El Servicio de Oncología Médica del Complejo Asistencial Universitario de Salamanca, dirigido por el doctor Emilio Fonseca, se organiza con una férrea disciplina para atender una creciente carga asistencial con más de 30 profesionales. Su rutina diaria comienza a las 8:00 horas con sesiones clínicas y se diversifica en consultas, hospitalización, reuniones multidisciplinares, docencia e investigación.
Detrás de cada diagnóstico y cada tratamiento en el Complejo Asistencial Universitario de Salamanca hay un engranaje humano y logístico perfectamente coordinado que trabaja a contrarreloj. El Servicio de Oncología Médica, fundado hace casi cuatro décadas por el doctor Cruz, ha experimentado una transformación radical desde sus inicios hasta convertirse en una maquinaria compleja dirigida hoy por el doctor Emilio Fonseca.
Lo que comenzó como una unidad pequeña ha crecido exponencialmente para dar respuesta a una realidad ineludible: el aumento de la incidencia de la enfermedad y la mayor supervivencia de los pacientes. Actualmente, el servicio cuenta con 17 oncólogos de plantilla y tres residentes por año, conformando un equipo que supera la treintena de profesionales. Sin embargo, la presión asistencial es constante. "Siempre somos pocos", reconoce el jefe del servicio, quien explica que el volumen de trabajo crece porque "la prevalencia de la enfermedad es más alta y las plantillas siempre son justitas para abarcar toda la población que tenemos".
La organización del servicio responde a una disciplina férrea necesaria para gestionar cientos de casos. La jornada comienza invariablemente a las 8:00 horas con una sesión clínica que marca el pulso del día. Lejos de ser una reunión rutinaria, cada día de la semana tiene asignada una función específica para optimizar el tiempo:
Tras esta primera hora de coordinación, el equipo se divide. La mayor parte de la actividad se traslada a las consultas del Hospital de Día, donde se atiende al grueso de los pacientes ambulatorios, mientras que un equipo específico se encarga de la planta de hospitalización.
Uno de los pilares organizativos que destaca el doctor Fonseca es la visión integral del paciente. La atención no se limita a la administración de fármacos; el servicio ha estructurado su funcionamiento para atender las necesidades sociales y psicológicas que conlleva la enfermedad.
Para ello, se celebran reuniones dos veces por semana con un equipo multidisciplinar. En estos encuentros participan oncólogos, personal de enfermería, psicólogos, trabajadores sociales y fisioterapeutas. El objetivo es analizar la situación global de cada paciente ingresado, buscando soluciones a problemas que van desde la necesidad de una residencia tras el alta hasta el apoyo domiciliario, trabajando en estrecha colaboración con la Asociación Española Contra el Cáncer.
A la carga puramente asistencial, el equipo de Oncología de Salamanca suma dos funciones que consumen una parte importante de su tiempo y recursos organizativos: la docencia y la investigación.
El servicio asume la formación de los Médicos Internos Residentes (MIR) durante sus cinco años de especialidad, así como la tutorización de los estudiantes de Medicina que realizan sus rotatorios. Paralelamente, la gestión de ensayos clínicos exige una dedicación administrativa y técnica constante. "Tenemos que cumplimentar la documentación necesaria para el ensayo", explica Fonseca, señalando la dificultad de compatibilizar estas tres facetas —asistencial, docente e investigadora— en la agenda diaria de los facultativos.