y como explica en su web oficial.

De las calles charras a los escenarios de lujo

Antes de pisar las alfombras rojas, Javi Lin convirtió las calles de Salamanca en su laboratorio particular. "Usaba la calle como ensayo. Sacaba una canción y la probaba en las calles de la ciudad", recuerda. Aquella exposición directa le permitía testar en tiempo real qué temas funcionaban con el público.

Hoy, esa experiencia se traduce en un currículum envidiable. Ha llevado su música a instituciones como La Embajada Francesa y La Embajada Taiwanesa, y a hoteles de lujo como el Ritz de Madrid. Su violín ha sonado en salas de renombre como Nikki Beach Mallorca, Garamond Madrid, Mandala Mojácar o Mae West Granada. Además, ha compartido escenario con artistas de la talla de Maldita Nerea, Dj Nano o Les Castizos.

En su vertiente electrónica, ha tenido el privilegio de tocar junto a grandes violinistas como Julio Cuba, Miguel Lara o Pablo Navarro, sin olvidar sus raíces clásicas, compartiendo notas con el virtuoso Ara Malikian durante su etapa de formación en la Joven Orquesta Sinfónica "Ciudad de Salamanca".

Detrás del espectáculo, Lin diferencia claramente dos fases en su trabajo. La primera, la de gestión, es la que califica entre risas como "aburrida": emails, presupuestos y la compleja elección del repertorio. En ocasiones, este proceso puede ser extenuante. "Nos hemos tirado cinco meses para elegir dos canciones. Porque el cliente final no se decide", relata sobre un evento corporativo reciente. En estos casos, su labor es de asesoramiento experto: "Intentas guiarlo un poco para intentar que vean que la experiencia hace al maestro y que se tienen que fiar de ti", explica.

Cuando tiene libertad creativa, su criterio es pragmático: busca éxitos asegurados ("Quédate" de Quevedo, "Despacito", temas de "Potra Salvaje" o incluso K-Pop), pero siempre adaptándose al lugar. "Me han funcionado muchísimo, por ejemplo, canciones de Siloé en Salamanca, pero a lo mejor me voy a Extremadura y no la conocen tanto", analiza. Esa flexibilidad le permite cambiar el repertorio in situ si percibe que la energía del público no es la esperada: "Muchas veces cambio el repertorio in situ, muchas veces 'me lo cargo' porque veo que no funciona".

A pesar de su experiencia, cada actuación comienza con un instante de miedo, aunque no escénico, sino técnico. "Siempre el miedo de que no vaya a sonar. De hecho, chequeo un millón de veces que el técnico de sonido tenga la línea de mi violín abierta", confiesa. Una vez superado ese segundo de tensión, el trabajo desaparece y da paso al disfrute puro. "Cuando llega el día y me pongo a tocar el violín siempre digo que ese día no trabajo. Ese día me lo estoy pasando de puta madre".

Ese disfrute a veces alcanza niveles de abstracción total. Lin comparte una anécdota reciente, ocurrida hace apenas dos semanas mientras tocaba una de sus obras clásicas favoritas en un entorno de gran belleza: "Me olvidé de dónde estaba, me equivoqué en la canción, porque estaba tan metido y estaba disfrutando tanto que me olvidé, digamos, de seguir". Para él, ese es el secreto del éxito: "No hay mayor disfrute para el resto que disfrutar uno mismo y contagiárselo al resto".

Javi Lin en una de sus últimas publicaciones

Las redes sociales como escaparate honesto

Con cerca de 20.000 seguidores en Instagram, Javi Lin tiene clara su estrategia digital: no busca ser influencer ni monetizar el contenido, sino tener un escaparate global. Rechaza la compra de seguidores y prioriza la autenticidad, subiendo vídeos de sus actuaciones en directo a través de stories, sin filtros ni ediciones de estudio.

"Yo quiero que el cliente, cuando llegue, me diga: ¿qué es lo que haces? Y enseñarle el perfil y explicarle: este es mi portfolio", afirma rotundo. Considera una suerte inmensa contar con una herramienta gratuita que permite mostrar su trabajo al mundo entero, facilitando que, hoy en día, muchos clientes ya le conozcan antes de contactar con él.

Actualmente, Javi Lin sigue inmerso en multitud de proyectos musicales, manteniendo intacto el objetivo que descubrió siendo un niño al escuchar aquella banda sonora de cine: "Conseguir transmitir con la música todo aquello que con palabras es imposible", concluye.

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