Esta 1ª fase está centrada en los problemas estructurales del edificio, lo que pasa por la renovación de la cubierta y todo su interior con un plazo de 7 meses de ejecución
La primera fase de la rehabilitación del Palacio de la Marquesa de Cartago —impulsada dentro del Plan de Sostenibilidad Turística financiado por la Junta de Castilla y León en el ámbito que integran Siega Verde, la Villa Romana de Saelices el Chico y Ciudad Rodrigo— comienza a dejar su huella visible en el corazón del Centro Histórico. Un proyecto de 1,6 millones de euros (IVA incluido) que, mientras avanza, modifica el pulso habitual de las calles que rodean al histórico inmueble.
La calle San Vicente ha quedado cerrada al tráfico rodado, aunque se mantiene el paso peatonal, sujeto a cortes intermitentes en momentos puntuales. Los vehículos que accedan al interior de la ciudad desde las puertas de San Cruz o San Vicente se verán obligados a desviarse por la calle Santiago Sevillano para continuar por la calle Colada. A esta circunstancia se suma el cierre al tráfico de la calle La Peña —en este caso, por la rehabilitación de un edificio de titularidad privada—, lo que complica aún más la circulación por esta zona intramuros.
En cuanto a las obras del Palacio de Cartago, los trabajos se han iniciado con los derribos interiores necesarios para abordar la intervención estructural. El siguiente paso será la instalación del andamiaje perimetral, que se acometerá en cuanto la empresa constructora concluya la fabricación del nuevo sistema diseñado para esta actuación. A ello seguirá la colocación de una grúa que permitirá afrontar el conjunto de tareas previstas en esta etapa inicial.
Esta primera fase se centra en resolver los problemas estructurales del edificio. El proyecto contempla la renovación completa de la cubierta —incluidas las limas, que serán ampliadas, y los faldones—, así como la impermeabilización y el levantado y saneado de los pavimentos interiores (con excepción del suelo de canto rodado situado en la sala de acceso). También se sustituirá el lucernario y se ejecutará un nuevo núcleo de escalera, además de instalar un ascensor que mejorará la accesibilidad del conjunto.
Paralelamente, el edificio recibirá nuevas infraestructuras de electricidad, saneamiento, fontanería, climatización y telecomunicaciones, configurando la base técnica necesaria para las fases posteriores de la rehabilitación. Con todo ello, el Palacio de Cartago inicia un proceso de transformación que, durante siete meses, convivirá con el transitar diario de un casco histórico acostumbrado —no sin cierta resignación— a las metamorfosis que requiere la conservación de su patrimonio.