También se planteó la creación de un museo de artesanía local con taller incluido con material que posee el Ayuntamiento y al que la ciudadanía podría aportar piezas
Las Jornadas de Revitalización Comercial del Espacio Rayano Fortificado, organizadas por Afecir y el Ayuntamiento de Ciudad Rodrigo con fondos europeos del programa Interreg, alcanzaron en la tarde del jueves su momento de mayor concurrencia. A lo largo de la primera jornada —de las dos previstas—, las intervenciones fueron perfilando un horizonte compartido: la necesidad de tejer una identidad común para ambos lados de la frontera, una marca que dé nombre y sentido al territorio de La Raya.
El acto se abrió por la mañana con la intervención del alcalde de Ciudad Rodrigo, Marcos Iglesias, acompañado por el presidente de la Cámara Municipal de Almeida, Antonio Machado, y el presidente de Afecir, David Bernal. Tras la presentación institucional, comenzaron las ponencias, que ofrecieron un amplio recorrido por el pasado, el presente y las posibilidades de futuro del comercio rayano.
El profesor Alfonso Hortelano, de la Universidad de Salamanca, subrayó el valor de los edificios históricos como recurso patrimonial capaz de atraer visitantes y dinamizar la actividad económica local. Propuso aprovechar la arquitectura militar y el paisaje natural y cultural de la zona no solo como legado, sino como motor de desarrollo, integrando conservación y uso contemporáneo.
Por su parte, Eva Lahuerta, también de la Universidad de Salamanca, centró su intervención en las nuevas generaciones y su relación con el comercio digital. Recordó que vivimos en una sociedad saturada de estímulos publicitarios, por lo que resulta imprescindible crear experiencias y sensaciones que despierten el interés del visitante potencial. Detalló las características de las generaciones millennial (1981-1993), Z (1994-2010) y la incipiente Alfa (a partir de 2011), señalando cómo estas últimas influyen en las decisiones de consumo de sus predecesores, generación X (1969-80) o baby boomers ( 1949-68) . Apostó por una comunicación eficaz en la nube y una estrategia de contenidos que sitúe a Ciudad Rodrigo en el mapa digital.
Lahuerta advirtió también sobre los retos del turismo de paso, especialmente el procedente de países como China o Japón, que suele recorrer las ciudades en horarios comerciales cerrados, limitando su gasto al alojamiento o la restauración previamente contratada. “Debemos ofrecer motivos para detenerse, para entrar, para comprar”, apuntó.
El historiador y pintor Carlos García Medina ofreció un recorrido por la historia comercial de Ciudad Rodrigo desde la repoblación hasta nuestros días. Recordó la pujante industria de mediados del siglo IXX y XX, con fábricas de harina, luz, mataderos y una potente base ganadera y agrícola que abastecía los mercados locales. Habló también de los oficios artesanos —hojalateros, joyeros, cencerreros, curtidores— que fueron desapareciendo con el tiempo, y evocó los años del contrabando de café, bacalao, tabaco o wolframio, una forma de vida que, en su día, generó riqueza y fijó población a ambos lados de la frontera.
Para García Medina, el comercio moderno, surgido en los años ochenta y noventa, continúa siendo heredero de esa capacidad de adaptación, apostando por la renovación sin renunciar a la esencia: calidad, cercanía y confianza.
Un ejemplo de ello lo aportó Nazaret Blanco, directora del centro de FP que lleva su nombre. Al jubilarse su padre, reconvirtió su antiguo taller de mecánica en un moderno centro de formación profesional que atrae alumnos de toda España. Su experiencia fue recibida como un ejemplo de emprendimiento en el medio rural y de compromiso con la comarca rayana.
También intervino Gonzalo González, de la Ferretería Sertorio, quien encarna el relevo generacional en el comercio tradicional. Subrayó la importancia de la agilidad y la actualización constante: “Hay que viajar, asistir a ferias, intercambiar experiencias y mantenerse en la vanguardia de las necesidades del cliente”. En su opinión, vivimos inmersos en una “cuarta revolución industrial”, dominada hoy por la digitalización, pero sujeta a un cambio permanente para el que el comerciante debe estar preparado. González aprovechó para reclamar una mayor cooperación transfronteriza, advirtiendo de que las trabas burocráticas entre España y Portugal obstaculizan el comercio en zonas como La Raya. Pidió asimismo una descentralización institucional, que permita repoblar las zonas rurales con empresas y organismos públicos.
La voz portuguesa la aportó Dalila Días, representante de la Red de Aldeas Históricas de Portugal, quien explicó el éxito de esta iniciativa basada en la creación de una marca común que aglutina un conjunto de pueblos con historia. Días destacó cómo han sabido aprovechar su patrimonio medieval, su entorno natural y su cercanía a focos turísticos como Coimbra, integrando gastronomía, cultura y paisaje en un producto único. Esa marca, explicó, “ha logrado situarnos en el mapa y convertirnos en destino”.
De esa experiencia nació una de las principales conclusiones de la jornada: la necesidad de crear una marca compartida denominada “La Raya”, que sirva como paraguas para los productos y empresas de ambos lados de la frontera, ofreciendo prestigio y cohesión a un territorio con identidad propia.
El alcalde Marcos Iglesias retomó la palabra para proponer la creación de un museo de artesanía local y comarcal, que podría incluir un taller artesano ya en desuso. Señaló que el Ayuntamiento posee ya un taller completo de un antiguo joyero, con sus herramientas y piezas originales donados por la familia del artesano. La idea, todavía embrionaria, es solicitar la colaboración ciudadana guardada en casas o desvanes. “Haría falta un local digno, un espacio que diera prestigio a nuestros artesanos”, apuntó Iglesias.
La propuesta fue bien recibida por los asistentes, muchos de los cuales confesaron conservar piezas de alto valor sentimental, hoy relegadas al olvido por no encajar en los espacios contemporáneos. El proyecto, de concretarse, permitiría rescatar ese legado y darle visibilidad pública.
Las jornadas continuarán este viernes hasta las 14 horas, abiertas a todos los comerciantes y personas interesadas en la vida económica y cultural de La Raya, un territorio que, más que frontera, quiere convertirse en puente.