Participantes de los colegios de Misioneras de la Providencia de Salamanca, Talavera y la localidad mirobrigense para fomentar la convivencia y la fe bajo el lema 'Un grupo con Alma, un equipo con Pasión'.
La localidad de Ciudad Rodrigo se ha convertido recientemente en el punto de encuentro para cerca de 180 niños y jóvenes procedentes de los centros educativos de las Misioneras de la Providencia. Alumnos de Salamanca, Talavera de la Reina y la propia Ciudad Rodrigo se han dado cita en el esperado Encuentro de Antorcha Misionera, unas jornadas de convivencia marcadas por el lema "Un grupo con Alma, un equipo con Pasión".
El evento ha tenido como objetivo principal ofrecer a los participantes una experiencia compartida de fe y compromiso misionero. Durante todo el fin de semana, los estudiantes han participado en una programación que ha entrelazado actividades lúdicas, formativas y espirituales, diseñadas para reforzar la identidad del grupo y el sentido de misión que caracteriza a este movimiento juvenil.
Los grupos de Antorcha Misionera, abiertos a los alumnos de los propios colegios, trabajan durante el curso para acercar a los jóvenes a la vida espiritual mediante reuniones semanales, juegos, talleres y oraciones. Este encuentro anual sirve como catalizador de esa labor continuada, mostrando, según la organización, que "cuando los colegios se unen como un solo equipo con pasión, se construye una comunidad educativa viva".
Actividades y dinámica del encuentro
Durante el viernes y el sábado, los asistentes disfrutaron de numerosas propuestas enfocadas a fomentar la amistad y el trabajo en equipo. Entre las actividades más celebradas destacaron las gincanas, los juegos cooperativos y diversos talleres. Asimismo, la dimensión espiritual ocupó un lugar central con la celebración de la Eucaristía y momentos de oración, considerados el "corazón del encuentro" para recordar que la misión nace de la fe.
Desde la organización han destacado varios pilares fundamentales que han definido el éxito de la convocatoria:
Más allá de un fin de semana de ocio, la cita se planteó como una experiencia transformadora para que los niños y jóvenes interioricen valores como compartir la fe con creatividad, vivir la misión en comunidad apoyándose unos a otros y sentirse parte de una "gran familia" que trasciende los muros de su colegio o ciudad. La convivencia ha permitido fortalecer los lazos entre los tres centros participantes, reforzando los valores del proyecto educativo de la congregación.