Publiqué hasta ahora 16 ensayos sobre fútbol. En la nevera dispongo de otros dos, acabados, sin publicar. Siempre me he esmerado en las “Contraportadas”, me gusta elaborarlas y mostrar ideas contrastadas de otros personajes, entrenadores, escritores, cuentistas…
Es una buena manera de releer lo ya escrito, siempre he encontrado grandes hallazgos haciendo minería en la búsqueda de otras opiniones: Milan Kundera, Charlot, Camilo JoséCela, Mario Benedetti, Cristina Peri Rossi, Fontanarrosa, Osvaldo Soriano, Borges, y un largo etcétera.
Siempre he intentado “desvulgarizar” muchos aspectos del fútbol, de darle caché, de elevar la inteligencia mental futbolística de los aficionados a este juego. Como dijera Vicente Zito Lema: “El fútbol es una respuesta humana de gigantesca belleza”. Y Scaloni, actual seleccionador argentino, nos aseguró: “Al fútbol le sobra análisis, los jugadores están teledirigidos". Mientras, Matt Mullenweg nos hace recapacitar: “La tecnología es mejor cuando junta a las personas”. En todo caso, siempre me alienta el proverbio inglés: “Un mar tranquilo nunca hizo un buen marinero”.
A su vez propone Mónica Vaillant: “Es importante humanizar a los campeones para no crear monstruos perfectos que en la realidad no existen”. Capello, siempre pragmático, nos ilustró: ”Todos quieren salir tocando el balón desde atrás, con el portero, pero no todo el mundo puede hacerlo porque no tienen jugadores adecuados. Pero si no lo haces te llaman antiguo o dicen que no es divertido”.
Van Nistelrooy, que no era Arthur Schopenhauer, lo definió mejor que cualquier existencialista alemán: “Los goles son como el “kétchup”, golpeas, golpeas y no sale nada. Pero luego, cae todo de una vez”.
María Ruiz de Oña nos avisó: “Todo el mundo quiere cambiar a todo el mundo, pero nadie quiere cambiarse a sí mismo…” Para los seguidores de la tecnología actual en el fútbol, nos alertó Warren S. McCulloch en 1965: “Una computadora no puede cambiar de opinión, como el hombre, catorce veces en tres décimas de segundo”.
Y que no nos pase lo que dijo Andrew Lang: “Él usa las estadísticas como un borracho utiliza las farolas: para el apoyo en lugar de para la iluminación”.
Mi filósofo de cabecera, José Antonio Marina, asegura que los entrenadores de fútbol sólo hablan de “talento” y nunca se cita la “inteligencia”. Porque el fútbol corre riesgos evidentes si se consolida la cultura de las “lamentatrices”, los árbitros sigan favoreciendo al “quejica” de turno.
Por si acaso, de nuevo afirmo con plena contundencia: “¡No está todo inventado en el fútbol…!”