El desembarco de cargos del PSOE en Salamanca este fin de semana ha sido un mero ejercicio de autobombo, que ha acabado sin ningún anuncio de inversión para una provincia muy necesitada de inversiones.
Este fin de semana los aires preelectorales de las autonómicas han llevado a que el PSOE haya reunido a buena parte de su plana mayor en Salamanca para desarrollar su denominada ‘Escuela de Gobierno’. En ella, diversos cargos socialistas tanto del Gobierno central como autonómicos o locales han intervenido, básicamente para convencerse a sí mismos y a sus correligionarios de lo buenos que son.
Y es que, a pesar de haber desembarcado en Salamanca ministros del Gobierno central para este acto del PSOE, podría decirse que respecto al beneficio para la provincia en realidad han venido para nada. Porque podían haber aprovechado a anunciar algún compromiso con Salamanca, más teniendo en cuenta que el gran deudor con la provincia, Óscar Puente, estaba entre los intervinientes, pero ni un guiño en cuanto a inversiones.
Ni el impulso a la línea ferroviaria de la Ruta de la Plata, ni la mejora integral de la A-66 y A-62 en la provincia, ni recuperar los servicios de viajeros de tren en Ciudad Rodrigo, ni fechas para el enlace de Buenos Aires, ni para finalizar la electrificación entre Salamanca y Fuentes de Oñoro... Y ya no hablemos de construir la Ronda Este de Salamanca, de implicarse en el desarrollo del Puerto Seco, del nuevo cuartel de la Guardia Civil de Ciudad Rodrigo o de construir el puente internacional de Masueco, etc.
Nada. Los jerifaltes del PSOE básicamente vinieron a que les aplaudiesen sus inferiores en el organigrama del partido, que no se atrevieron a alzar la voz ante la falta de compromiso con los proyectos para Salamanca que dependen del Gobierno central. En los discursos hubo, eso sí, las clásicas alusiones genéricas a luchar contra las injusticias y las desigualdades, pero parece que cuando se trata de Salamanca o de la Región Leonesa eso se olvida y prefieren favorecer a las regiones ricas, dejando para los vecinos del oeste del país la solución de emigrar.
En este aspecto, se echó en falta que, al tomar la palabra el peñarandino Fran Díaz, no dijese nada de los proyectos que arrastran retraso o falta de ejecución en la provincia por parte del Gobierno para exigir mayor compromiso. Pero claro, quizá eso hubiese frustrado la pretensión que se rumorea de que aspira a ser procurador en las Cortes en las próximas elecciones autonómicas. Y para ello, mejor hacer bueno el dicho de que “la burra hay que atarla donde diga el amo, aunque se ahorque”.
Y es que la premisa era clara este fin de semana en la convención socialista en Salamanca. A la Escuela de Gobierno se iba a echar piropos y aplaudir a Óscar Puente, a Ana Redondo, a José Luis Rodríguez Zapatero, a Iratxe García… Y por supuesto, al señor 'castillaleón' Carlos Martínez, que pretende gobernar una comunidad autónoma cuyo nombre se le atraganta una y otra vez, con grandes dificultades para pronunciar la “y” que une los nombres de las dos regiones que la forman. Eso sí, no faltó tras él en la pantalla un banderón de esta comunidad con la que casi nadie se identifica, pero algo de nacionalismo ‘castellanoleonés’ también tocaba hacer por parte del PSOE en el acto, faltaría más.
Al menos, esta vez nos libramos de que hiciese de nuevo gracietas sobre la regionalidad leonesa. Quizá le impuso demasiado reírse del Reino de León al estar en la que, quien fuera cronista de Salamanca, Luis Getino, calificó como “la capital espiritual de la Región Leonesa desde los tiempos de Alfonso IX”.
O quizá Carlos Martínez tuvo una pesadilla precisamente con Alfonso IX de León, en la que este salía del medallón de la Plaza Mayor espada en mano a reclamar respeto para su Reino de León, para nuestro Reino de León, del que ubicó su Estudio General en Salamanca en 1218, nuestra ocho veces centenaria universidad.
Y es que la procesión de cargos socialistas vino para no comprometer inversión alguna para la provincia, en un ejercicio de mero autobombo y autocomplacencia sin espacio para la autocrítica. Una visita de ministros a una provincia necesitada de inversiones que acabó en nula tajada para Salamanca, una vez más. Vamos, que vinieron ‘pa na’, y ya se sabe que venir ‘pa na’, es tontería. Otra oportunidad perdida para nuestra maltrecha provincia.