OPINIóN
Actualizado 17/11/2025 10:34:40
María Jesús Sánchez Oliva

Por fin el presidente francés tuvo que ingresar en prisión por motivos de corrupción. Los medios de comunicación informaron al detalle de sus condiciones en el centro penitenciario. Más que a cumplir una condena de cinco años si mal no recuerdo ahora, parecía que lo habían invitado a hacer un crucero para que se fuera haciendo a la idea poco a poco y la estancia no le dejara secuelas de traumas, depresiones, etc.

Más que una celda, disponía de una habitación por la que podía pasear a sus anchas, tanto con luz natural como con corriente eléctrica, un cuarto de baño individual, dos escoltas que ejercían de ángeles custodios de noche y de día, comer, por si las moscas que el miedo es libre, solo comía lo que él se compraba y, por supuesto, no tenía contacto con el resto de los presos.

No sé si esto era para que los penados no aprendieran de sus malas mañas, o si era para evitar que él les diera más lecciones de las que ya sabían, supongo, y para llegar a esta conclusión no hace falta pensar con la cabeza entera, que sería para impedirle agresiones físicas o verbales, algo que podía suceder, porque, si es indignante que un ciudadano desvalije a otro, es más indignante que sea un gobernante quien desvalije a los ciudadanos, entre otras cosas porque les pagan un sueldo que les permite vivir muy bien.

De todos modos ya ha podido decirle adiós a todos sus miedos. Sus abogados recurrieron inmediatamente y tres semanas después ha salido de la cárcel para cumplir condena en su casa. Total, señor presidente o lo que sea ya, que lo de fraternidad y libertad puede que sea verdad, pero lo de igualdad usted lo ha dejado claro: es una falacia.

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