OPINIóN
Actualizado 20/11/2025 08:29:44
José Luis Zunni

Nuestra imagen de portada es un fotograma de la película “Bailando con lobos” (1990) producida y dirigida por Kevin Costner.

Según mis amigos soy un cinéfilo además de un bibliófilo, que es para mí un distinguido cumplido. Si algo me han aportado tanto los buenos libros como las películas que han destacado, es cierta inspiración y esa chispa de entusiasmo para iniciar un artículo.

Es que determinadas temáticas que tanto los ensayos, como la narrativa o la novela histórica, autobiografías, etc., del mismo modo que el séptimo arte, nos hacen el favor de “refrescarnos la memoria”. Pero, además, son parte del testimonio de la cultura de una época, entran a formar parte del conocimiento colectivo, amplían las fronteras del saber, muy especialmente como en el caso que les comento hoy, se refieren a hechos terribles que históricamente han ocurrido y que una película como Dances with wolves (Bailando con lobos) hacen un revisionismo histórico riguroso.

Y en esta ocasión, tuve ocasión de visionar un documental de Biography Channel sobre cómo se realizó “Bailando con lobos”, porque en dos capítulos con entrevistas a muchos de los protagonistas (productores, actores, personalidades diversas, etc.) pone de manifiesto dos de las virtudes más valoradas de los buenos líderes: el coraje y la determinación. No solo en su gestión liderando una producción compleja que duró meses, sino su tenacidad para contar la verdad de lo que había ocurrido con las tribus nativas norteamericanas.

Me sorprendió positivamente un aspecto de la personalidad de Costner que desconocía: su capacidad de resistencia. Porque cuando él contó en su mano con el guion que su amigo Michael Blake le escribió, fue de estudio en estudio y sistemáticamente todos los productores rechazaban el proyecto.

Era 1989 y durante más de diez años, en particular toda la década de los 80, ninguna película del género western se había realizado en Hollywood. La respuesta inmediata es que no veían que una película de este género y con un director debutante como Costner, pudieran cosechar éxito alguno.

Entonces él y su coproductor y amigo Wilson, reunieron todo lo que tenían disponible, 75.000 dólares, para poder dar los pasos previos y convencer a productores nacionales y extranjeros de por qué este western iba a ser diferente.

El presupuesto total era de 17 millones de dólares, de los cuales habían logrado reunir 7 gracias a que por fin la productora Orion creyera en el proyecto. Su director ejecutivo decía que habían tenido dos películas de éxito con Kevin Costner como actor: “No way out” y “Los búfalos de Durham”. Esto les daba cierta confianza. Por tanto, pusieron el dinero y ya había que empezar a preparar lo que se llama pre- producción, que es más costoso en tiempo y dinero de lo que parece.

Es que la novela trataba de los indios suix dakota, por lo que tuvieron que buscar una de las pocas personas (profesora del idioma indígena dakota y que lo primero que hiciera fuera traducir el guion). Todos los diálogos en idioma dakota de la película están supervisados por esta lingüista (la más importante de Estados Unidos en ese idioma).

También había que recrear todo el vestuario de hace más de cien años y lo más importante, la localización, ya que la novela hablaba de manadas de bisontes, una especie casi en extinción en América del Norte.

El productor Wilson explicaba a Biography Channel que recorrió de sur a norte por el centro del país, palmo a palo el territorio, pero al llegar a las praderas de Dakota del Sur encontró por fin los bisontes.

Pero estaban lejos aún de los 17 millones, así que tenían que seguir buscando inversores. Ahí fue cuando a Wilson se le ocurrió hacer unas tomas con Kevin Costner vestido con el típico traje azul del séptimo de caballería y la de otros actores que interpretaban a nativos siux dakotas. Entonces pusieron las imágenes a disposición de productores y distribuidores europeos, que finalmente sumados a otros nacionales, llegaron a balancear el déficit presupuestario que tenían hasta la fecha.

Las películas típicas de indios y vaqueros habían tenido actores blancos que interpretaban a nativos americanos. Costner desterró esta idea desde el vamos. Quería hacer una auténtica biografía y tardó tiempo, pero encontró a descendientes directos de los siux dakotas, los que no hablaban su idioma de sangre, así que tuvieron que aprender los diálogos como el resto de actores.

Las entrevistas de Biography Channel a diversos productores, pone en evidencia que Costner les había convencido porque estaba mostrando otra cara, quizás la que nunca se había mostrado. El lado humano y familiar de los nativos americanos que siempre habían sido estigmatizados como salvajes y violentos.

Costner demuestra que su visión (la de un auténtico líder) como nuevo realizador es la de hacer un revisionismo histórico y contar la otra verdad, la barbarie con la que los soldados de Estados Unidos actuaron en contra de esos a quiénes consideraban salvajes y que no tenían derecho a las tierras que poseían.

Tal es el perfeccionismo de Costner como realizador, que los consejos de especialistas para hacer las escenas con los lobos, era que utilizaran lo que se llama híbridos (mitad perro mitad lobo), pero él se negó diciendo que la película se llama “Bailando con lobos” y que la gente que iría al cine iba a ver lobos. Esto demoró como 15 días el ritmo de rodaje, justamente por las dificultades que presentaban los dos lobos que habían contratado propiedad de un entrenador y que sus movimientos eran casi impredecibles. Pero lo hicieron y salió bien.

El rodaje tuvo otro factor incierto como la meteorología, porque en Dakota del Sur las inclemencias climáticas como nieve, frío y lluvia presentan habitualmente condiciones adversas.

El equipo de Kostner trabajó durante 6 meses en la región, lo que sumado a otros imponderables hizo que el presupuesto se agotara y tuviese Costner que renunciar a su salario de 3 millones de dólares que, sumados a nuevos aportes de los productores, pudieran terminar la película.

Se estrenó en noviembre de 1990 y en marzo del 91, la Academia de Hollywood premió el trabajo de Costner con siete Oscars, entre ellos tres de los más importantes: película, dirección y guion.

Para los que no habían tenido ocasión de conocer estos entresijos en la producción de esta película, entiendo que resulta de interés ver cómo Kevin Costner no se resignó a hacer una película de bajo presupuesto, ni en estudios, porque todas las 5 hrs. y media originales (500.000 metros de celuloide) están rodadas en escenarios naturales. Finalmente, la película quedó en 2 hrs 20 minutos y Costner decía a Bigography Chanel que cada vez que tenían que recortar metraje era como si le quitaran un brazo o una pierna.

La visión de Costner como líder empresarial fue tan clara como los números la confirman: costó poco más de 17 millones de dólares, recaudando en Estados Unidos 182 millones y 450 millones en total en todo el mundo. Costner había puesto 3 millones, pero finalmente cobró su parte como productor que le significó 40 millones de dólares.

Pero hoy además de su capacidad y tenacidad que lo confirman como un líder auténtico, quiero resaltar dos o tres cuestiones de esta hermosa historia de amor que es “Bailando con lobos”: la despedida que los siux dakota, su cacique y su círculo íntimo de amigos en la tribu, le dan a Costner (que le llamaban “bailando con lobos” por su encuentro permanente con estos animales en su puesto de vigilancia del ejército). Cuando Costner alerta de que los soldados americanos van detrás de él y no quiere perjudicar a la tribu, por eso decide emigrar, el jefe siux le dice: “el ejército busca al teniente Dunbar, pero ese teniente no existe, es otra persona, porque tú eres ahora “bailando con lobos””. Porque los seres humanos somos como somos debiendo gran parte a nuestro entorno, a dónde hemos crecido y en el caso de esta historia, a dónde el teniente Dunbar se había integrado definitivamente.

No puedo dejar de cerrar este alegato por el buen liderazgo, pero especialmente por el respeto a los derechos humanos que sistemáticamente y lamentablemente, vemos de manera constante violar en guerras como la aún vigente de Ucrania, como también relata la historia de Costner que se violaron en el siglo XIX en Estados Unidos en contra de los aborígenes de las diversas regiones que el hombre blanco iba conquistando.

La voz en off en la última escena destaca lo que Costner quiso mostrar al público norteamericano: que la historia era otra.

“13 años después sus hogares quedaron destruidos, sus búfalos exterminados, el último grupo de siux libre fue sometido a la autoridad del hombre blanco en el fuerte Robinson, Nebraska, la magnífica cultura de los caballos de las llanuras se extinguió y la frontera americana pronto pasaría a la historia”.

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