SOCIEDAD
Actualizado 22/11/2025 12:38:44
Redacción

El estudio, basado en 490 encuestas, concluye que el empleo es un factor protector clave al proporcionar independencia económica y reforzar la autoestima, reduciendo así el riesgo de revictimización.

La falta de un empleo no solo supone un problema económico, sino que se convierte en un factor de riesgo emocional y físico para las mujeres que sufren maltrato. Según los datos publicados, la inmensa mayoría de las víctimas experimenta una mayor vulnerabilidad y aislamiento cuando se encuentra en situación de desempleo, lo que dificulta romper el vínculo con su agresor. El trabajo se perfila, por tanto, como un elemento protector indispensable para la recuperación.

Este análisis se desprende de la 13ª edición del informe 'Violencia de género y empleo', elaborado por el Observatorio de la Vulnerabilidad y el Empleo de la Fundación Adecco. El estudio, presentado en el marco del próximo Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer (25 de noviembre), se basa en una encuesta realizada a 490 mujeres que están superando procesos de violencia de género, de las cuales el 53 % busca empleo activamente y el 47 % ya ha conseguido acceder al mercado laboral.

Los datos evidencian una correlación clara entre la dependencia económica y el inicio del maltrato: el 67,8 % de las encuestadas no tenía trabajo cuando comenzaron las agresiones. Esta falta de recursos propios y de independencia financiera complica la detección temprana de la violencia y dificulta la interposición de denuncias.

El empleo como escudo contra la revictimización

El informe destaca el papel transformador que juega la inserción laboral en la vida de las supervivientes. El 72 % de las mujeres que han logrado acceder a un puesto de trabajo considera que este hecho reduce drásticamente la probabilidad de volver a sufrir una situación de violencia. Los motivos principales que citan son:

  • El refuerzo de la autoestima (señalado por el 87,5 %).
  • La adquisición de estabilidad económica (84,2 %).
  • La creación de una red de contactos y apoyo social más amplia (69,1 %).

"El empleo sigue siendo el recurso por excelencia para que las mujeres recuperen su seguridad, autonomía y capacidad para pedir ayuda, al proporcionarles independencia económica y una red social que refuerza su confianza y proyecto de vida", ha explicado la directora de Inclusión de Fundación Adecco, Begoña Bravo.

La violencia económica como herramienta de control

El estudio profundiza en cómo los agresores utilizan el dinero como mecanismo de sometimiento cuando la víctima carece de ingresos propios. Un 68,4 % de las mujeres desempleadas afirma haber sufrido amenazas o presiones económicas. Estas coacciones incluyen desde el racionamiento del dinero para gastos básicos hasta el boicot activo a la búsqueda de empleo, como ocultar documentación, apagar el teléfono móvil o impedir la asistencia a entrevistas de trabajo.

Bravo ha destacado que cuando existe dependencia económica, la pareja puede ejercer un "mayor control", por lo que el empleo se convierte en una vía necesaria para "recuperar la dignidad".

Barreras y cronificación del paro

A pesar de la importancia de trabajar, las víctimas se enfrentan a obstáculos significativos. El informe alerta sobre la cronificación del desempleo: casi la mitad de las mujeres víctimas que buscan trabajo (49 %) lleva más de un año intentándolo sin éxito.

Entre las principales barreras para acceder al mercado laboral identificadas en el estudio figuran:

  • Desconocimiento sobre cómo plantear la búsqueda de empleo (65,3 %).
  • Baja autoestima (64,2 %).
  • Responsabilidades familiares y de cuidado no compartidas (51,7 %).
  • Miedo a ser localizada por el agresor en el puesto de trabajo (46,4 %).
  • Brecha digital y control de las comunicaciones por parte del agresor (35 %).

Estas dificultades provocan que muchas mujeres opten por la cautela, llegando a ocultar periodos de inactividad en sus currículos para evitar preguntas incómodas o discriminación, ya que temen ser identificadas como "víctimas" y asociadas a prejuicios sobre fragilidad o conflictividad laboral.

Para combatir esta realidad, la Fundación Adecco mantiene activo el programa #EmpleoParaTodas, que en el último año ha acompañado a 1.228 mujeres en su proceso de inclusión mediante orientación, formación e intermediación con empresas.

El director general de la Fundación, Francisco Mesonero, ha concluido haciendo un llamamiento al tejido empresarial y a las administraciones para "erradicar los prejuicios que aún las estigmatizan y garantizar entornos laborales inclusivos".

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