Conviene apostar por equipos de bajo consumo y funcionamiento silencioso, con balas que puedan manipularse con seguridad por una o dos personas, sin necesidad de grandes medios mecánicos adicionales.
El pico de consumo navideño ya está aquí: más envíos, más cajas, más film y más vidrio. Para muchos negocios de Salamanca, la diferencia entre un diciembre tranquilo y otro con posibles problema con los vecinos está en cómo gestionan el cartón y los plásticos en la trastienda.
El Ayuntamiento organiza el servicio municipal de recogida (directamente o mediante una empresa concesionaria), pero cada establecimiento es responsable de separar correctamente sus residuos y de entregarlos en el lugar y horario que le corresponda (contenedores municipales o gestor autorizado, según el tipo de envase).
Tal y como recogen la Ordenanza de Gestión de Residuos Sólidos y Limpieza Viaria del Ayuntamiento de Salamanca (artículos 14, 16, 21, 22 y 24) y la Ley 7/2022, de residuos y suelos contaminados para una economía circular (artículos 20 y 25), supermercados, hoteles, restaurantes con cocina activa, comercios medianos y pymes industriales ligeras, la obligación no se limita a “tirar la basura donde toque”. La normativa y las ordenanzas municipales les exigen varias cosas muy concretas:
Primero, separar los residuos por fracciones: cartón y papel por un lado, envases ligeros (plástico, latas, briks) por otro, vidrio aparte, orgánica en recipientes cerrados, y los residuos especiales (aceite usado, RAEE, tóxicos) siempre a través de un gestor autorizado. No vale mezclar “porque no cabe”: si se mezcla, el responsable sigue siendo el establecimiento.
Segundo, respetar los horarios y puntos de entrega fijados por el Ayuntamiento. En Salamanca, esto significa sacar los residuos solo dentro de la franja permitida y nunca dejarlos en la vía pública fuera de los contenedores habilitados. Si el contenedor está lleno o ese día no hay servicio, la obligación no desaparece: el negocio debe guardar temporalmente el residuo en su propio local, en condiciones higiénicas y de seguridad, hasta la siguiente recogida o hasta que lo retire su gestor privado.
Tercero, mantener el interior del establecimiento y las zonas comunes en condiciones de limpieza y seguridad. Esto incluye no bloquear salidas de emergencia, pasillos ni montacargas con cajas de cartón o sacos de plástico, y evitar acumulaciones que puedan generar olores, plagas o molestias en la comunidad.
Además, en Salamanca conviene recordar dos referencias útiles:
Por último, muchos de estos negocios tienen contrato con una empresa de recogida o con un sistema de gestión de envases que factura en función del volumen o de la frecuencia de retirada.
En ese contexto, la combinación de obligaciones de separación y tasas al alza convierte el volumen de envases en el enemigo silencioso de la rentabilidad, y obliga a plantearse cómo reducirlo sin perder espacio ni tiempo. En la práctica, en palabras de un técnico de Mil-tek, a los negocios les interesa reducir volumen para bajar frecuencias de retirada y evitar desbordes. Esto se puede conseguir gracias a una embaladoras de residuos, pues estas máquinas pueden reducir el volumen de los deshechos en más de un 90% según el marterial.
En un supermercado o en una tienda mediana que recibe mercancía casi a diario, el cuello de botella suele estar en el cartón y el film que llegan con cada palé. En estos casos, encaja una prensa vertical compacta para cartón y plásticos situada junto al muelle de carga o en la zona de reposición. La rutina es sencilla: se descarga, se abre la caja, se coloca el material en la cámara y, al final del turno, se ata la bala y se deja lista para su retirada.
En hoteles y restaurantes con cocina activa, el reto principal es la falta de espacio y la necesidad de mantener un entorno higiénico. Aquí tiene sentido una unidad preparada para trabajar en cocinas, con acabado inoxidable y funcionamiento silencioso, ubicada cerca de la zona de preparación. Así se evita ir acumulando cajas y plásticos en pasillos o zonas comunes y se reduce el número de veces que el personal tiene que desplazarse con residuos por el interior del establecimiento.
En pymes industriales ligeras, donde el embalaje forma parte del proceso diario (por ejemplo, en agroalimentario, logística ligera o talleres de packaging), la mejor opción suele ser instalar la prensa junto a la propia línea de embalado. De este modo se minimizan los movimientos innecesarios, se mantiene el orden en el puesto de trabajo y se facilita el registro de las balas generadas.
En todos los casos, conviene apostar por equipos de bajo consumo y funcionamiento silencioso, con balas que puedan manipularse con seguridad por una o dos personas, sin necesidad de grandes medios mecánicos adicionales.