Los agentes medioambientales de la Junta han certificado la autoría del siniestro, que afecta a un ganadero que ya ha sufrido numerosas pérdidas por la fauna salvaje en los últimos años
La inquietud vuelve a instalarse entre los profesionales del sector primario de la comarca de Vitigudino. El lobo ha protagonizado un nuevo ataque en la localidad de Bogajo, cebándose en esta ocasión con la explotación de Manuel Román González. El balance provisional del siniestro arroja la muerte de ocho ovejas y varios animales heridos de diversa consideración, en lo que supone un duro golpe económico y moral para esta familia ganadera.
Los hechos se descubrieron durante la jornada de este lunes, cuando el propietario de la explotación y su hijo acudieron, como cada mañana, a revisar una de sus parcelas donde pastaba un rebaño de ovino de carne compuesto por 89 cabezas. Al llegar al terreno, se encontraron con un escenario desolador.
Según han relatado los afectados, la imagen que ofrecía la parcela era dantesca, con cadáveres esparcidos por diferentes puntos del recinto. De las ocho ovejas muertas, tres aparecieron en el interior de una charca, presumiblemente ahogadas o atacadas mientras intentaban huir del depredador. Los cuerpos de las otras cinco ovejas se encontraban dispersos por el resto de la parcela y habían sido devorados prácticamente en su totalidad por los buitres, lo que evidencia la rapidez con la que actúan las aves necrófagas tras este tipo de incidentes.
Tras el aviso a las autoridades competentes, los agentes medioambientales de la Junta de Castilla y León se personaron en la finca para inspeccionar los cadáveres y el entorno. Tras las pertinentes comprobaciones, han certificado oficialmente que las muertes han sido provocadas por un ataque de lobo.
Además de las ocho bajas confirmadas, el ataque ha dejado graves secuelas en el resto del rebaño. Entre los animales supervivientes se encuentra un carnero semental con heridas de tal gravedad que, según las estimaciones del propio ganadero, es muy probable que no sobreviva. Asimismo, otra oveja presenta mordeduras y lesiones diversas que requieren atención.
El perjuicio económico va más allá de la pérdida directa de los animales. La mayoría de las bajas corresponden a ganado joven y algunas de las ovejas estaban preñadas, lo que supone una merma significativa en la producción futura. A esto se suma el estrés sufrido por el resto del rebaño —compuesto por casi 90 animales—, una situación que hace temer que se produzcan abortos en los próximos días, una consecuencia habitual tras el pánico que genera la presencia del lobo.
Lamentablemente, esta no es una situación nueva ni para la localidad de Bogajo, donde se han registrado otros incidentes en el último año, ni para el propio Manuel Román. Este ganadero acumula un largo historial de pérdidas provocadas por la fauna salvaje en su explotación. Cabe recordar el grave suceso de enero de 2016, cuando sufrió la pérdida de 32 ovejas en un único ataque masivo.
Apenas unos meses después de aquel incidente, en abril de ese mismo año, el lobo volvió a actuar matando a un becerro de su propiedad. La presión sobre su ganadería continuó posteriormente, registrándose nuevos ataques con la pérdida de varias ovejas tanto en noviembre de 2017 como en febrero de 2018. Este nuevo episodio pone de manifiesto, una vez más, la difícil convivencia entre la ganadería extensiva y la expansión del lobo en la zona de Las Arribes.